Éste es un tema que, como ya insinué, requiere de una reflexión y estudio profundos. Es quizás una de la cuestiones abiertas en masonería más difíciles de abordar y, además, reconozco no disponer de los conocimientos ni de la sabiduría imprescindibles para algo más que estudiar y repetir lo que ya han dicho otros, que nos han precedido.
No obstante, dejadme apuntar que con frecuencia, al menos en el REAA, nos referimos a la apertura de la Logia, y más concretamente al desplegar el cuadro de Logia, como la apertura de un espacio y de un tiempo sagrados. Ahora bien, si por sagrado entendemos "lo digno de veneración y respeto" es evidente que la apertura de la Logia se configura como un espacio y un tiempo venerados y respetados, sin más.
En cuanto a mi opinión personal, empezando por lo fácil diría que lo profano es lo que no es sagrado - no creo necesarios otros matices - y para el concepto "sagrado" transcribiré la definición del ya citado en otra ocasión, Eugenio Trías:
Se ha señalado muchas veces la ambivalencia de lo sagrado. Esa ambivalencia queda registrada en las lenguas griega y latina (y castellana): agion (sanctus, santo) y hiereon (sacer, sagrado). Se trata de dos dimensiones articuladas de un mismo fenómeno (lo santo-y-sagrado).
Lo santo hace referencia a los más alto y encumbrado: lo que no puede ser tocado ni rozado por el testigo (ni tan siquiera <mirado>). Lo sagrado, en cambio, puede ser tocado; puede operarse con ello (en el objeto de culto o sacrificio), con lo que puede destruirse y consumirse; lo sagrado puede hacer referencia a algo execrable que debe ser rechazado. Sagrado puede llegar a significar <execrable, rechazable, siniestro> (así el sacer latino). (Véase Sigmund Freud, Tótem y tabú).
Sobre la doble forma de presentarse lo sagrado, como un misterio que produce horror (phobos) y/o fascinación, es interesante la obra de Rudolf Otto Das Heilige. Este autor conceptúa <lo sagrado-y-lo-santo> como el referent de una experiencia de radical alteridad, relativa al <Gran Otro> (Ganz Anderes).
Se trata de una alteridad radical que se halla encerrada en el <misterio>, o que mantiene algo escondido y encerrado, o clausurado (mistes, lo encerrado en sí). Tal misterio da lugar a la doble experiencia del mysterium fascinans (aspecto encantador y hechicero de lo sagrado) y del mysterium tremendum (aspecto terrible y amenazante de lo sagrado). Ambas dimensiones se hallan íntimamente vinculadas.
Solamente quiero apostillar que
Das Heilige" en idioma alemán quiere decir "sagrado" y también "santo".
Sin querer aventurarme en definiciones, diré que si sigo mis sentimientos, intuyo que existe una alteridad, un espacio sagrado, que está más allá del cerco del aparecer en donde las cosas son a nuestros cinco sentidos, habitando nosotros, los humanos, en la frontera de ambos. A estos espacio sagrado y tiempo sagrados se puede acceder mediante los símbolos y los rituales, mediante la mística, y también por medio del arte; la música más fácilmente pero también la arquitectura y las artes plásticas en general. De hecho, en mi opinión, lo que a una obra humana le da la cualidad de obra de arte, más allá de su perfección técnica o de su hallazgo novedoso, es la de poder facilitar a un ser humano el establecer un puente, o escalera desde lo consuetudinario, lo que es o parece ser, a lo que se escapa a una definición en esos términos, lo que es intuitivo. Como explica Trías, la experiencia puede ser encantadora o terrible, o ambas a la vez.
La masoneria con su rica simbología y ritualística también ha desarrollado una mística, aunque no en sentido religioso, creyente - excepción hecha de las Obediencias que admiten como cierta la verdad revelada - sino siempre dentro de la Razón. De todas maneras, también es cierto que actualmente la mayoría de masones hacemos más hincapié en el aspecto social y "mundano" de los Trabajos y lo místico con frecuencia nos parece un arcaísmo.