En este hilo varios foristas dan por cierta la existencia del Conde de Saint Germain.
Estoy encontrando información contradictoria al respecto. Por ejemplo, Federico Rodríguez en la Introducción a la Ciencia Sagrada, hablando sobre el movimiento Rosacruz, dice:
El movimiento rosacruz cobra fuerza a raíz de la aparición de los manifiestos titulados Fama Fraternitatis y Confessio Fraternitatis, cuya autoría, directa o indirectamente, pertenecía al misterioso "Colegio Invisible de la Rosa-Cruz", del que los rosacrucianos obtuvieron precisamente el nombre. Por la importancia que reviste para comprender la historia sutil de la época que estamos tratando, conviene que nos detengamos un momento en el contenido de esos manifiestos, y especialmente en los eventos acaecidos al fundador legendario de esa Fraternidad iniciática: Christian Rosenkreutz (literalmente Cristiano Rosacruz). En primer lugar, diremos que ese nombre es simbólico, pues no designa un personaje concreto, sino más bien a una 'entidad colectiva' que desempeñó una función tradicional en un período determinado. Se dice que la 'vida' de Christian Rosenkreutz está a puente entre los siglos XIV y XV, es decir, cuando se estaba gestando el paso de la Edad Media al Renacimiento, con todo lo que ello implicaba de readaptación de los principios tradicionales a las nuevas condiciones históricas y cíclicas. Como ya sabemos, una de las organizaciones que en la Edad Media detentaba el conocimiento iniciático y esotérico, era la Orden del Temple. La cruenta desaparición de los templarios a comienzos del siglo XIV, en el 1314 como ya dijimos, produjo una eventual rotura de ese vínculo, con lo que esto suponía de pérdida para Occidente de una parte esencial de su propia sabiduría tradicional, pues en verdad el Oriente no designa sino la región simbólica donde reside el Centro Supremo y primordial, la fuente de todo conocimiento metafísico y espiritual. En este sentido, los 'viajes' que efectuó Christian Rosenkreutz por diversos países de Oriente (en el transcurso de los cuales "recibió los secretos de la magia y la cábala") tenían como objetivo el de volver a restablecer el lazo que se había roto, con el fin de que Occidente continuara la regular comunicación con el Centro Supremo. Al volver a Europa, Christian Rosenkreutz funda la "Fraternidad de la Rosa-Cruz", de contenido hermético-cristiano que, al contrario de sus antecesores templarios, no conservaba una organización de tipo exterior, sino que siempre permaneció en el más completo anonimato, pasando a actuar desde un plano estrictamente espiritual e invisible; de ahí entonces la denominación de "Colegio Invisible".
Así, pues, se puede comprender cuáles fueron en realidad los 'inspiradores' de prácticamente todos los movimientos esotéricos que aparecieron en el Renacimiento, movimientos cuyo carácter hermético-cristiano no deja ninguna duda. El hecho de que los manifiestos Rosa-Cruces se hicieran públicos a principios del siglo XVII, indicaba que había llegado el momento de pasar a una acción mucho más directa, ya que las condiciones adversas que por aquel entonces existían en Occidente así lo requerían. De esta manera, motivados por dichos manifiestos, una serie de adeptos herméticos se agruparon para crear el movimiento rosacruciano, que venía a ser como una especie de brazo exterior, pero sin relación aparente, con el "Colegio Invisible de la Rosa-Cruz". Ese movimiento tuvo incluso un alcance político-religioso, pues también se trataba de organizar un Estado semejante al que existía en la cristiandad medioeval: el Sacro Imperio Romano Germánico. Con seguridad, los proyectos de John Dee y los reformistas isabelinos por restablecer una monarquía cristiana de alcance universal, abonaron el camino para acometer semejante empresa, al frente de la cual se encontraba el príncipe renano Federico V del Palatinado. Este pequeño principado de centro Europa fue, durante la segunda década del siglo XVII, un auténtico 'Estado Rosacruz', en donde confluirían casi todas las corrientes herméticas del último período del Renacimiento. Las universidades de Heidelberg y Oppenheim, se convirtieron en centros de enseñanza propagadores de la filosofía oculta, generando así una cultura que quedó impresa en numerosas obras arquitectónicas, científicas, artísticas y literarias. En ese clima de extraordinaria y fecunda creatividad en todos los campos del saber, vemos al ingeniero y arquitecto Salomón de Caus, el cual diseñó jardines y monumentos mágicos y simbólicos, tomando como referencia las leyes de la perspectiva, de las proporciones y armonías del número, la geometría y la música. Encontramos asimismo a los editores Teodoro de Bry y Mateo Merian, que imprimieron y realizaron los emblemas y grabados de Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz, de Valentín Andreae; los varios volúmenes de la Historia Metafísica del Macrocosmos y del Microcosmos, de Fludd, y Atalanta Fugitiva de Maier, por nombrar sólo unos pocos.
Este párrafo está en el capítulo 89 del Módulo III:
http://www.geocities.com/programagartha/modulo3n.htm
Es decir, que Federico Rodriguez opina que se trata de un personaje simbólico, en realidad una entidad colectiva.
Un saludo