Mujeres que se salieron del molde

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Aurora
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Mujeres que se salieron del molde

Mensaje por Aurora »

En este hilo traeremos historias de mujeres que rompieron con el rol que la sociedad les asignaba, lucharon y consiguieron desarrollar plenamente sus capacidades.
Una mujer es, en primer lugar, un ser humano, y así lo demostraron.
Nos iremos al extremo Oriente, trayendo el ejemplo de una mujer samurai que nuestro Q.·.H.·. Miyamoto Musashi ha tenido a bien recordar a cubierto :wink:

...

Tomoe Gozen (1157?-1184)

La clase guerrera Samurai se inició en el Japón del siglo IX, siendo guerreros seguidores de un estricto código de honor.

Tomoe Gozen fue una mujer samurai de alto rango, temida por sus enemigos. Su arma preferida, la naginata, una especie de lanza de madera con una hoja metálica acoplada, le dió fama legendaria. Siempre dispuesta a la lucha, también era una excelente arquera y dominaba con facilidad el manejo de grandes caballos por escarpadas pendientes. Su muerte, defendiendo a su amado esposo, el general Minamoto Yoshinaka en un desigual combate la convirtió en un mito.


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BIOGRAFÍA: Se estima que Tomoe nació en torno al año 1157. Su nombre significa "Círculo Perfecto" y, como todas las mujeres de familias samurai fue introducida en el arte marcial de la naginata (NAGINATA JUTSU). Esto era necesario ya que las mujeres eran las responsables de la defensa de las haciendas cuando los hombres no estaban.

A Tomoe le tocó vivir una época de enfrentamiento entre clanes japoneses, en concreto entre el clan TAIRA y el clan MINAMOTO y que se conocen como GUERRAS GEMPEI (1.180-1.185). Finalmente el clan MINAMOTO se alzó con la victoria proclamando el primer shogunato de Kamakura. Con su naginata, su armadura y su caballo, Tomoe se distinguió durante estas luchas e incluso, cuenta la leyenda que en un solo combate fue capaz de acabar con 20 guerreros enemigos. Su imagen ha quedado reflejada en multitud de pinturas y relatos.

Mucha de la información que existe sobre ella está tomada del “Heike monogatari” que es una obra escrita en prosa que pertenece a la época medieval de Japón (sigloXII) y que se traduce más o menos como “La historia de Heike” y que trata de las cosas ocurridas en la guerra entre las clanes militares de los Heike (Taira) y los Genji (Minamoto) guerra que finalmente terminó con el régimen imperial.
A ella se la describe como a una mujer hermosa de largos cabellos y encantadoras formas, que dominaba a los caballos con habilidad increíble, que era una excelente arquera y espadachín y que Yoshinaka(Su esposo) la enviaba como primer capitán en las batallas , premunida de una fuerte armadura llevando una gran espada y un fuerte arco. Y se la describe como más valerosa que cualquier soldado (según el Heike monogatori) se dice además que poseía la ira típica del guerrero profesional Se cuenta, que mató a muchos enemigos en combate singular en la batalla de Azazu-no-Hara . Dicen que era una experta en el manejo de la naginata y que una de estas armas usada por ella en combate aún se conserva en el museo de Asakusa.

Minamoto Yoshinaka, joven general de gran prestigio y casado con Tomoe Gozen, despertó los recelos de el Shogun de Kamakura, Yorimoto Minamoto. Acusándolo de conspirador, el Shogun logró que el Emperador declarara a Minamoto Yoshinaka (general Kiso), enemigo del Estado, cosa que obligaba al Shogun a acabar con él.

El general Kiso fue abandonado por sus hombres. Por todos, menos por cuatro leales guerreros, entre los que se encontraba su fiel esposa Tomoe y que pereció luchando junto a su marido en la llamada batalla de Awazu (1.184).

También se dice allí que cuando solo quedaban cinco guerreros del lado de Kiso este le ordenó a Tomoe que se fuese y salvase la vida, orden que ella obedeció a regañadientes no sin antes hacerle un último regalo a su amado , en su “retirada” Tomoe cargó sola hasta el medio de la caballería de de Onda Moroshige , que contaba con unos 30 hombres y decapitó a Onda , después de lo cual escapó a las provincias del este dejó las armas y se retiró como religiosa budista, otros dicen que murió en la batalla.
Como sea de esa forma su historia se hizo leyenda, logrando la admiración de los japoneses hasta el día de hoy.


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Fuentes: http://artistasoguerreras.blogspot.com/ ... murai.html

http://historia.mforos.com/725447/44953 ... -medieval/

http://calderobruja.wordpress.com/2005/ ... -guerrera/

Un abrazo :D


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Miyamoto Musashi
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Mensaje por Miyamoto Musashi »

Perfecto, hermana Aurora. Muy bueno.

Pero piensa que Tomoe Gozen no era una excepcion. Y la kualidad samurai se heredaba con independencia del sexo o se adkiria a voluntad. Eso si, claro, tenias ke de-mostrarlo para crear ryu y poder dar continuidad con algun daimyo.

Gracias
La muerte no es eterna; el deshonor, sí
Miyamoto Musashi
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Mensaje por Miyamoto Musashi »

Se me olvidaba

Hay un viedo (de miles) q no sta mal

http://tu.tv/videos/civilizaciones-perd ... s-samurais

Cita a Tomoe Gozen y el papel de la mujer, la relacion-concepto amor, homosexualidad, heterosexualidad, etc
La muerte no es eterna; el deshonor, sí
Yaiza

Mensaje por Yaiza »

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Tamira, Reina de los godos, venció y dio muerte al Rey Ciro, y Lacena, mujer famosa, quitó la vida a su hijo porque huyó de la batalla. Las mujeres de la ciudad de Argis la defendieron de Cleomenes, Rey de Lacedemonia, sacando las armas de los templos y armándose. Y en nuestros tiempos del año de 1648, sucedió la misma defensa contra franceses a las de Fuente Rabia. Estando la fortaleza de Martos sin ningún hombre, por haber salido con su alcaide el Conde don Tello Alfonso a correr la tierra, vino sobre Martos Benamar, moro, Rey de Arjona, con gente, y la Condesa y sus damas la defendieron. Las mujeres de la ciudad de Persépolis, de Persia, viendo venir a sus maridos e hijos huyendo de sus enemigos, salieron a encontrarlos y reprenderlos, con que volvieron ellos a la batalla y vencieron; y en premio concedió a estas matronas el Rey Ciro que los reyes que jurasen en aquella ciudad diesen a cada mujer una moneda de oro, y el Rey Darío lo confirmó y acrecentó a las preñadas que fuese duplicada la dádiva.

Y una india del pueblo de Turubaco , en la Provincia de Cartagena en la primer batalla contra los españoles, dio muerte a ocho sin gastar todas las flechas de su carcaja; y en otra parte, otra de edad de veinte años la dio a diez españoles a vista del Licenciado Enciso, que lo refiere, y otra india del Nuevo Reino de Granada, en el principio de su conquista, trató con los indios de Pasca, de quienes era extraña, acogiesen al Capitán Lázaro Fonte en su destierro para que allí no muriese, como sucediera a no mediar su industria, que fue de mucha importancia en la ocasión ; y en todas las de guerra que tenían los indios era común ir las mujeres a ayudarlos, y peleaban como ellos, y algunas aventajándoseles; y con ser propio de los hombres y no de las mujeres hacer linaje noble, le han empezado algunas con hazañas memorables como el de Antonia García, el de doña Palla, la barbuda, la hornera de Portugal, y la que introdujo el apellido de la Cuerda, natural de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda y otras.

Fuente:
http://www.lablaa.org/blaavirtual/histo ... rgun9u.htm


TAF
Aurora
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Mensaje por Aurora »

La intención al abrir este hilo era hablar de mujeres científicas, escritoras, etc, que desarrollaron su trabajo en un mundo masculino, pero después de hablar de Tomoe Gozen, he leído hoy que Markus Orths acaba de publicar en España "La mujer travestida" un libro que cuenta la historia de otra mujer guerrera, así que siguiendo la actualidad hablaremos de ella.
Se trata de:

Catalina de Erauso. Imagen


Catalina de Erauso, también conocida como "la monja alférez", nació en San Sebastián (España) en 1592, en el seno de una familia acomodada compuesta por el capitán Miguel de Erauso y María Pérez de Galarraga y Arce.
Como comadrona tuvo a su hermano mayor, Miguel. Miguel fue su cuidador, su niñera, quien sufría los arrebatos de mal genio de la tozuda pequeña. La niña tenía un carácter difícil.
A los cuatro años :shock: fue internada en el Convento de las Dominicas de San Sebastián, regido por su tía carnal.
Todas las novicias seguían la máxima del santo que prohibía "la conversación intrascendente" y "la narración de historias". Catalina no hablaba. Era una monjita disciplinada, fervorosa, muda y obediente hasta que una noche cerrada huyó del convento tras pelearse con otra novicia.
Con tan sólo 15 años Catalina vagó por España desempeñando diversos oficios. Además de tener ya por naturaleza un aspecto masculino, de gran estatura y poco agraciado, Catalina se vanagloriaba de disminuir sus pechos con diversas recetas y se vestía de hombre para ejercer trabajos masculinos.

Después de tres años recorriendo y trabajando en varias ciudades, salió para Sanlúcar de Barrameda, en donde se enlistó como grumete en un barco que partía para América, del que era capitán un tío suyo, Esteban Eguiño, que no la reconoció dado el ropaje, aspecto y nombre masculino que usaba.



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Así llegó a Araya, en Venezuela, de donde se dirige a Cartagena de Indias, de allí pasa a Nombre de Dios, en Panamá.
Cuando la armada está ya cargada con la plata de las minas americanas, y a una hora escasa de zarpar hacia la Península Ibérica, la Erauso le roba 500 pesos a Eguiño y baja a tierra; permanece en Panamá algunos meses, mientras gasta el dinero, luego de lo cual se emplea con un mercader de Trujillo, en el Perú; en esta ciudad mata en duelo a un hombre, por lo que se ve obligada a radicarse en Lima; meses después se enrola como soldado en una compañía que parte para Concepción, en Chile.

Dado su carácter agresivo se vio envuelta en varias peleas en las que incluso mató a dos hombres.
Gracias a las recomendaciones de Juan de Urquizo logró ponerse al servicio (como tendero) de otro mercader vasco, Diego de Lazarte, en Lima (Perú). Sin embargo, aquel oficio le aburría y en 1619 optó por alistarse como soldado en una compañía que combatía a los indios del norte de Chile.
Luchó en la Guerra de Arauco, contra los mapuches en el actual Chile ganándose la fama de ser valiente y hábil con las armas y sin desvelar que era una mujer. Ya en combate, su valor y agresividad en la Batalla de Valdivia le hicieron ganarse el grado militar de alférez.
Al parecer durante estos años se vio envuelta en numerosas peleas y disputas como por otra parte era normal entre los soldados.




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En sus memorias confiesa alguna aventura lésbica.
En 1623 en Huamanga, Perú, fue detenida a causa de una disputa. Para evitar su ajusticiamiento pidió clemencia al obispo, Agustín de Carvajal, al que le contó que era en realidad una mujer y que había estado en un convento. Tras un examen por parte de un conjunto de matronas que determinaron que era cierto que se trataba de una mujer y que además era virgen, el obispo la protegió y fue enviada a España. Allí fue recibida por el rey Felipe IV de España que le mantuvo su graduación militar, le llamó monja alférez a la vez que le permitía emplear su nombre masculino, el Rey de España le concedió una pensión de ochocientos escudos de renta.

El relato de sus aventuras se extendió por Europa y Catalina visitó Roma donde fue recibida por el papa Urbano VIII. El pontífice la autorizó a continuar vistiendo de hombre; príncipes y cardenales italianos la agasajaron durante el mes y medio que permaneció allí.
A continuación fue a Nápoles, donde también su presencia suscitó admiración.

En 1630 se instala en México donde regentó un negocio de transporte de mercancías entre Ciudad de México y Veracruz. Murió transportando una carga en un bote, aunque hay quien escribe que su fallecimiento ocurrió en los altos de Orizaba, sola entre sus asnos.

Catalina escribió o dictó un libro con sus memorias, que fueron publicadas bastante tiempo después (1829) en París. A continuación se tradujeron a varios idiomas y se hicieron versiones del tema, como la idealizada de Thomas De Quincey, titulada en inglés The Ensign Nun.


Imagen..........Imagen..........Imagen


Fuentes:
http://www.elpais.com/articulo/portada/ ... spor_4/Tes
http://es.wikipedia.org/wiki/Catalina_de_Erauso
http://www.lesbianas.tv/famosas/catalinadeerauso/
http://www.lablaa.org/blaavirtual/biografias/erauso.htm
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malagon08
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Mensaje por malagon08 »

Saludos:

Yo, a Tomoe la conoci... o mejor dicho, lei de ella en un libro de historia japonesa, y antes de hacer mencion de ella, se hablaba de el lugar de la posicion de la mujer en la cultura del Japon, donde antes, en la epoca de Tomoe, la mujer tenia un rol importante en la cultura, economia y hasta en ciertos aspectos políticos. Ya despues mencionan a Tomoe como un ejemplo de la guerrosidad de la mujer japonesa, de que era tan capaz como un hombre para luchar.

Y recordando a las mujeres que han hecho eco, y en base a la que comenta Aurora, yo supe de Mary Shellei quien en su época escribió Frankenstein, que originalmente se llamava el Misterio de la Vida. Pero en esa época, la mujer no podia escribir, ni hablar, ni participar en nada, incluso se le escogia espososo.

Tembien tenemos a Celopatra, Madame Curie, Eva Peron, Catalina la Grande,... no recuerdo más. En la revista "Muy Interesante" en un número publico acerca de este tema, de las mujers que han sonado en la historia. Dejen busco la revista y reviso la informacion y la agrego al post.

Saludos!!
Es cuanto QQ:. HH:.

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Max_Lamb
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Mensaje por Max_Lamb »

Unas mujeres olvidadas que hicieron mucho por la sociedad y que fueron, además, Masonas.

Clara Campoamor

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"Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el Derecho Natural, el Derecho fundamental que se basa en el respeto de todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo...."

( Clara Campoamor, en el Congreso de Diputados el 1 de octubre de 1931.)

CLARA CAMPOAMOR

Republicana, feminista y de izquierdas


Acertadamente se ha calificado al siglo XX como el Siglo de las Mujeres, y efectivamente no puede ser entendido sin multitud de ellas que han protagonizado este devenir histórico. De esta multitud, destacarían las mujeres de principios de siglo que con un arrojo y valentía sin igual, sobresalieron en la defensa y generalización de derechos y valores para hombres y mujeres. Entre ellas destacamos a Clara Campoamor, y lo haremos siendo fieles a sus propias palabras, haciéndolas resonar en este espacio con la fuerza que ella les imprimía. Reivindicamos a la mujer republicana, feminista y de izquierdas.

Nos mueve a ello, no sólo el hecho de que se le vaya a dedicar una calle en nuestra ciudad, sino principalmente cómo nos hace vibrar su persona y sus demandas.

Leemos en El voto femenino y yo ensayo de Clara Campoamor: «Lo que no espero ocurra es que se eleve una voz, una sola, de ese campo de la izquierda, de quien hube de sufrirlo todo, por ser el único que ideológicamente me interesa, y al que aún aislada sirvo; una sola persona que, por estímulos de ética, de mínima reparación, clame y confiese la verdad y proclame al menos que no fui la equivocada yo, sobre quien se han acumulado las pasiones y la injusticia». Estaría orgullosa, de quienes desde esa izquierda que a ella le importaba, sí han levantado la voz, para homenajearla y dedicarle una calle.

Respondiendo a ¿Quién es y de donde viene?, Nada mejor que su presentación.

«Yo no advine a la República ni el 14 ni el 16 de abril. Me he formado en el clima paterno, de un hombre que batalló en las épocas difíciles de Menéndez Pallarés, Castrovido y Pi y Arsuaga. Durante la Monarquía ni tuve contactos ni acepté mercedes. Cuando en 1927 la Academia de Jurisprudencia me brindó, como a don Enrique Moret, la Gran Cruz de Alfonso XII –que varios republicanos, seguramente de los que no votaron a mi favor, lucieron y arrumbaron cuidadosos después- como corolario al premio extraordinario anual, rechacé la distinción. En la Dictadura ni acaté órdenes injustas ni acepté conexiones: cuando el dictador dio al Ateneo una Junta de real orden y en ella incluyó mi modesto nombre de ateneísta constante desde 1916, rechacé el nombramiento, con la consecuencia indirecta de tener que pedir la excedencia de mi cargo de Instrucción Pública perdiendo cien puestos en el Escalafón, que no recobré después; y cuando el Sr. Aunós, ministro de Trabajo de la Dictadura, quiso injertar en sus Comités paritarios la modernidad de savia femenina, ofreciendo a tres abogadas en Madrid, Victoria Kent, Matilde Huici y yo, tres flamantes nombramientos de asesores en otros tantos organismos, yo, con Matilde Huici, rehusé el fructífero honor, que otros sirvieron». De la amplía actividad que desarrolla, destacaremos sus conferencias en la Universidad de Madrid y en la Academia de Jurisprudencia; el prólogo de Feminismo Socialista libro de la militante del PSOE, María Cambrils; la fundación de una Agrupación Liberal Socialista,; junto con otros miembros de la Escuela Nueva, trabaja en el grupo que daría origen al partido de Azaña (Acción Republicana) que abandona habiendo pertenecido a su Consejo Nacional; tras la rebelión de Jaca (en la que centenares de republicanos se encuentran encarcelados) Clara Campoamor asume la defensa de los procesados en San Sebastián; por último funda y preside la Agrupación Unión Republicana Femenina.

En 1930 un periódico le pregunta sobre sus ideas políticas y contesta: «República, república siempre, la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos».

En cuanto a su defensa del sufragio y los derechos de la mujer, su voz se oiría con fuerza en el hemiciclo del Congreso para defender que no había ni razón ni justicia capaz de negar tal derecho a la mujer y que era labor de unas constituyentes progresistas el reconocerlo. No siendo posible negar con argumentos, alguno de ellos escuchados con anterioridad en relación al sufragio masculino, (cuando el derecho a voto había sido reservado solo para los propietarios), este derecho innato a la propia naturaleza humana y su realización dentro del estado.

Así leemos en El voto femenino y yo, «En la defensa de la realización política de la mujer sustenté el criterio de ser su incorporación una de las primeras necesidades del Régimen, que si aspiraba a variar la faz de España no podría lograrlo sin destruir el divorcio ideológico que el desprecio del hombre hacia la mujer, en cuanto no fueran íntimos esparcimientos o necesidades caseras, imprimía a las relaciones de los sexos».

Finalizaremos con un párrafo del que significamos sus reflexiones, tanto solidarias con su sexo como su conciencia de no ser ella merecedora por sí sola de derechos, sino exigiéndolos para todas las mujeres.

«Defendí en Cortes Constituyentes los derechos femeninos. Deber indeclinable de mujer que no puede traicionar a su sexo, si, como yo, se juzga capaz de actuación, a virtud de un sentimiento sencillo y de una idea clara que rechazan por igual: la hipótesis de constituir un ente excepcional, fenomenal; merecedor, por excepción entre las otras, de inmiscuirse en funciones privativas del varón, y el salvoconducto de la hetaira griega, a quien se perdonara cultura e intervención a cambio de mezclar el comercio del sexo con el espíritu».

Fuente: "La Verdad" - Artículos de Albacete.

Mayte márquez gonzález
Mayte Márquez González es miembro de la Asamblea de Mujeres de Albacete





Su vida


Hija de un contable y una modista, nació en Madrid en 1888, en el popular barrio de Maravillas, llamado hoy Malasaña. Perteneció a una familia sencilla y humilde, de pensamiento liberal, cercano al progresismo. Los recursos económicos procedían del trabajo de su padre en un periódico madrileño, y de los de su madre y abuela materna.
Por la prematura muerte de su padre se vio obligada a interrumpir sus estudios e inició su vida laboral a los trece años, ayudando a su madre como modista. Después pasa a ser dependienta de comercio hasta 1909, año en el que se presenta a unas oposiciones administrativas y obtiene una plaza en el cuerpo auxiliar de Telégrafos, uno de los pocos a los que podía aspirar por su condición de mujer. Así se convierte en funcionaria del cuerpo de Correos y Telégrafos, ejerciendo en Zaragoza y San Sebastián.
En 1914, se presenta y obtiene una plaza en unas oposiciones para profesora en las Escuelas de Adultos, pasando a ejercer en Madrid. A su trabajo como educadora añade el de secretaria del diario "La Tribuna".
La estrechez económica que padeció en su infancia y juventud no fueron un impedimento para que en 1924, con treinta y seis años, obtuviera una licenciatura en Derecho en la Universidad de Madrid, habiendo pasado por Oviedo y Murcia.
En 1925 fue nombrada miembro del colegio de Abogados, fecha en la que inició sus actividades políticas.
Desde ese momento se manifiesta como una luchadora infatigable por la igualdad de derechos.
Tras el golpe militar de 1936, se exilió en Francia, Buenos Aires y posteriormente se radicó en Suiza, donde permaneció hasta su muerte en Laussanne en 1972, ya que el régimen franquista nunca le permitió regresar a España.


Sus ideas

En 1923 expone sus ideas sobre el feminismo, en un ciclo organizado por la Juventud Universitaria Femenina, en la Universidad de Madrid.
En 1925 ya manifiesta en conferencias y escritos su preocupación por los derechos de la mujer.
En 1929 forma parte del Comité Organizador de la Agrupación Liberal Socialista, pasando más tarde a pertenecer al grupo político Acción Republicana, que posteriormente, se unirá al Partido Radical.
Junto a Maragarita Nelken y Victoria Kent fueron las primeras mujeres en obtener un escaño en el primer Parlamento republicano, en el año 1931, elecciones a las que Clara Campoamor se presentó por el Partido Radical, siendo elegida diputada por Madrid.
En este año, Victoria Kent se opuso al derecho electoral de las mujeres, porque consideraba que éstas, influidas por la Iglesia, no votarían la República. Esta postura recibió el apoyo de la derecha, y el rechazo de Clara Campoamor, quien proclamaba el derecho al voto femenino, independientemente, de que gustase o no su orientación. Así Clara Campoamor y Victoria Kent, La Clara y La Yema, como se les apodó en la prensa de la época se enzarzaron en un amplio debate . Clara Campoamor mantuvo el principio teórico de la igualdad y llevó el peso de los debates casi en solitario, con la oposición de su propio partido, el Radical, y de la mayor parte de los republicanos. Eran muchos los que se oponían a la concesión del voto femenino: los partidos de la derecha tradicionalista y católica y los partidos republicanos desde posiciones utilitaristas. Al final el asunto se resolvió con una apretada victoria de los partidarios del "voto femenino" frente a los que se oponían, por lo que la Constitución, aprobada por las Cortes republicanas, reconoció la plena igualdad jurídica y política de hombres y mujeres y gracias a la influencia de Clara Campoamor el voto femenino salió adelante. En la Constitución de 1931 el artículo que lo reconocía quedó así: "Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes" y las españolas votaron en las Elecciones Generales de 1933, paradójicamente, el año en que, tanto Clara Campoamor como Victoria Kent, perdieron su escaño.

En 1935, se separa del Partido Radical, quejándose del descuido y la falta de apoyo que desde su partido se presta a los temas de la mujer.
En esa época, es nombrada Presidenta de la Organización Pro-Infancia Obrera, para atender a las niñas y los niños asturianos.
Al no encontrar ningún grupo político que apoye abiertamente los derechos de la mujer, pretende, sin éxito, organizar un partido político independiente y se le niega la entrada en el Partido de Izquierda Republicana.
Considerada una de las "madres" del feminismo español, defendió la igualdad de los derechos de la mujer, además del sufragio femenino y también promovió la primera ley del divorcio.
Su actividad literaria la desarrolló en los diarios de la época: La Tribuna, Nuevo Heraldo, El Sol y El Tiempo.
Entre sus obras destacan: El derecho de la mujer en España (1936), La situación jurídica de la mujer española (1938), Mi pecado mortal, El voto femenino y yo y La revolución española vista por una republicana.
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Max_Lamb
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Mensaje por Max_Lamb »

VICTORIA kENT (1892-1987)


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Biografía

Nació en Málaga, el 3 de marzo de 1892, aunque quizá por coquetería ella misma cambió su fecha de nacimiento por la de 1897. Su padre, José Kent Román, fue un comerciante de tejidos, y su madre, María Siano González, una humilde ama de casa. Vivió en Málaga hasta 1917, año en que marchó al Republicano, detenido y procesado junto con los que después formaron el Gobierno provisional de la República, a raíz de la Sublevación de Jaca de diciembre de 1930. Fue la primera mujer en el mundo en intervenir ante un consejo de guerra, consiguiendo la absolución de su defendido. Afiliada al Partido Radical Socialista, fue elegida en 1931 diputada de las Cortes Constituyentes por Madrid y designada personalmente por el Presidente de la República Alcalá-Zamora Directora General de Prisiones, cargo que desempeñó con el objetivo de conseguir la rehabilitación de los presos, y que ocuparía hasta 1934.

En el Congreso sólo había tres escaños ocupados por mujeres. De las tres sólo Clara Campoamor, del Partido Radical, defendió el sufragio femenino. Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, se opuso al voto afirmando que “no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República”. Su oposición reflejaba la citada postura de la izquierda. El propio Manuel Azaña ironizó sobre el enfrentamiento verbal entre Victoria Kent y Clara Campoamor, comentando que sólo había dos mujeres en la cámara y ni por casualidad podían ponerse de acuerdo. El diario La Voz, al día siguiente, ampliaba este comentario preguntándose qué pasaría entonces en España cuando hubiera 50 mujeres en la Cámara. El diputado izquierdista Novoa Santos, eminente clínico y patólogo, intentó justificar el voto en contra desde el punto de vista de la ciencia, asegurando que a la mujer no la dominaban la reflexión y el espíritu crítico, sino que se dejaba llevar siempre de la emoción. En ella, según Novoa, el histerismo no era una simple enfermedad, sino la propia estructura de la mujer. El líder del PSOE, Indalecio Prieto, fue uno de los muchos socialistas que votaron en contra. Abandonó el Congreso formando un alboroto y asegurando que “se había dado una puñalada trapera a la República”. Cuando efectivamente la izquierda perdió las elecciones en 1933, la izquierda señaló a Clara Campoamor como culpable, a quien nunca perdonaría.

Su mandato al frente de las prisiones españolas fue muy significativo. Continuando con la labor emprendida en el siglo pasado por la precursora Concepción Arenal, de hecho, una vez que hubo mandado retirar todos los grilletes y cadenas de las prisiones hizo modelar con el metal obtenido una estatua de Concepción Arenal. Se dedicó intensamente a la reforma de las cárceles españolas, bajo el criterio de que las sociedades están obligadas a recuperar al delincuente como persona activa, y que las cárceles son el instrumento para ello. Siguiendo estas directrices, ordenó la mejora de la alimentación de los reclusos, permitió la libertad de culto en las prisiones, estableció los permisos por razones familiares, cerró 114 centros penitenciarios por estar en pésimas condiciones, ordenó construir la nueva Cárcel de Mujeres de Las Ventas, en Madrid, en la que no existían celdas de castigo, y creó el Cuerpo Femenino de Prisiones, para las cárceles de mujeres, y el Instituto de Estudios Penales, cuya dirección encomienda a su maestro Jimenéz de Asúa.

Sus medidas al frente de la Dirección General de Prisiones le dieron una gran popularidad, llegando su nombre a aparecer en un conocidísimo chotis, parte de una revista frívola Las Leandras, que cantaba la popular Celia Gámez: Se lo pues decir / a Victoria Kent /, que lo que es a mí / no ha nacido quién.

Con motivo de las discusiones para conseguir el sufragio femenino, se posicionó en contra de otorgar de forma inmediata el voto a las mujeres. Su opinión era que la mujer española carecía en aquel momento de la suficiente preparación social y política como para votar responsablemente, por lo que, por influencia de la Iglesia, su voto sería conservador, lo que perjudicaría a los partidos de izquierdas. Sostuvo una polémica al respecto con otra representante feminista en las cortes, Clara Campoamor. Esto le acarreó cierta impopularidad, no obteniendo acta de diputada en las elecciones del 19 de noviembre de 1933. Al año siguiente abandonó la Dirección General de Prisiones.

En las elecciones del 16 de febrero de 1936, Victoria Kent fue elegida diputada por Madrid, en las listas de Izquierda Republicana, que formaba parte del Frente Popular. Durante la guerra civil se hizo cargo de la creación de refugios para niños y de las guarderías infantiles. El gobierno de la República la envió a Francia como Primera Secretaria de la embajada republicana en París, para que se encargara de las evacuaciones de los niños. Permaneció en Francia hasta el final de la guerra, a cuyo término colaboró en la salida de los refugiados españoles hacia América. Sin embargo, no pudo seguir el mismo camino y fue sorprendida por la invasión nazi. Al ser ocupada París por la Wehrmacht el 14 de junio de 1940, Victoria Kent se refugió en la embajada mexicana, donde permaneció refugiada durante un año, al estar su nombre en la lista negra entregada por la policía franquista al gobierno colaboracionista de Vichy, la Cruz Roja le proporcionó un apartamento cerca del Bois de Boulogne, donde vivió hasta la liberación con una identidad falsa: la de Madame Duval. En este tiempo en la capital fancesa escribió "Cuatro años en París", novela autobiográfica narrada en tercera persona cuyo protagonista, Plácido, es un alter ego de la autora.

En 1948 marchó a México, donde dio clases de Derecho Penal en la Universidad, fundando la Escuela de Capacitación para el Personal de Prisiones, de la que fue directora durante dos años. Llamada por la ONU, en 1949 viajó a Nueva York para colaborar en la Sección de Defensa Social, con el encargo de estudiar el lamentable estado de las cárceles de Iberoamérica, cargo que abandonó poco después por ser excesivamente burocrático. En Nueva York fundó y dirigió la revista Ibérica desde 1954 a 1974, en la que publicaba las noticias llegadas desde España para los exiliados republicanos en Estados Unidos. Aunque viajó a España en 1977, volvió a Nueva York, donde pasó el resto de sus días hasta su muerte en 1987.
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Max_Lamb
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Mensaje por Max_Lamb »

Cristina de Pisan - 1363 -1434 (aprox)
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Poeta, tratadista histórica y política del medioevo. Se enfrentó a los estereotipos misóginos de la época prevalecientes en el ámbito del arte. Fue la primera escritora profesional en Europa. Sus escritos innovadores, en los que hacía uso de técnicas retóricas, desafiaban a los escritores renombrados de la época como Jean de Meun, quien expresaba ideas misóginas en sus trabajos literarios.

En décadas recientes, el trabajo de Pisan ha recobrado su prominencia gracias a ciertos estudiosos que la consideran una feminista incipiente, por expresar con un lenguaje eficaz que la mujer podía tener un papel importante en la sociedad.

Cristina de Pisan nació en Venecia. Hija de un médico y profesor de astrología y consejero de la República de Venecia, quien poco después de su nacimiento fue nombrado astrólogo, alquimista y médico del rey por la corte de Carlos V de Francia. Fue en el entorno del Louvre donde Cristina satisfizo sus intereses intelectuales. Aprendió varios idiomas, leyó a los clásicos y estudió a los humanistas de comienzos del Renacimiento, al tener acceso a los manuscritos del archivo real de Carlos V.

Sin embargo, Cristina no expresó su autoridad como escritora hasta que enviudó, a los veinticuatro años, de Etienne du Castel, secretario real de la corte, con quien se casó a los quince años. Cristina tuvo tres hijos. Con la muerte de su marido debido a una epidemia, se encontró al frente de su familia y perseguida por numerosos acreedores que la instigaban a pagar las incontables deudas contraídas por Castel. Para hacer frente a las dificultades económicas Cristina se dedicó a escribir.

En 1393 escribía baladas de amor que llamaban la atención de los ricos mecenas de la corte, intrigados por esta novedosa escritora, a quien le pedían escribiera baladas sobre sus conquistas amorosas. Su producción literaria fue prolífica entre 1293 y 1412, cuando escribió más de trecientas baladas e innumerables poemas cortos.

En 1401, la participación de Cristina de Pisan en una trifulca literaria con varios pensadores de la época le permitió salir del ámbito de la corte, para establecerse como una escritora preocupada por la posición de la mujer en la sociedad. Durante estos años, Pisan dio origen a una disputa por cuestionar el mérito literario del renombrado Jean de Meun, quien en su famoso Romance de la rosa satiriza las convenciones del amor cortés, al mismo tiempo que retrata a la mujer como una simple seductora.

De Pisan se opuso al uso de términos vulgares en el poema alegórico de Meun, que denigraban la función natural de la sexualidad femenina. El centro del debate pasó de la capacidad literaria de Meun al descrédito de la mujer en los textos literarios, que según Cristina afectaba el vínculo entre las mujeres. La disputa ayudó a establecer a de Pisa como una intelectual capaz de defender sus opiniones en un ámbito literario de dominio masculino.

En 1409, Pisan había escrito sus obras más renombradas: El libro de la ciudad de las damas, El tesoro de la ciudad de las damas, y El libro de las tres virtudes.
El primero muestra la importancia de las contribuciones de la mujer a la sociedad. De Pisan crea una ciudad simbólica en la que la mujer es apreciada y defendida. El segundo intenta mostrarle a la mujer cómo cultivar cualidades útiles para contrarrestar la misoginia creciente. También hace hincapié en el efecto persuasivo del discurso femenino y sus acciones diarias. También explica que la mujer debe reconocer y promover su capacidad para ejercer la paz.

Finalmente, después de años de silencio, en 1429, a los sesenta y cinco años, Cristina de Pisan terminó su último libro La historia de Juana de Arco, un panegírico a la famosa líder francesa.
En 1418, se retiró a la abadía de Poissy, donde vivió junto a su hija hasta su muerte a los 66 años aproximadamente.

Con el uso de figuras retóricas, de Pisan expresa una perspectiva completamente femenina. Con ella crea un foro para hablar de temas de importancia para la mujer, donde únicamente voces femeninas dan sus opiniones y ejemplos. De Pisan sostiene que los estereotipos femeninos sólo se dan en casos en que no se le permite a la mujer entrar en la conversación masculina.

De Pisan buscó la colaboración de otras mujeres en la creación de su trabajo. Menciona especialmente a una ilustradora conocida como Anastasia, a quien describe como una de las más talentosas de su época.

Varios estudiosos de su retórica analizaron sus estrategias de persuasión y concluyeron que de Pisan creó una identidad retórica personal de gran utilidad para la mujer en general.
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Aurora
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Mensaje por Aurora »

Q.·.H.·. Max_Lamb,
Muchísimas gracias por tan excelentes aportaciones.
He encontrado un fagmento de "La ciudad de las damas", en el que Cristina de Pisan se muestra partidaria de la educación femenina y critica las severas leyes de los hombres que impiden a la mujer el estudio de las ciencias y otras disciplinas. Como dice la aportación hecha por Max, fue la primera mujer de la que se tiene noticia que se ganó su sustento escribiendo:


Cristina de Pisan
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Si fuera costumbre mandar a las niñas a las escuelas e hiciéranles luego aprender las ciencias, cual se hace con los niños, ellas aprenderían a la perfección y entenderían las sutilezas de todas las artes y ciencias por igual a ellos…pues…aunque en tanto que mujeres tienen un cuerpo más delicado que los hombres, más débil y menos apto para hacer algunas cosas, tanto ,más agudo y libre tienen el entendimiento cuando lo aplican.

Ha llegado el momento de que las severas leyes de los hombres dejen de impedirles a las mujeres el estudio de las ciencias y otras disciplinas.

Me parece que aquellas de nosotras que puedan valerse de esta libertad, codiciada durante tanto tiempo, deben estudiar para demostrarles a los hombres lo equivocados que estaban al privarnos de este honor y beneficio.

Y si alguna mujer aprende tanto como para escribir sus pensamientos, que lo haga y que no desprecie el honor sino más bien que lo exhiba, en vez de exhibir ropas finas, collares o anillos. Estas joyas son nuestras porque las usamos, pero el honor de la educación es completamente nuestro.
Otra frase suya, muy conocida, es esta en la que critica la segunda parte del Roman de la Rose escrita por Jean de Meung:
« Y juran fuerte y prometen y mienten
Ser leales, secretos, y luego alardean. »
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Cristina de Pisan se dirigió a Isabel de Baviera buscando su protección, en estos términos que rebosan humildad:
“Empujada por la verdad...mi reducida inteligencia ha querido y quiere emplearse como se ve aquí y en otros escritos míos, en luchar contra los que son hostiles y que las acusan. Suplico con humildad a Vuestra Majestad quiera confiar en mis justas razones y permitirme decir otras más, si puedo, aun cuando no sepa desarrollarlas en una lengua tan hábil como otros”

Buscando información sobre la obra de Cristina de Pisan, he encontrado un trabajo muy bueno realizado por
María Lluísa Penelas, Catedrática de Ciencias Naturales del IES Salvat Papasseit de Barcelona.
Está aquí: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n7/ampen.html
Traigo aquí un fragmento:
La Ciudad de las damas es el título del libro que Cristina de Pizán escribió en 1405 para descargar su indignación y rebatir los argumentos de aquellos empeñados en demostrar la naturaleza no moral de las mujeres, en oposición a la de los hombres, y su perversidad intrínseca y corrosiva.

Cristina de Pizán se lamenta al comienzo de su libro, en el que cuenta cómo surgió y con qué propósito, de que ... "No es que sea cosa de un hombre o dos, ... no hay texto que esté exento de misoginia". Abatida, confiesa haber llegado a fiarse ... "más del juicio ajeno que de lo que sabía y sentía en mi ser de mujer." Hundida en tan tristes reflexiones recibe la visita de "tres Damas coronadas de muy alto rango" cuyo resplandor ilumina toda la habitación. Éstas no son otras que Razón, Derechura y Justicia, quienes sugieren a Cristina construir una ciudad que pueda acoger a todas las mujeres, "una Ciudad levantada y edificada para todas las mujeres de mérito, las de ayer, hoy y mañana".

Las tres Damas consuelan a Cristina, y Derechura la invita: "Anda, mezcla con tinta este mortero, y usa sin reparos esta argamasa, porque yo te proveeré en gran cantidad". Razón, Derechura y Justicia van proporcionando a la escritora las mejores piedras con las cuales construir los diferentes recintos de la Ciudad: las mujeres que la historia, la mitología y la leyenda han consagrado después de demostrar su ingenio, su constancia, su arte, su virtud, su entrega, su fidelidad, su valor en la guerra y en la defensa de unos principios, igualándolas a todas por su mérito, que no por la condición de su nacimiento o posición social. ..."la Ciudad que fundarás con nuestra ayuda nunca volverá a la nada sino que siempre permanecerá floreciente; pese a la envidia de sus enemigos, resistirá muchos asaltos, sin ser jamás tomada o vencida".
Sin duda, Cristina de Pisan fue una masona sin mandil :D :D :D


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Cristina de Pisan ante la reina Isabel de Baviera
Max_Lamb
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Mensaje por Max_Lamb »

Aurora escribió: Sin duda, Cristina de Pisan fue una masona sin mandil
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Ya que lo citas, fíjate en lo que hacen las señoras a la derecha de la ilustración. De azul, tanto con el libro como con el palustre, doña Cristina de Pisán.
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Mensaje por Aurora »

:lol: :lol: :lol: ¿Y si fue masona realmente? :lol: , sabemos muy poco de los orígenes de la Masonería.
Ya hemos citado en otro lugar de este foro que hay documentos anteriores a 1717 que hablan de masones y de iniciación masónica.
Los fragmentos que he leído del libro de Cristina de Pisan, "La ciudad de las damas" está muy en línea con el pensamiento masónico.
Veamos lo que pone otra web.
Dice que el citado libro intentaba responder a la misoginia imperante en la época, por ejemplo un libro anónimo, el "De secretis mulierum" (Sobre los secretos de las mujeres), escrito en latín a finales del siglo XIII que decía:
"...las mujeres están tan llenas de veneno en el tiempo de su menstruación que ellas envenenan animales con su mirada; infectan a los niños en sus cunas; ensucian el más limpio de los espejos; y cuandoquiera que los hombres tienen contacto sexual con ellas se convierten en leprosos y a veces cancerosos. Y porque un demonio no puede ser evitado a menos que sea conocido, aquellos que quieran evitarlo deben abstenerse de este coito impuro, y de muchas otras cosas que son enseñadas en este libro."
:shock: :shock: :shock: ¡Y pensar que ha habido mujeres que han ganado medallas de oro en las olimpiadas durante su menstruación!
Sin contar los bebés que son amamantados por sus madres durante la menstruación ¿pensaba el autor que un bebé puede estar cuatro o cinco días sin comer? Él mismo, siendo niño, se alimentó de la leche generosamente dada por una mujer, incluso durante su menstruación.

En este entorno Cristina de Pisan empezó a escribir para alimentar a sus retoños, a la par que menstruaba de vez en cuando, como toda mujer en edad fértil.


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En una web aparece un trabajo de Montserrat Cabré Pairet, profsora de la Universidad de Cantabriasta quien hace estos comentarios sobre Cristina de Pisan y su libro:
Y sin embargo, La ciudad de las damas no sólo responde a la contingencia de una misoginia recurrente; es una planificada arquitectura política, pensada para que emerja y permanezca aquello de valor que en la historia, y en el presente, hacemos las mujeres. Cristina comienza su libro precisamente explicarndo su propio proceso de distanciamiento del saber heredado:

"Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres, criticándolas bien de palabra bien en escritos y tratados. [... Y]o, que he nacido mujer, me puse a examinar mi carácter y mi conducta y también la de otras muchas mujeres que he tenido ocasión de frecuentar, tanto princesas y grandes damas como mujeres de mediana y modesta condición, que tuvieron a bien confiarme sus pensamientos más íntimos.

Me propuse decidir, en conciencia, si el testimonio reunido por tantos varones ilustres podría estar equivocado. Pero, por más que intentaba volver sobre ello, apurando las ideas como quien va mondando una fruta, no podía entender ni admitir como bien fundado el juicio de los hombres sobre la naturaleza y conducta de las mujeres.
Al mismo tiempo, sin embargo, yo me empeñaba en acusarlas porque pensaba que sería muy improbable que tantos hombres preclaros, tantos doctores de tan hondo entendimiento y universal clarividencia -me parece que todos habrán tenido que disfrutar de tales facultades- hayan podido discurrir de modo tan tajante y en tantas obras que me era casi imposible encontrar un texto moralizante, cualquiera que fuera el autor, sin toparme antes de llegar al final con algún párrafo o capítulo que acusara o despreciara a las mujeres.

Este solo argumento bastaba para llevarme a la conclusión de que todo aquello tenía que ser verdad, si bien mi mente, en su ingenuidad e ignorancia, no podía llegar a reconocer esos grandes defectos que yo misma compartía sin lugar a dudas con las demás mujeres. Así, había llegado a fiarme más del juicio ajeno que de lo que sentía y sabía en mi ser de mujer."
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Cristina inicia pues su obra describiendo su desconcierto con lo que le enseñan los libros, explicando cómo se siente una mujer que vive rodeada de un mundo patriarcal.
En el primer capítulo de La ciudad de las damas, Cristina explica su sentimiento de extrañeza y aturdimiento ante tantos inexplicables desprecios, un sentimiento que a lo largo de la historia han compartido muchas mujeres. Explícita y abiertamente menciona algunos libros, como el famoso De secretis mulierum al que me he referido anteriormente y del que dice: "Ese libro es un puro disparate, una verdadera antología de la mentira, y para quien lo haya leído queda bien claro que no encierra ninguna verdad."17 En esos pasajes iniciales, Cristina describe la tristeza y la dificultad que conlleva afrontar todo proceso de activación de la conciencia:

"Hundida por tan tristes pensamientos, bajé la cabeza avergonzada, los ojos llenos de lágrimas, me apoyé sobre el recodo de mi asiento, la mejilla apresada en la mano, cuando de repente vi bajar sobre mi pecho un rayo de luz como si el sol hubiera alcanzado el lugar, pero, como mi cuarto de estudio es oscuro y el sol no puede penetrar a esas horas, me sobresalté como si me despertara de un profundo sueño. Levanté la cabeza para mirar de dónde venía esa luz y vi cómo se alzaban ante mí tres Damas coronadas, de muy alto rango. El resplandor que emanaba de sus rostros se reflejaba en mí e iluminaba toda la habitación. "18


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Pero ante esa tristeza y esa dificultad, Cristina no permanece sola. Una luz la rescata de su tristeza y aletargamiento: la que ilumina la aparición ante ella de tres mujeres, que vienen a poner orden en su desazón. Llegan para ofrecerle respuestas claras a su confusión y a sus dudas. Esas tres Damas coronadas no son mujeres reales, sino figuras alegóricas que representan, corporeizándola, la autoridad femenina.19 Las Tres Virtudes: Razón, Derechura y Justicia llegan para tranquilizarla: "Sea lo que fuere lo que hayas podido leer" le dice Razón , "dudo que lo hayas visto con tus propios ojos, porque no son más que habladurías vergonzosas y palpables mentiras."20

Y enseguida le explican el porqué de su visita.
"Durante mucho tiempo las mujeres han quedado indefensas, abandonadas como un campo sin cerca, sin que ningún campeón luche en su ayuda."21 Las Tres Virtudes llegan para acompañar a Cristina en su búsqueda, para que disponga de interlocutoras que le aclaren sus dudas y le colmen de argumentos a favor de las mujeres. No se le aparecen sólo para ayudarla a ella: vienen para asegurarse que el espacio que Cristina conquista y coloniza, trascienda y permanezca firme a lo largo del tiempo. Le conminan a levantar una ciudad donde las mujeres puedan sentirse a resguardo, y ellas mismas se implican en el empeño.

La ciudad que levanta Cristina es un espacio simbólico para ser habitado por mujeres dignas e ilustres. Con la palabra ancla cimientos, construye edificios, torres y murallas. Y todo ello solidificará, porque los materiales constructivos son el buen juicio y la experiencia de vida de tantas y tantas mujeres del pasado y del presente.

Porque la ciudad que Cristina construye, con la ayuda de las Tres Virtudes, va tomando forma con las historias de mujeres. En los diálogos entre Cristina y Razón, Justicia y Derechura, aparecen mencionadas 140 mujeres reales, legendarias y también figuras femeninas mitológicas, mujeres de quienes se narran sus hazañas y sus positivas contribuciones a la historia de la humanidad. Son ellas las que, con sus acciones, proveen a una Cristina arquitecta de ladrillos y cemento para sus edificaciones...
Este trabajo lo encontrarán aquí: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid ... ci_arttext

Un abrazo :D

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Max_Lamb
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Mensaje por Max_Lamb »

Otra tempranísima precursora de la Ilustración, luchadora por la liberación de la mujer y una de las mujeres más importantes de la Edad Media fué

Leonor de Aquitania (1122- 1204)

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En su tumba fué representada leyendo un libro abierto, símbolo de status intelectual de esta gran mujer
Juan Antonio Cebrián escribió:Fue la precursora del feminismo en una época en la que las mujeres vivían auténticamente sometidas a los dictados de los hombres. Ella, además, lideró su revolución en el seno de la realeza francesa, lo que todavía da más mérito a su enorme labor. Sufrió el descrédito personal de sus enemigos, pero el tiempo y los siglos le han devuelto a su lugar de honor como una de las mujeres más importantes y decisivas de la historia…


Nos encontramos ante una de las grandes agitadoras culturales del medievo europeo. Su aparición provocó que los cimientos de la historia tiritaran trémulos ante su inusitada rebeldía. Gracias a ella hoy conocemos mejor a Camelot y su maravilloso universo de personajes y aventuras, algo impagable para las diversas generaciones de soñadores que han visto el discurrir de la humanidad.

Nacida en el año 1122, era descendiente del duque Guillermo X de Aquitania y de la cortesana Dangeraus, nobles gobernantes de un inmenso territorio en el sur de Francia. La pequeña creció bajo el amparo de tutores que le inculcaron un amor pasional por las bellas artes. Así, desde muy temprana edad, mostró dotes excepcionales para la música y las lenguas. Por desgracia, su juventud quedó truncada al cumplir los quince años de edad, cuando falleció su padre, lo que la convirtió en la heredera única de aquel ducado tan ambicionado por Francia. La situación política generada tras el óbito ducal no invitaba a pensar en nada halagüeño para aquellos lares sureños. Así, la solución más razonable pasaba por entroncar los dos principales linajes galos. De ese modo y, sin consulta previa, se vio obligada, por bien de su patria, a unir su destino al del futuro rey de Francia, Luis VII, si bien el matrimonio entre el inminente monarca y la poderosa noble generaba dudas, entre otras cosas porque las personalidades de los contrayentes eran antagónicas: por un lado, Luis era recatado, piadoso y fervoroso creyente; por otro, la culta y hermosa Leonor llegó a París dispuesta a revolucionarlo todo. Sus bríos, inquietudes y alboroto sexual desataron toda suerte de críticas incendiarias sin que ella pudiera o quisiera evitarlo.

Rumbo a las cruzadas

En 1145, tras casi ocho años de matrimonio, nació la primogénita Marie. Por desgracia, no llegaba varón a la familia. En cambio, lo que sí llegó fue la Segunda Cruzada en Tierra Santa; una vez más, para sorpresa de todos, Leonor se destapó con otra de sus brillantes genialidades: organizó un regimiento de mujeres para que acompañasen a las huestes de Luis VII en aquella aventura por el control y dominio de Jerusalén. Ella misma se puso al frente de unas mil damas y plebeyas que, desde luego, asombraron allá donde fueron.

En el año 1147, el ejército cruzado hizo acto de presencia en los territorios orientales y Leonor se reunió con su tío Raimundo de Poitiers, príncipe de Antioquía. El efusivo encuentro entre tío y sobrina no pasó desapercibido para el receloso rey galo. Finalmente, la tensión emocional se adueñó del momento hasta desatar la furia incontrolada del monarca, que originó una feroz riña que terminó cuando el piadoso agarró por la melena a la occitana, a la que sacó a la fuerza del recinto palaciego donde se hallaba. La violencia con la que fue tratada motivó otra reacción de nuestra heroína, inusual para esos tiempos machistas: Leonor se fue de Tierra Santa, pero no a Francia, sino a Roma, donde se entrevistó con el mismísimo Papa Eugenio III para solicitarle el divorcio. El Pontífice consiguió calmar la tempestad, pero la leyenda generada por Leonor en cuanto a sus continuas infidelidades, sumada a su incuestionable personalidad fueron un obstáculo insalvable para Luis VII, y en 1152, él mismo solicitó la disolución del vínculo matrimonial. Entonces, el Papa no tuvo más remedio que acceder y Leonor, a sus treinta años, fue liberada del compromiso.

Al poco reparó en un jovencito que había conocido tiempo atrás en la corte parisina. Se llamaba Enrique Plantegenet; era el futuro rey Enrique II de Inglaterra. La elección era tan acertada como provocadora, dado que el mozalbete gozaba de buena posición y espléndido aspecto gracias a sus cabellos rojos, cara pecosilla y, sobre todo, a sus dieciocho vigorosos años, que prometían magníficas sensaciones a la seductora noble francesa, quien si dilación, se puso manos a la obra en el empeño de conseguir cautivar el corazón del apuesto heredero.

Desde Poitiers envió una carta de amor donde se declaraba sin tapujos al inglesito, que se mostró bien receptivo. Las cosas se arreglaron para propiciar un flamígero encuentro entre los dos que desembocó en boda ese mismo año, lo que dejó a media Europa con la boca abierta, en especial al piadoso Luis VII, que lo interpretó como una bofetada contra la propia Francia. Desde entonces, las dos potencias se convirtieron en naciones enemigas y se enzarzaron en una disputa territorial que se prolongó durante tres siglos y que concluyó con la llamada Guerra de los Cien Años.

Leonor, primero reina de Francia y ahora de Inglaterra, se convirtió en un personaje odiado por los franceses y denostado por escritores y juglares afines a la monarquía gala. De ella se decía que pasaba de cama en cama con una vorágine lasciva y casi infernal que confundía la mente y el alma de sus amantes. Se le atribuyeron miles de ellos, de toda clase, condición y raza, desde altivos nobles hasta esclavos negros.

Lejos de ofenderse con las injurias siguió entregada a su nuevo amor, con el que tuvo ocho hijos. Por cierto, dos de ellos, Ricardo Corazón de León y Juan “sin Tierra”, llegarían a reinar siempre bajo la atenta mirada de su madre, la cual no se contuvo a la hora de opinar sobre cómo debía conducirse ese inmenso reino separado por las aguas del Canal de la Mancha.

La leyenda del rey Arturo

En 1169, Enrique II, harto de intromisiones femeninas, envió a Leonor a sus posesiones de Aquitania. Una vez establecida en Poitiers, recuperó el tiempo perdido y creó una espléndida corte que pasaría a la crónica de la luminosidad creativa. Con la complicidad de su hija mayor, Marie de Champagne, considerada la primera poetisa de Francia, instauró protocolos originales que potenciaron la caballerosidad galante y un amor puro y sincero. Así nació el amor cortés, un auténtico símbolo romántico del medievo a cuyos cánones se aferraron los amantes más gozosos de tan brumosa y sangrienta época.

Pero, sin duda, el suceso literario más destacado de este periodo vino de la mano de una reina siempre soñadora y amante de las viejas tradiciones. Gracias a su generoso mecenazgo, múltiples creadores pudieron dedicar sus principales esfuerzos a la recuperación de pretéritas leyendas ancestrales, la composición de bellas poesías, así como exquisitas músicas y baladas. Lo más destacado se alcanzó cuando Leonor empeñó su corazón en la recopilación de las antiguas narraciones orales celtas. Esa gozosa misión le fue encomendada a los mejores trovadores y escritores del momento, como son los casos, entre otros intelectuales de elevada condición cultural, de Chrétien de Troyes o André Le Chapelain.

Los trabajos se prolongaron durante largos meses en los que los reputados investigadores sondearon aquí y allá buscando el alma de una de las más formidables y asombrosas historias épicas que vieron los tiempos. Y, poco a poco, resurgieron con fuerza lugares y personajes tales como el rey Arturo, Camelot o los doce caballeros de la Tabla Redonda, al igual que nobles ideales encarnados en la búsqueda de la pureza a través del Santo Grial.

El 31 de marzo de 1204, Leonor fallecía tras mil vicisitudes humanas y estratégicas sin proferir un solo lamento, sin haber perdido un diente y con el pelo blanco y sedoso como el lino. Su imagen reflejaba la serenidad de aquel que ha cumplido una magnífica misión. Había muerto una gran reina, pero sobre todo, una inmensa mujer. Su cuerpo encontró una última morada en la abadía de Fontevrault. Desde entonces reposa al lado de su querido hijo Ricardo Corazón de León. En ese momento, caballeros heroicos, románticas damas, fieros dragones y gentes de toda clase, raza o condición derramaron sus lágrimas por la mujer que supo entenderlos a todos. Fue la precursora del feminismo y una luchadora como jamás se había visto, defensora de la igualdad entre sexos e instigadora de una original revolución cultural que fue semilla y origen de los mejores sentimientos humanos.
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Aurora
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Mensaje por Aurora »

Me ha enviado un hermano de la GLE un vídeo en el que pueden ver a las primeras mujeres diputadas del congreso y senadoras españolas tras la dictadura franquista. En él relatan cómo llevaron a cabo su trabajo.
Casi todas ocuparon su escaño por casualidad, pues habían sido colocadas en las listas en lugares que no se esperaba que saliesen elegidas, pero una vez la ciudadanía las lanzó al Congreso y al Senado, cumplieron su tarea con ejemplaridad rompiendo muchos prejuicios de sus compañeros y tabúes de la sociedad.
Es también digno de ver cómo fueron ellas las que en ocasiones se lanzaron al diálogo entre partidos rivales para lograr acuerdos en temas importantes.

En su visión de la política del siglo XXI afirman que con la llegada de la mujer a los puestos de responsabilidad, la violencia y confrontación entre países irá en descenso, pues el diálogo y el entendimiento se irán asentando de modo natural.

El vídeo es este: http://es.youtube.com/watch?v=TYtCR7PX1Vc
Un abrazo :D
jaraujo
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Mensaje por jaraujo »

Florence Nightingale

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Florence Nightingale (Florencia, Italia, 12 de mayo de 1820 - Londres, 13 de agosto de 1910, británica, es considerada la madre de la enfermería moderna.

Se rebeló contra los prejuicios de su época y contra su destino de mujer que debía permanecer en el hogar y escogió la profesión de enfermera, que hasta ese momento estaba desprestigiado y se reservaba a los pobres. En 1853, tras una recomendación del secretario de Guerra Sidney Herbert, pasó a ser superintendente en el 'Institute for the Care of Sick Gentlewomen.

Su mayor éxito fue su participación en la guerra de Crimea. Un informe suyo acerca de las condiciones de vida de los soldados heridos impulsó a Herbert a enviar allí a Nightingale. El 21 de octubre de 1854 Florence Nightingale y un batallón formado por 38 enfermeras voluntarias fue enviado a Crimea. En Scutari (hoy Uskudar), Nightingale y sus compañeras de trabajo reformaron y limpiaron el hospital, a pesar de la reacción de doctores y oficiales e hicieron caer la tasa de mortalidad desde el 40% al 2%. Allí, Florence Nightingale contrajo la brucelosis.

Su regreso triunfal a Inglaterra se produjo el 7 de agosto de 1857. Dedicó el resto de su vida a promover su profesión. Fundó una escuela de enfermeras que lleva su nombre.

Durante la guerra de Secesión en 1861 fue llamada por el gobierno de la Unión para que organizara sus hospitales de campaña.

Desconocido para muchos es su desarrollo innovador de técnicas en el análisis estadístico (como el "ploteo" de incidencias de muerte prevenible entre los militares durante la guerra), con lo cual mostró, finalmente, cómo un fenómeno social podía ser medido objetivamente y analizado matemáticamente.

Ella fue una innovadora en la recolección, tabulación, interpretación y presentación gráfica de las estadísticas descriptivas; mostró como la estadística proporciona un marco de organización para controlar y aprender, y puede llevar a mejoramientos en las prácticas quirúrgicas y médicas. También desarrolló una Fórmula Modelo de Estadística Hospitalaria para que los hospitales recolectaran y generaran datos y estadísticas consistentes.

En 1858, Florence Nightingale fue la primera mujer miembro de la Statistical Society. Fue nombrada miembra honoraria de la Asociación Americana de Estadística en 1874. En 1883, la reina Victoria le otorgó la Royal Red Cross y en 1907, fue la primera mujer condecorada con la Order of Merit.
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