El genocidio de Hiroshima

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Vitriol
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Re: El genocidio de Hiroshima

Mensaje por Vitriol »

Las bombas se lanzaron principalmente por dos motivos:

Primero: para demostrar a la Unión Soviética que los estados Unidos disponían ya del arma atómica, lo cual tendría no poca influencia en el plantemamiento de la recien nacida Guerra Fría.

Segundo: Porque era un oportunidad única para poder experimentar los efectos reales de una bomba atómica sobre una ciudad real. Por eso se escogieron Hiroshima y Nagasaki: porque eran ciudades de nula importancia estratégica que estaban intactas hasta entonces.

Es una historia muy parecida a la de Guernika: aniquilar una ciudad entera para probar la eficacia de una nueva arma.
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Mannaz
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Re: El genocidio de Hiroshima

Mensaje por Mannaz »

Todo muy bonito, pero yo me sigo preguntando.

¿Por qué seguimos recordando el pasado y no hacemos nada para mejorar el futuro?

Si, todo fue una pena. No es agradable ver morir cientos de civiles. Por cierto, el ataque a Pearl Harbour murieron civiles, algunos en hospitales supuestamente intocables en caso de guerra... vamos que ninguno de los dos lados eran corderitos. Si los japoneses tuviesen una bomba atómica ¿la habrían lanzado sobre New York, por ejemplo? Sinceramente, yo creo que si.

Pero ESO PASO Y PUNTO. Dejémonos de lamentar el pasado y CONSTRUYAMOS UN FUTURO MEJOR donde eso no se repita, que me da que mucha celebración, mucha pena......pero del futuro nada de nada.

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Aurora
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Re: El genocidio de Hiroshima

Mensaje por Aurora »

Querido hermano,
Creo que este tipo de hechos deben recordarse siempre, para que no se vuelvan a repetir.
El ser humano olvida muy rápidamente. Hay por ahí gente que niega el genocidio nazi, por ejemplo. Si no se conservasen los campos de concentración, los hornos crematorios, etc, si no se recueda lo que ocurrió, el nazismo parecería a muchos una opción honorable y seguiría extendiéndose aún más.
Si olvidamos lo que las bombas atómicas son capaces de hacer, seguirán fabricándose bombas atómicas.

Hoy en día hay un arsenal atómico capaz de destruir el planeta unas cuantas veces. Rusia y USA tienen varios miles de bombas atómicas cada uno, sin contar las de Inglaterra, Francia, China...
No creo en las "armas disuasorias". Si se tienen armas, se da la situación y un líder que considere justificado usarlas, se usarán contra la población civil y contaminarán al planeta con la radiación. Quienes mueran serán los más afortunados, pues quienes sobrevivan sufrirán enormemente.

Por eso creo necesario recordar el holocausto de Hiroshima y Nagasaki, porque aún hay armamento nuclear y necesitamos construir un futuro donde sea imposible que suceda esto:


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¡ DESARME NUCLEAR, YA !
TAF :wink:
Última edición por Aurora el Lun Ago 10, 2009 4:20 pm, editado 1 vez en total.
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Re: El genocidio de Hiroshima

Mensaje por Aurora »

Artículo publicado en su momento en el New Yorker y ganador del Premio Pulitzer,
Hiroshima, 6 de agosto de 1945
Escrito por John Hersey en 1946
Fuente : LE MONDE DIPLOMATIQUE. Agosto de 2005

A las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, el bombardero estadounidense Enola Gay lanzaba sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba nuclear de la historia. Era el fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la era atómica. La bomba mató al instante a cien mil personas, provocando formas desconocidas de sufrimiento humano. El testimonio de John Hersey, uno de los primeros periodistas extranjeros que llegó al lugar, fue publicado inicialmente en The New Yorker y es un clásico de los reportajes de guerra.

Esa mañana, antes de las seis, el día era tan luminoso y hacía tanto calor que la jornada se anunciaba tórrida. Unos instantes más tarde se oyó una sirena: su ulular durante un minuto anunciaba la presencia de aviones enemigos, pero su brevedad indicaba también a los habitantes de Hiroshima que el peligro no era grande. La sirena sonaba cada día a la misma hora, cuando el avión meteorológico estadounidense se acercaba a la ciudad.

Hiroshima tenía la forma de un ventilador: la ciudad estaba formada por seis islas separadas por los siete ríos del estuario que se ramificaban hacia el exterior, a partir del río Ota. Los barrios más poblados y comerciales ocupaban más de seis kilómetros cuadrados en el centro del perímetro urbano. Allí vivían las tres cuartas parte de sus habitantes. Varios programas de evacuación habían reducido considerablemente esa población, que había pasado de 380.000 personas antes de la guerra, a unas 245.000. Las fábricas y los barrios residenciales, al igual que los suburbios populares, se hallaban fuera de los límites urbanos. Al sur estaban el aeropuerto, los muelles y el puerto sobre el mar interior salpicado de islas (1). Una cadena montañosa cierra el horizonte en los tres lados restantes del delta.

La mañana había vuelto a ser apacible, tranquila, y no se oía ningún ruido de avión. Entonces, repentinamente, el cielo estalló en un flash luminoso, amarillo y brillante como diez mil soles. Nadie recuerda haber escuchado el menor ruido en Hiroshima cuando estalló la bomba. Pero un pescador que se hallaba en su barca, cerca de Tsuzu, en el mar interior, vio el resplandor y oyó una explosión terrible. Estaba a 32 kilómetros de Hiroshima y -según dijo- el ruido fue mucho más ensordecedor que cuando los B-29 habían bombardeado la ciudad de Iwakuni, situada a sólo ocho kilómetros.

Una nube de polvo comenzó a levantarse sobre la ciudad, ensombreciendo el cielo como en una suerte de crepúsculo. Un grupo de soldados salió de una trinchera; sus cabezas, pechos y espaldas chorreaban sangre; estaban callados y aturdidos. Era una visión de pesadilla. Sus rostros estaban completamente quemados, las cuencas de sus ojos vacías, y el fluido de sus ojos derretidos, corría por sus mejillas. Seguramente estaban mirando el cielo en el momento de la explosión. Sus bocas eran apenas llagas inflamadas cubiertas de pus.

Las casas ardían, mientras comenzaban a llover gotas de agua del tamaño de una bola de billar. Eran gotas de humedad condensada que caían del gigantesco hongo de humo, polvo y fragmentos en fisión que ya se alzaba varios kilómetros sobre Hiroshima. Las gotas eran demasiado grandes para ser normales. Alguien se puso a gritar: "Los estadounidenses nos bombardean con gasolina. Quieren quemarnos". Pero eran evidentemente gotas de agua, y mientras caían, el viento comenzaba a soplar cada vez más fuerte, posiblemente a causa de la formidable corriente de aire provocada por la ciudad en llamas. Árboles inmensos caían a tierra; otros, menos grandes, eran arrancados de raíz y lanzados al aire, donde el torbellino de un huracán enloquecido hacía girar restos dispersos de la ciudad: tejas, puertas, ventanas, ropa, alfombras...

Cerca de 100.000 de los 245.000 habitantes de Hiroshima resultaron muertos o con heridas mortales en el mismo instante de la explosión. Otros 100.000 quedaron heridos. Al menos 10.000 de esos heridos, los que aún podían desplazarse, se dirigieron al hospital central de la ciudad, que no estaba en condiciones de recibir semejante multitud. De los 150 médicos de Hiroshima, 65 habían muerto y todos los otros estaban heridos. Y sobre las 1.780 enfermeras, 1.654 habían resultado muertas o con heridas que les impedían trabajar. Los pacientes llegaban arrastrándose y se instalaban en cualquier lugar, agachados o acostados sobre el piso de las salas de espera, en pasillos, laboratorios, habitaciones, escaleras, en la entrada, en la puerta del garaje, en el patio, y aún afuera, hasta donde se alcanzaba a ver, en las calles en ruinas... Los menos afectados socorrían a los mutilados.

Familias enteras, con los rostros desfigurados, se ayudaban mutuamente. Algunos heridos lloraban, la mayoría de ellos vomitaba. Otros tenían las cejas quemadas, y la piel despegada en el rostro y en las manos. Había quienes, a causa del dolor, mantenían los brazos en alto como sosteniendo una carga con sus manos. Si se tomaba a un herido por la mano, la piel se despegaba en grandes pedazos, como si fuera un guante.


Horrores de corto y largo plazo


Muchos estaban desnudos o con la ropa hecha jirones. Las quemaduras, primero amarillas, luego se tornaban rojas, se hinchaban, y comenzaban a supurar, exhalando un olor nauseabundo. Sobre algunos cuerpos desnudos, las quemaduras habían dibujado las líneas de la ropa que llevaban. Sobre la piel de algunas mujeres podía verse el dibujo de las flores de su kimono, ya que el blanco había reflejado el calor de la bomba mientras que el negro lo había absorbido contra la piel. Casi todos los heridos caminaban como sonámbulos, con la cabeza erguida, en silencio y con la mirada perdida.

Todas las víctimas quemadas o expuestas a la explosión, habían recibido dosis de radiación mortales. La radioactividad destruía las células, provocaba la degeneración de su núcleo y rompía sus membranas. Quienes no murieron inmediatamente o no resultaron heridos, no tardaron en enfermarse. Tenían náuseas, fuertes dolores de cabeza, diarrea, fiebre; síntomas que duraban varios días. La segunda fase comenzó diez o quince días después de la bomba: primero comenzaban a perder el cabello, y luego vinieron diarreas y accesos de fiebre de hasta 41°.

Entre veinticinco y treinta días después de la explosión aparecían los primeros problemas sanguíneos: las encías sangraban y el número de glóbulos blancos disminuía dramáticamente, a la vez que se rompían los vasos sanguíneos de la piel y de las mucosas. La baja de glóbulos blancos reducía la resistencia a las infecciones; la más mínima herida necesitaba semanas para cicatrizarse, y los pacientes desarrollaban persistentes infecciones de la garganta y de la boca. Luego de la segunda etapa -si el paciente aún sobrevivía- aparecía la anemia, la baja de glóbulos rojos. En esa fase, muchos enfermos murieron por infecciones pulmonares.

Todos aquellos que habían decidido descansar luego de la explosión tenían menos posibilidades de enfermarse que quienes se mostraron muy activos. Era raro que cayeran los cabellos grises. Pero el aparato reproductor resultó afectado de modo duradero: los hombres se volvieron estériles, todas las mujeres embarazadas abortaron, mientras que las que estaban en edad de procrear constataron que su ciclo menstrual se había detenido.

Los primeros científicos japoneses llegados al lugar pocas semanas después de la explosión comprobaron que el flash de la bomba había aclarado el color del cemento. En ciertos lugares, la bomba había impreso la sombra de los objetos iluminados por su resplandor. Así, los expertos hallaron fijada sobre el techo de la Cámara de Comercio la sombra que había dejado la torre del edificio. También se encontraron siluetas humanas recortadas contra las paredes, como negativos fotográficos. En la zona central de la explosión, sobre el puente cercano al Museo de Ciencias, un hombre y su carro quedaron proyectados como una sombra bien definida, en la que puede verse al personaje dispuesto a azotar a su caballo en el momento en que la explosión literalmente los desintegró.



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Silueta de un habitante de Hiroshima y una escalera al quedar vaporizados por la bomba atómica
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Re: El genocidio de Hiroshima

Mensaje por Mannaz »

Q.·.H.·.

Lamento comunicarte que la guerra nuclear no es, hoy en dia, la peor opción. Existen armas mucho más peligrosas que las nucleares. Por poner un ejemplo hablemos de guerra biológica. y, lamentablemente no es la única.

Se ha experimentado con cañones de ondas de sonido, de onda térmica y un largo etc donde los conocidos bunker nucleares no servirían de nada en absoluto.

No Q.·.H.·., con todo ser honorable recordar el pasado, no es ahora el tiempo de ello (YA LO SERA); es tiempo de que todas estas nuevas opciones de guerra sean también conocidas por la gente para poder pararlas a tiempo.

Durante el 11-S y meses después, el gran miedo de los EEUU no era que les tirasen una bomba nuclear en su pais los de Al-Kaeda; era que algun terrorista de eses cosiguiese, por ejemplo, introducir algún virus, bacteria etc, mortal en el suministro de agua de alguna ciudad. Algo tan simple como dejar caer un tubo de ensayo en el lugar adecuado y esperar unos dias a que el "bichito" modificado en laboratorio infectase y acabase por exterminar a todo quiste.

Sinceramente, el miedo nuclear, con ser serio, es hoy dia bastante menos preocupante que otras opciones.

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Re: El genocidio de Hiroshima

Mensaje por Vitriol »

Pienso que todas las armas de destrucción masiva merecen el mismo juicio, y que el aniversario de las bombas de Hiroshima y Nagasaki es una buena oportunidad para exigir una vez más su desaparición.

Creo tambien que es especialmente bueno y sano recordar que fueron los aliados, los teóricamente "buenos" de la película, los que perpetraron esa atrocidad, a pesar de que sabían que Japón ya había lanzado una oferta de rendición pocos días antes. Y que poco antes se había cometido exactamente la misma barbaridad en suelo alemán con armas convencionales, en Dresde. Japon y Alemania, una vez desprovistas de defensa antiaerea eran magnificos "laboratorios" en los que probar nuevas armas.

No hemos de permitir que los vencedores del conflicto reescriban la historia. Unos fueron los que sufrieron, y otros distintos, los que medraron a su costa.
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