José Palanco Romero
He encontrado en el blog de José Luis Barragán un emotivo relato de la historia de José Palanco Romero:
http://elopinadorimpertinente.com/
Su amistad con el hijo de José Palanco, le llevó a conocer de forma accidental la triste historia:
De niño, oí decir en mi casa que al padre de los Palanco lo había matado los ”nacionales”. Mas tarde, ya en la madurez, cuando trabé amistad con Paco Palanco, el inefable Paco Palanco, alguna vez estuve tentado de hacerle alguna pregunta, que no hice porque él no hablaba nunca del tema.
Quiso la casualidad que asistiéramos juntos, en Granada, a una charla sobre la historia del urbanismo granadino. La charla se celebraba en una especie de ateneo, con tan escaso público que conferenciante y asistentes nos confundíamos alrededor de una mesa. En un momento determinado, el conferenciante comentaba laudablemente una decisión municipal de los primeros años de la República, cuando Paco, con su aire tímido y débil voz, interrumpió abundando en lo comentado con tal detalle y precisión que nos dejó a todos boquiabiertos.
Ante las preguntas de los sorprendidos asistentes aclaró que el alcalde de Granada en aquellas fechas era su padre.
En otra ocasión, Paco me regaló la Historia de España en cuatro volúmenes, publicada entre 1926 y 1928 por su padre, y algo me habló de su labor como investigador y docente, pero poco.
Lo mismo me dicen sus amigos íntimos de juventud, Paco nunca hablaba del tema.
“José Palanco Romero. La Pasión por la Res Publica” es el título de la interesante biografía que acaba de publicar el historiador Miguel Gómez Oliver.
José Palanco, aunque no era granadino (nace en 1887 en Talavera de la Reina) llegó a Granada en 1911, con 23 años, recién ganada su cátedra de Historia de España en la Universidad de Granada, y desarrolla su vida profesional, como docente y como investigador histórico, y también como político, en los 25 años posteriores, hasta su vil asesinato en agosto de 1936.
Se casó en Granada (1917) con Lola Burgos Martel, de familia muy vinculada a Motril, donde tienen propiedades. Fruto de este matrimonio serán sus hijos José, Francisco y Ramón, ya desaparecidos, que se vienen a vivir a Motril, junto con su madre, cuando quedan huérfanos.
Gómez Oliver ha hecho un magnífico trabajo de investigación histórica y los que conocemos su ideología y su militancia izquierdista sin duda valoramos el rigor y la ecuanimidad que demuestra a lo largo de todo el libro. Aprovecha el autor la intensa participación de José Palanco en la vida universitaria granadina para desarrollar paralelamente la historia de la Universidad de Granada durante el primer tercio del siglo XX, especialmente la de la Facultad de Filosofía y Letras, de la que el biografiado fue decano.
Es una feliz idea porque en este período que él llama “la época de oro” de la Universidad de Granada esta institución juega un papel muy importante en la vida social y política de Granada. También, de alguna forma, queda recogida buena parte de la vida política granadina del período republicano porque Palanco fue concejal, alcalde, en un corto pero intenso período, y diputado nacional en 1931 y en 1936.
Como todo biógrafo, Gómez Oliver acaba seducido en cierto modo por la personalidad del biografiado, algo que es totalmente comprensible porque igual nos ocurre a los lectores que, siguiendo los pasos del protagonista de la historia, vemos su evolución ideológica desde la militancia en el catolicismo social hasta su republicanismo laico de la azañista Izquierda Republicana, su honda preocupación social por el paro obrero en su período como alcalde o su rigurosa labor parlamentaria en la discusión de la Ley de Reforma Agraria.
Todo un ejemplo de honestidad y de vida pública consecuente con los dictados de la conciencia que hoy debería ser una referencia para los que, desde distintas opciones ideológicas, ejercen la política.
Es realmente impagable el trabajo realizado por Gómez Oliver porque en cierto modo nos ha devuelto a José Palanco, aunque sea su memoria, ya que no sólo lo asesinaron aquel negro agosto del 36, sino que mataron su recuerdo y hasta cierto punto lo consiguieron, porque hoy es un desconocido para la sociedad granadina.
Nadie hasta ahora había reivindicado su memoria a diferencia de lo ocurrido con Fernández Montesinos, Virgilio Castilla u otros, quizá tenga que ver la falta de continuidad en nuestro tiempo de su opción política.
Lo cierto es que el trabajo de Gómez Oliver se ha basado en la documentación que ha guardado celosamente durante todos estos años su hijo mayor y que ha sido cedida por su viuda a la Universidad de Granada, y por la abundante presencia en la prensa de la época de José Palanco, con sus escritos y como protagonista de toda clase de actividades sociales y políticas.
Motril, ciudad de su mujer y de sus hijos, está en deuda con su memoria.
Queden estas letras de José Luis Barragán como homenaje a un hermano masón y a un hombre de bien.