La hermosura de la idea cautivaba y la belleza de sus sentimientos era evidente. Sin embargo me pregunté porqué nunca había pensado en ello.
Volviendo la vista atrás recordé el momento en que supe que iba a ser madre por vez primera.
Una vez tomada la decisión de ayudar a ese ser humano a desenvolverse en la vida, nunca se me ocurrió considerarlo transmisor de mis ideas, en parte porque mis ideas no eran dignas de perdurar, y en parte porque siempre tuve claro que era "otro" ser humano que debería escribir "su" destino.
No obstante el planteamiento de mi amiga es temendamente atractivo, pues da una sensación de continuidad muy seductora para unos seres tan efímeros como nosotros...
¿Qué opinan ustedes al respecto?

Un abrazo
