Catedral de Burgos, rosetón

Tomado de
http://arssecreta.com/?p=550
Que siempre ha habido masones católicos, lo reconoce la misma Iglesia Católica.
En una web católica, claramente antimasónica, se publica un extenso trabajo de 7 páginas titulado: "El Diálogo Cristiano-Masónico en el siglo XX". Trata sobre los intentos que ha habido de reconciliación y entendimiento entre la Iglesia Católica y la Masonería.
En la 2ª página leo lo siguiente:
http://www.conviccionradio.cl/mundialis ... -xx/2.html
La terrible presión ejercida desde medios masónicos sobre la Iglesia a partir de 1938, como estamos viendo, a favor de una «reconciliación» sui generis, en la que la Iglesia cediese en todo y la Masonería en nada, empezaba a abrir brecha en los hasta entonces impenetrables muros del Vaticano, poco antes de que el agudo periodista Mino Pecorelli difundiese, como hemos visto, y en fecha posterior (el año 1978) una copiosa lista de los miembros de la Jerarquía católica y de la Curia romana que pertenecían a la secta de los Hijos de la Viuda, es decir, reconociera con nombres y apellidos nada o mal desmentidos una poderosa infiltración masónica en el seno de la Iglesia católica, lo cual por cierto no era nada raro desde el mismo siglo fundacional de la Nueva Masonería, el siglo XVIII.
Es decir, había una gran lista de miembros de la jerarquía católica y de la Curia romana masones. Es una página católica, un trabajo hecho por católicos.
En esta imagen de una Logia en Viena podemos ver al menos un prelado en la derecha del cuadro. Es de un autor anónimo de fines del siglo XVIII
El artículo continúa citando a Ferrer (Benimelli), historiador fiable donde los haya, y jesuíta para más señas, en el que cita al cardenal Semper que reconocía la existencia de Masonerías que no van en contra de la iglesia católica:
El cardenal Seper, preparado ya el terreno en esos sondeos de monseñor Miaño -sigue informando el padre Ferrer-, publicó un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, «fechado el 19 de julio de 1974, en el que por primera vez desde la excomunión de 1738 (Clemente XII) admitía públicamente la existencia de Masonerías exentas de contenido contrario a la Iglesia y por tanto sobre las que su pertenencia (sic) no llevaba consigo la pena de excomunión. Dicho de otro modo, se reconocía que la excomunión lanzada hacía dos siglos -y renovada de forma reiterativa durante el período que llevó a la unificación italiana con la pérdida de los Estados Pontificios- tenía su explicación en un contexto de problemas políticos y de luchas religiosas» (Ibíd.).
Ferrer nos aclara que ese viraje del cardenal Seper figuraba en una carta dirigida a los presidentes de varias conferencias episcopales interesadas y fue renovado en una carta posterior a la Conferencia Episcopal Brasileña. Ferrer, con ánimo triunfalista, apostilla que una gran parte de las Conferencias episcopales interesadas en el problema proclamaron la compatibilidad de Iglesia y Masonería basándose en las cartas del cardenal prefecto, con la única condición de que las logias a las que determinados católicos dieran su nombre no «maquinaran» contra la Iglesia católica, lo cual, naturalmente era el caso de la mayoría de ellas. Asunto zanjado, pues.
El artículo no tiene desperdicio si tienen la paciencia y el tiempo de leerlo, pues a mi modo de ver deja muy claro que la fractura entre Iglesia Católica y Masonería es tan débil que cualquier día puede desaparecer, pues su fundamento es la libertad que la Masonería deja al masón para creer o no creer.
La sorpresa final en la página 4:
http://www.conviccionradio.cl/mundialis ... -xx/4.html
¿UN SACERDOTE MASÓN BEATIFICADO?
9. La prensa de 1981, por instigaciones masónicas, informó de forma sensacionalista que la Santa Sede había beatificado en 1955 al padre Juan María Gallot, párroco de Laval en Francia y, según se repitió, miembro de la Masonería. La secta trataba de confirmar de esa forma la compatibilidad entre Iglesia y Masonería (Suchecki, p. 106)
El 20 de septiembre de 1981, el diario oficial del Vaticano, en su edición semanal inglesa, salía al paso de esa noticia. Aseveraba, en primer lugar, que la pertenencia del padre Gallot a la Masonería regular distaba mucho de considerarse probada; pero que su martirio en la guillotina en 1794, por mantenerse firme en su fe, hubiera lavado por sí mismo cualquier culpa anterior, incluso la pertenencia eventual a una obediencia masónica.
Notre Dame, Templo católico construído por masones
Después de leer esto, seguí investigando sobre el Beato Padre Gallot, y encontré otra web católica y antimasónica que posiblemente conozcan Catholic.net., aquí:
http://es.catholic.net/imprimir/index.p ... 7&id=40295
Comienza explicando que en la ciudad de Laval (Francia) fueron degollados los beatos presbíteros Juan Bautista Turpín du Comier y otros trece compañeros, entre los que se encuentra Juan María Gallot.
Transcribe el interrogatorio de Juan Bautista Turpin de Comier que comienza así:
-¿Has prestado el juramento de soberanía exigido por la ley?
-No. ,
1 -¿Por qué no lo has prestado?
-Porque ataca mi religión y va contra mi conciencia.
Y seguidamente pone el interrogatorio del padre Gallot, de quien deseamos saber si fue o no fue masón.
Lean su interrogatorio según catholic.net:
Desde su promulgación, el juramento de libertad e igualdad levantó entre los sacerdotes fieles al Papa largas polémicas. Es necesario reconocer que las interpretaciones dadas, le hicieron a veces aceptable, a veces imposible. En Laval, el padre Gallot, a quien se interrogó en segundo lugar, recibió una respuesta que resolvía todas las dudas. El fiscal le preguntó:
-¿Has prestado el juramento de libertad e igualdad?
-Ser fiel a la república, no profesar ninguna religión, ni aun la católica.
Después de haber sido interrogados todos los sacerdotes en forma semejante, y convencido el tribunal de su firmeza en la fe, finalmente el fiscal pidió contra los catorce sacerdotes: "exijo que todos sufran la pena de muerte y que Turpin de Comier, ex párroco de esta comunidad, sea ejecutado el último por haber fanatizado a su clero".
Ustedes sacarán sus conclusiones.
Un abrazo, TAF a los hermanos
