
QQ.HH, querid@s amig@s:
El objeto por el cual abro este hilo es conocer por diversas fuentes quien era realmente este enigmático personaje, a raiz de las diversas opiniones vertidas en diferentes subforos de esta Fraternidad Masónica.
De momento, no daré mi opinion. Me voy a limitar a copiar diferentes versiones que aparecen en internet y en libros que tengo en casa, donde es citado.
Se lee en una web de internet:
Aleister Crowley, el hombre más perverso del mundo:
A los ocho años Aleister Crowley cogió un gato, le administró arsénico y, para que no opusiera resistencia, le suministró cloroformo. Así pudo gasearle en el horno, después quemarle y, tras otras torturas, le despellejó vivo. Su madre le llamaba «La Bestia» y «666» porque su hijo le recordaba las dos bestias del Apocalipsis, cuyo texto dice: «Vi como salía del mar una bestia, que tenía diez cuernos y siete cabezas… Abrió su boca en blasfemias contra Dios… Fuele otorgado hacer la guerra a los santos y vencerlos… El que tenga inteligencia calcule el número de la bestia porque es número de hombre. Su número es seiscientos sesenta y seis». El niño no se amilanaba ante la comparación y la llamaba «estúpida santurrona». Cuando su madre murió, ya adulto, añadió «¡que el diablo tenga su alma!». Crowley no sentía más simpatía por su padre, llegando a sustituir su nombre, Edward Alexander, por el de Aleister.
No hubo persona a la que no destrozara, juramento que no incumpliera, vicio que no probara. Su primera mujer era hermana de uno de sus amigos, una joven viuda harta del acoso de sus pretendientes, a la que Crowley ofreció «matrimonio sin consumación» para que se librase de ellos. Se casaron y, a las pocas horas, Crowley incumplía su compromiso. Ella se hizo alcohólica y murió en uno de sus delirium tremens. Antes de divorciarse, Crowley casi mata a su suegra al tirarla por la escalera cuando la echaba a patadas de su casa. Su segunda esposa también acabó alcoholizada. Él mismo era un drogadicto que consumía heroína, cocaína, opio, hachís, marihuana, peyote y mescal, entre otras drogas.
A los 14 años, Crowley era un escolar rebelde que perdió la virginidad con una criada. Era bisexual y le gustaba colgar a sus amantes boca abajo en el guardarropa y marcarles con sus dos caninos que, según dicen, se afiló con este propósito. Algunos de sus discípulos sufrieron alteraciones nerviosas, como Lord Tankerville o Victor Neuburg al que Crowley maldijo. Victor decía que esa era la razón de sus múltiples enfermedades. Otros tuvieron menos suerte y perdieron la vida como Raoul Loveday, de quien se dijo que había sido envenenado por «La Bestia». También murió Alexis Pache, un alpinista suizo, cuando se encontraba a solas con Crowley en una escalada. Otro, Norman Mudd, se suicidó. Pero no sólo sus discípulos; también uno de sus maestros, Liddell MacGregor Mathers, murió convencido de que le aniquilaban las poderosas emanaciones mágicas procedentes de Crowley.
Los periódicos de la época le llamaron, entre otras lindezas: «el hombre más perverso del mundo», «el rey de la depravación», «el hombre al que nos gustaría ahorcar», «el caníbal», «la bestia humana», y el peor insulto para un inglés de su época, «germanófilo».
Ni siquiera con su muerte cesaron los ataques furibundos, incluso del máximo representante de la justicia británica, el Ministro de Su Graciosa Majestad, quien declaró: «Aleister Crowley es el personaje más inmundo y más perverso del Reino Unido». Esta es la leyenda que le acompañó toda su vida, azuzada por la prensa durante más de treinta años. No hay perversidad, ni crimen, ni acción maligna de la que no fuese acusado.
La otra cara de la leyenda:
A la luz de sus biógrafos, podemos entender mejor la leyenda negra creada alrededor de su persona. Trasladémonos a Leamington, en el condado inglés de Warcwickshire, el 12 de octubre de 1875. Acaba de nacer Edward Alexander, que más tarde conoceremos como Aleister Crowley.
Su infancia se desenvuelve en un ambiente opresivo y puritano, ya que sus padres pertenecen a la secta más intransigente y rigurosa de la época, los «Hermanos de Plymouth». Para ellos todo es pecado o debilidad inaceptable. Por eso, Emilie, su madre, nunca le abraza, ni le besa, ni le cuenta cuentos, ni le deja leer ningún libro, excepto la Biblia.
Aleister, a pesar de la rigidez familiar, hace trastadas que Emilie castiga llamándole «la Bestia del Apocalipsis», el sumum de la maldad para los «Hermanos de Plymouth». Él se defiende asumiendo el nombre de «La Bestia» y rebelándose contra todo aquello que representa su familia. Si en nombre del «bien» le torturaban y le hacían desgraciado, él adoraría al «mal». Se convertirá así en un mago luciferino, que no diabólico, adorador sistemático del mal.
En una de sus conferencias explicará por qué torturó al gato que mencionábamos al principio. Su madre le había dicho que los gatos tenían nueve vidas y decidió comprobarlo constatando, una vez más, que sus enseñanzas eran falsas. El torturador del gato no era un sádico desalmado, sino un crío inquisitivo.
Su padre, el hombre cuya boca nunca había blasfemado o dicho una injuria, que había abandonado su imperio económico para dedicarse a la religión, muere de cáncer de lengua, cuando Aleister tiene doce años. Su tío materno se encargará de que su educación sea aún más rígida a partir de entonces.
El Crowley adolescente, con una inteligencia superior a la normal y en un ambiente represivo, se salta continuamente las reglas. Desde leer a escondidas, a perder la virginidad a los catorce años con una de las criadas, pero ¡en la cama de mamá! que tiene más mérito transgresor.
A los diecisiete años, su madre y su tío deciden dejarle por imposible e ingresa en el Trinity College de Cambridge sintiéndose, por primera vez en su vida, libre. Sorprendentemente, no le escatiman los medios económicos, y él los aprovecha para divertirse, salir, beber o tener relaciones. Pero Crowley también estudia y mucho, aunque se niega a examinarse. Sin embargo, su erudición y seriedad en el trabajo es tal que el Profesor Hastings cuenta con él como colaborador en la Enciclopedia de la Historia de las Religiones y de la Ética.
En esta época, se rebela contra la hipocresía social, haciéndose pasar por Conde Ruso y publicando una obra erótica: White Stains (Manchas Blancas) que se la dedica a su «pío» tío materno. El escándalo es tal que prepara una conferencia: «La miseria sexual en Gran Bretaña, por el Doctor Aleister Crowley, escapado de la Universidad de Cambridge. Preside la sala un tapiz indio con un enorme falo, y Crowley se dirige a los asistentes: «¡Las manchas blancas no están sólo en las sábanas sino en las gafas de los que “ven” febrilmente la perversión!».
Se hace amigo de intelectuales y artistas con continuas estancias en Londres y en París, donde conoce al escultor Rodin, al novelista Somerset Maughan, a la bailarina Isadora Duncan, a Rilke el poeta, etc… Descubre el alpinismo, que ejerce con entusiasmo, participando en importantes expediciones a los Alpes, el Himalaya y México, generalmente acompañado del científico Oscar Eckenstein.
Continuaremos....
Pido muy especialmente a nuestro Q.·.H.·.Max_Lamb su colaboración, para poder arrojar Luz sobre Crowley.

Gracias anticipadas.
Un gran abrazo.

Yaiza