
CÉSAR ALVAJAR DIÉGUEZ nació en A Coruña el 10 de enero de 1892 y falleció en París el 6 de junio de 1965.
Estudió Derecho en Santiago de Compostela, si bien se licenció en Letras.
De vuelta a Coruña trabajó en varias publicaciones periodísticas, como El Noroeste, La Voz de Galicia, Democracia, entre otras.
En 1930 publica Voces al Viento. Otras obras son El espionaje alemán en las costas de Galicia (1916), El regionalismo gallego: origen, desenvolvimiento. Soluciones posibles (1930) y Estudio crítico del poeta Pondal (1932).
Participó activamente en el movimiento asociativo y político de la ciudad. Presidió en varias ocasiones el “Casino Republicano, la “Reunión Recreativa e Instructiva de Artesanos” y la “Liga de los Derechos del Hombre”
Fue candidato en las elecciones a Cortes Constituyentes de 1931, en la llamada “Alianza Republicana”. Estuvo en varios partidos políticos y en junio de 1936 fue nombrado gobernador civil de Soria, donde intenta inútilmente hacer frente a la sublevación militar de Franco.
Durante la guerra civil ocupará diversos cargos en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, con funciones de prensa, tanto en Madrid como en Valencia o Barcelona.
Exiliado en Francia, en febrero de 1939, continuó su actividad periodística.
Respecto a su participación en la masonería, perteneció César Alvajar a la logia coruñesa “Pensamiento y Acción, nº 11). Su nombre simbólico era “Desmoulins”, y alcanzaría el grado 4º.
Ocupaba el cargo de orador adjunto.
Exiliado en Francia, en noviembre de 1936 habitó en el refugio masónico de Littry (Calvados) y posteriormente se traslada con su familia a Montauban, perteneciendo a la logia “Franklin Roosevelt” de Montauban (Francia)
Su hijo Francisco Javier Alvajar López, iniciado como “aprendiz” el 20 de diciembre de 1959, conseguiría, el 18 de abril de 1975, el grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
...
LA MISMA LUZ
Lo divino en lo humano se contiene...
Arde una luz en nuestra pobre arcilla...
¡El más mezquino de nosotros tiene
en su conciencia un área sin mancilla!
Un área donde el Gran Desconocido
deja sentir su voz, su impronta marca;
¡Lo Infinito está allí reproducido
como el astro mirándose en la charca!
La lumbre astral, diamantina y pura,
tiembla en la charca y no se mancha en ella;
y del cieno en la sórdida negrura
brilla triunfal el ascua de la estrella.
Así en nosotros... En el barro anida
una alondra de luz que a lo alto vuela...
En ruido de palabras escondida
tan sólo en el silencio se revela.
Cuando el silencio su mandato extiende,
y cierra el labio y sella la garganta,
entonces sólo es que la luz se enciende,
entonces sólo es que la alondra canta;
entonces sólo es cuando el hombre advierte
que hay en el fondo de su ser precito
algo eternal que triunfa de la muerte
y una palpitación de lo Infinito;
algo, en fin, que nivela a los humanos
y que, sobre las leyes que nos rigen,
hace del santo y del bandido hermanos
en la estrella, en la luz, y en el origen...
El uno es cieno, el otro es agua viva,
el uno es charca, el otro es linfa pura;
pero la luz del astro, compasiva,
se refleja en los dos desde la altura.
Y aunque es en cada caso diferente
el barro humano en que la luz se abisma,
sólo varía el modo, el accidente...
Cieno, agua clara, santo o delincuente,
¡la luz siempre es igual, siempre es la misma!
Este poema, de inspiración masónica, fue escrito por el periodista, político y masón coruñés Q:. H:. César Alvajar Diéguez, miembro de las logias "Pensamiento y Acción nº 11" de A Coruña (Galicia, España), entre 1932-1936 y, en el exilio, de la logia “Franklin Roosevelt” de Montauban (Francia). Está fechado el 28 de septiembre de 1941, residiendo ya en esa ciudad francesa.
El poema y los datos han sido resumidos de un informe elaborado por la R:.L:. RENACIMIENTO nº 54 AL ORIENTE DE A CORUÑA
http://www.logiarenacimiento.org/Cabecera2/inicio.html