Hay dos situaciones que en mi modesta opinión deberían ser analizadas y contar con el marco legislativo adecuado:
1- La persona que libremente se niegue a recibir un tratamiento, sin el cual fallecerá con seguridad.
2- La persona que padece una enfermedad incurable que le produce un gran sufrimiento y solicita se le administre unos medicamentos que le producirán la muerte en unos minutos y le evitarán una dolorosa, y con frecuencia muy larga agonía.
Con frecuencia no se respeta la voluntad de la persona que está en la situación del punto 1.
Ciertamente, si una persona adulta está en su casa y se niega a ir al hospital a ser operada, se saldrá con la suya.
Pero es muy distinto el caso de la persona que está en un hospital siguiendo un tratamiento y que se ve sometida a una serie de intervenciones de las que apenas se le informa, con la finalidad de alargar su vida, a veces un par de semanas.
Casi podría definirse como ensañamiento médico, pues los doctores, con toda su buena voluntad, intentan poner todos los recursos de la ciencia para mantener con vida un organismo que se está despidiendo de este mundo.
Al final el paciente muere tras varias operaciones y tratamientos agresivos, en una UVI, conectado a máquinas, lleno de sondas por todas partes, completamente medicado, drogado y sin la posibilidad de morir conscientemente y en paz.
En cuanto a la persona que está en la situación 2, simplemente no se le ayuda en absoluto. Se le deja que sufra los meses que sean, dándole calmantes que finalmente no son eficaces, pues el organismo se adapta a ellos y los dolores son demasiado intensos como para soportarlo.
Me han relatado médicos especialistas en tratamiento del dolor, cómo llegan a poner dosis elevadísimas que matarían a una docena de caballos, y sin embargo no pueden calmar el dolor del paciente.
Este tipo de dolor existe, es relativamente frecuente en procesos oncológicos, y no se hace nada para evitar el sufrimiento de estas personas, obligándolas a paceder una muerte terrible.
Los calmantes ya no son eficaces, y se les tiene drogados, siendo incapaces de manifestar externamente su sufrimiento, pero este existe internamente, aunque la persona no grite.
En vez de morir en paz, las obligamos a morir de forma espantosa, por nuestra inacción.
Mi humilde opinión es que debería legislarse la eutanasia, para que puedan acogerse a ella las personas enfermas que así lo decidan.
Un abrazo
