Mujeres Cardenales...
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Mujeres Cardenales...
QQ.·.HH.·.,
Recibí el día de hoy por parte de un servicio noticioso al que estoy suscrito, la siguiente información, creo que es interesante darse cuenta que los nuevos vientos soplan en todas partes:
El padre Eberhard von Gemminger, un jesuita que dirige la sección en alemán de Radio Vaticano, se declaró a favor del nombramiento de mujeres como cardenales, lo que les permitiría participar en la elección del Papa. "Sueño con que en el futuro el Papa pueda ser elegido por un grupo mixto de hombres y mujeres, de 60 hombres y 60 mujeres", afirmó.
En la actualidad la máxima autoridad de la Iglesia católica es elegida durante un cónclave en el que participan 120 cardenales menores de 80 años. "No es un discurso feminista. Se trata solamente de realismo y de justicia. Hoy en día, por supuesto, que no es factible, pero dentro de 100 años ¿quién sabe?", agregó.
Este religioso, el primero en entrevistar al papa alemán Benedicto XVI, recuerda que "en la historia ha habido casos en los que para ser nombrado cardenal no era necesario ser ordenado sacerdote".
Reciban un T.·.A.·.F.·.,
Eduardo.
Recibí el día de hoy por parte de un servicio noticioso al que estoy suscrito, la siguiente información, creo que es interesante darse cuenta que los nuevos vientos soplan en todas partes:
El padre Eberhard von Gemminger, un jesuita que dirige la sección en alemán de Radio Vaticano, se declaró a favor del nombramiento de mujeres como cardenales, lo que les permitiría participar en la elección del Papa. "Sueño con que en el futuro el Papa pueda ser elegido por un grupo mixto de hombres y mujeres, de 60 hombres y 60 mujeres", afirmó.
En la actualidad la máxima autoridad de la Iglesia católica es elegida durante un cónclave en el que participan 120 cardenales menores de 80 años. "No es un discurso feminista. Se trata solamente de realismo y de justicia. Hoy en día, por supuesto, que no es factible, pero dentro de 100 años ¿quién sabe?", agregó.
Este religioso, el primero en entrevistar al papa alemán Benedicto XVI, recuerda que "en la historia ha habido casos en los que para ser nombrado cardenal no era necesario ser ordenado sacerdote".
Reciban un T.·.A.·.F.·.,
Eduardo.
La Humanidad es un enigma en busca de su propia solución
- ixvilla
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Me sorprende esta declaración, pero no seria de extrañarse si se desdice el sacerdote Eberhard von Gemminger, ya ven que úlimamente la cúpula de la iglesia catolica, no da pie con bola.
Seria muy importante, no solo que sean cardenales, si no que permitan a las mujeres ser ministros del culto católico.
Esperemos haber que sucede.
Saludos
Nacho
Seria muy importante, no solo que sean cardenales, si no que permitan a las mujeres ser ministros del culto católico.
Esperemos haber que sucede.
Saludos
Nacho
Ignacio
Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en justicia, cariño e integridad, piensen en ti.
Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en justicia, cariño e integridad, piensen en ti.
QQ.•.HH.•.
Sin duda es sorpresiva esa declaración que se hizo en la Estrella Digital/Efe de Roma, en el dia de hoy, ahora bien, me parece ademas extraña dado que la actual legislación de la Iglesia requiere que el título de cardenal solo pueda ser otorgado a sacerdotes. El canon 351 § 1 del Código de Derecho Canónico señala que "Para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos".
Este buen hombre se habria tomado un buen lambruso, digo yo..
TAF
Sòcràtes
Sin duda es sorpresiva esa declaración que se hizo en la Estrella Digital/Efe de Roma, en el dia de hoy, ahora bien, me parece ademas extraña dado que la actual legislación de la Iglesia requiere que el título de cardenal solo pueda ser otorgado a sacerdotes. El canon 351 § 1 del Código de Derecho Canónico señala que "Para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos".
Este buen hombre se habria tomado un buen lambruso, digo yo..
TAF
Sòcràtes
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- Maestro Masón
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Pareciera mas una inteligente movida echa al amparo de la imposibilidad normativa. Ciertamente que si hubiera alguna chance de que algo asi ocurriera sin necesidad de proceder a la reforma del Codigo Canónico tendría que haber pensado dos veces antes de decir lo dicho.
De todos modos, y sepan disculpar, no voy a extenderme demasiado mas en el particular por cuanto es un tema que los catolicos deben decidir.
De todos modos, y sepan disculpar, no voy a extenderme demasiado mas en el particular por cuanto es un tema que los catolicos deben decidir.
- joaquimvillalta
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Agradecería que alguno de los miembros del foro pudiera ilustrarnos sobre el papel pastoral de la mujer en el cristianismo primitivo.
Gracias
Gracias
Franz
M.·. M.·. de la Gran Logia Mixta de los Andes Ecuatoriales
MPSGC del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado
Nunquam vera species ab utilitate dividitur
http://umurm.com/es/inicio
http://supremoconsejogrado33.com
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- benedictus16
- Maestro Masón
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- Ricard
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Sanctum sanctorum
Lo siento por las futuras mujeres cardenalas, pero tienen muy difícil el acceso al papado, porque luego de ser elegido en el cónclave, el nuevo papa es sometido al ritual del sanctum sanctorum, una medida precautoria para evitar una papisa en el Vaticano.
Así es como se denomina la ceremonia solemne, única, a la cual se somete al nuevo pontífice de Roma, luego de ser elegido por el cónclave de cardenales, antes de conducirlo al trono de San Pedro. Todo acontece en la hermosa Capilla Sixtina que mandó construir el papa Sixto IV y pintó, con genialidad, Michelangelo Buonarroti.
En el momento magno, un grupo de cardenales de entre aquellos que aún conservan músculo, levantan en vilo al nuevo vicario de Cristo y lo acomodan en la misteriosa silla porfiriana. Los aguafiestas que estudian la historia del mueble, por ejemplo Guillermo Daly, esclarecen el misterio y sostienen que dicho sillón de brazos no es otra cosa que una sedes stercoraria. Mejor dicho, un trono fecal con un hueco en el asiento, tal como estilaban los monarcas en la antigüedad. Esto para que en casos de apuro no tuvieran que abandonar las funciones de gobierno por vulgares urgencias fisiológicas.
Entonces, a la señal de los clavicordios, un cardenal, designado previa bizantina contienda de intereses eclesiásticos, introduce la mano diestra bajo la silla porfiriana donde se halla sentado el sumo pontífice recién elegido. Autorizado, el cardenal de marras palpa, sopesa y si todo está en orden y trinidad perfecta, el elegido representante de Dios en la tierra recibe la bendición aprobatoria del colegio cardenalicio de la iglesia católica. No hay motivo para segunda opinión.
Ahora sí, el nuevo pontífice de Roma está expedito para dirigirse al palacio del Vaticano y asumir, sin mengua, el trono de San Pedro. Según el ritual canónico de la iglesia católica, se trata de recordarle al pontífice que, aunque sea vicario de Cristo, sigue siendo un ser de carne corrompible. Eso dice la norma. Sin embargo, la razón histórica que motivó la ceremonia puede ser otra.
Tan reservado ritual, celosamente guardado del ojo público, el tan mentado sanctum sanctorum, creen algunos que fue instituido a raíz del gran fiasco ocurrido con el pontífice Juan VIII, elegido el año 855, que en determinado momento quedó preñado. Por supuesto, la iglesia católica y la historia oficial de Occidente alegan que solo se trata de una leyenda maligna, difundida por herejes y apóstatas manejados por Satanás.
Pero una búsqueda en la historia de los hechos revela que sí existió un pontífice Juan VIII, la llamada papisa Juana, diferente al enemigo de Carlomagno, solo que su nombre dinástico fue concedido a otro vicario para evitar bochorno. El primer Juan VIII fue una mujer que, similar a muchos casos en el devenir histórico, siempre pasó como hombre. Entró al clero con la idea que ahí podía ocultar de manera perfecta su verdadera identidad sexual. ¿Quién sabe si lo hizo con malicia o inocencia? Una comunidad religiosa supone lo más puro y casto, pero también un hervidero de sórdida perversidad, atizada por el mismo aislamiento y la intensa meditación.
A la luz teológica del cristianismo, no solo de la norma canónica, el ritual del sanctum sanctorum tiene reiterados fundamentos en la Biblia. Entonces, podría tratarse de un juramento. Génesis 24:2 dice que cuando el patriarca Abraham ya estaba muy viejo y ansioso de conseguirle una mujer para su hijo Isaac, llamó al criado mayor y le pidió: "Pon tu mano debajo de mis testículos y jurarás ante Dios que no tomarás para mi hijo alguna mujer de entre los cananeos". El sanctum sanctorum sería un rito semejante a la ceremonia del presidente electo que coloca la mano sobre la Biblia o la Constitución y promete cumplir con los mandatos de la carta magna.
Otro libro de la Biblia lleva a pensar que el sanctum sanctorum es una prueba, una revisión un tanto estilizada. Deuteronomio 23:1 establece de manera definitiva: "No entrará a la congregación de Dios quien tenga magullados los testículos o amputado el miembro viril". En esta situación, el cardenal designado debe cerciorarse que ahí, bajo el asiento de la silla porfiriana, está todo correcto.
Además, el año 325 el Concilio de Nicea prohibió, pese a que ya estaba dicho en la Biblia, que alguien con defecto en los testículos pudiera ordenarse de sacerdote. Por lo tanto el sanctum sanctorum podría ser una comprobación última.
Bernardino Corio cuenta en La historia de Milán, 1510, el regio ceremonial del sanctum sanctorum al que fue sometido, en 1492, el rijoso pontífice Alejandro VI, el español Rodrigo Borja, que en Italia se puso Borgia. Corio dice: "Finalmente le tocaron los testículos y mostraron con los dedos que había un par; entonces le trajinaron el pene y dijeron que todo era conforme a la voluntad de Dios; acto seguido le echaron la bendición y le aspergiaron el agua bendita del sanctum sanctorum. Ya después, el nuevo pontífice se dirigió al palacio".
Para esperanza de las cardenalas futuras, claro está que actualmente existe la solución quirúrgica, pero no es lo mismo.
Así es como se denomina la ceremonia solemne, única, a la cual se somete al nuevo pontífice de Roma, luego de ser elegido por el cónclave de cardenales, antes de conducirlo al trono de San Pedro. Todo acontece en la hermosa Capilla Sixtina que mandó construir el papa Sixto IV y pintó, con genialidad, Michelangelo Buonarroti.
En el momento magno, un grupo de cardenales de entre aquellos que aún conservan músculo, levantan en vilo al nuevo vicario de Cristo y lo acomodan en la misteriosa silla porfiriana. Los aguafiestas que estudian la historia del mueble, por ejemplo Guillermo Daly, esclarecen el misterio y sostienen que dicho sillón de brazos no es otra cosa que una sedes stercoraria. Mejor dicho, un trono fecal con un hueco en el asiento, tal como estilaban los monarcas en la antigüedad. Esto para que en casos de apuro no tuvieran que abandonar las funciones de gobierno por vulgares urgencias fisiológicas.
Entonces, a la señal de los clavicordios, un cardenal, designado previa bizantina contienda de intereses eclesiásticos, introduce la mano diestra bajo la silla porfiriana donde se halla sentado el sumo pontífice recién elegido. Autorizado, el cardenal de marras palpa, sopesa y si todo está en orden y trinidad perfecta, el elegido representante de Dios en la tierra recibe la bendición aprobatoria del colegio cardenalicio de la iglesia católica. No hay motivo para segunda opinión.
Ahora sí, el nuevo pontífice de Roma está expedito para dirigirse al palacio del Vaticano y asumir, sin mengua, el trono de San Pedro. Según el ritual canónico de la iglesia católica, se trata de recordarle al pontífice que, aunque sea vicario de Cristo, sigue siendo un ser de carne corrompible. Eso dice la norma. Sin embargo, la razón histórica que motivó la ceremonia puede ser otra.
Tan reservado ritual, celosamente guardado del ojo público, el tan mentado sanctum sanctorum, creen algunos que fue instituido a raíz del gran fiasco ocurrido con el pontífice Juan VIII, elegido el año 855, que en determinado momento quedó preñado. Por supuesto, la iglesia católica y la historia oficial de Occidente alegan que solo se trata de una leyenda maligna, difundida por herejes y apóstatas manejados por Satanás.
Pero una búsqueda en la historia de los hechos revela que sí existió un pontífice Juan VIII, la llamada papisa Juana, diferente al enemigo de Carlomagno, solo que su nombre dinástico fue concedido a otro vicario para evitar bochorno. El primer Juan VIII fue una mujer que, similar a muchos casos en el devenir histórico, siempre pasó como hombre. Entró al clero con la idea que ahí podía ocultar de manera perfecta su verdadera identidad sexual. ¿Quién sabe si lo hizo con malicia o inocencia? Una comunidad religiosa supone lo más puro y casto, pero también un hervidero de sórdida perversidad, atizada por el mismo aislamiento y la intensa meditación.
A la luz teológica del cristianismo, no solo de la norma canónica, el ritual del sanctum sanctorum tiene reiterados fundamentos en la Biblia. Entonces, podría tratarse de un juramento. Génesis 24:2 dice que cuando el patriarca Abraham ya estaba muy viejo y ansioso de conseguirle una mujer para su hijo Isaac, llamó al criado mayor y le pidió: "Pon tu mano debajo de mis testículos y jurarás ante Dios que no tomarás para mi hijo alguna mujer de entre los cananeos". El sanctum sanctorum sería un rito semejante a la ceremonia del presidente electo que coloca la mano sobre la Biblia o la Constitución y promete cumplir con los mandatos de la carta magna.
Otro libro de la Biblia lleva a pensar que el sanctum sanctorum es una prueba, una revisión un tanto estilizada. Deuteronomio 23:1 establece de manera definitiva: "No entrará a la congregación de Dios quien tenga magullados los testículos o amputado el miembro viril". En esta situación, el cardenal designado debe cerciorarse que ahí, bajo el asiento de la silla porfiriana, está todo correcto.
Además, el año 325 el Concilio de Nicea prohibió, pese a que ya estaba dicho en la Biblia, que alguien con defecto en los testículos pudiera ordenarse de sacerdote. Por lo tanto el sanctum sanctorum podría ser una comprobación última.
Bernardino Corio cuenta en La historia de Milán, 1510, el regio ceremonial del sanctum sanctorum al que fue sometido, en 1492, el rijoso pontífice Alejandro VI, el español Rodrigo Borja, que en Italia se puso Borgia. Corio dice: "Finalmente le tocaron los testículos y mostraron con los dedos que había un par; entonces le trajinaron el pene y dijeron que todo era conforme a la voluntad de Dios; acto seguido le echaron la bendición y le aspergiaron el agua bendita del sanctum sanctorum. Ya después, el nuevo pontífice se dirigió al palacio".
Para esperanza de las cardenalas futuras, claro está que actualmente existe la solución quirúrgica, pero no es lo mismo.

- benedictus16
- Maestro Masón
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- Registrado: Lun Dic 10, 2007 12:06 pm
- Obediencia: Gran Priorato de Hispania
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- Maestra Masona
- Mensajes: 4194
- Registrado: Lun Sep 10, 2007 6:26 pm
- Obediencia: Grande Oriente Ibérico
Ricard dice:
En estas escuelas, cuando un discípulo iba a ser iniciado, antes debía tomar un baño ritual en presencia del maestro. Tal como me lo contaron, este baño tenía por finalidad comprobar si el futuro discípulo tenía capacidad de excitarse sexualmente, ya que una persona sin capacidad de excitación sexual, no será capaz de despertar su energía interna (kundalini) y despertar plenamente su consciencia.
No tenía por lo tanto ninguna connotación sexual, sino simplemente era una comprobación de que su energía sexual estaba activa.
Dado que las escuelas de yoga (en lo que conozco) han admitido mujeres, esta comprobación no tenía una finalidad discriminatoria en relación al género. Solo que en una mujer la excitación sexual puede no ser tan llamativamente visible.
Es un simple comentario a raiz de la cita del Deuteronomio 23:1 que ha aportado Ricard y que puede dar pie a una investigación en esta otra línea y en otras tradiciones.
un abrazo
Este dato que aporta Ricard de fechas anteriores a la existencia de la silla porfiriana, me recuerda una antigua tradición de algunas escuelas de yoga, y que tendría otra finalidad muy distinta que el mero hecho de averiguar el género de la persona.Otro libro de la Biblia lleva a pensar que el sanctum sanctorum es una prueba, una revisión un tanto estilizada. Deuteronomio 23:1 establece de manera definitiva: "No entrará a la congregación de Dios quien tenga magullados los testículos o amputado el miembro viril". En esta situación, el cardenal designado debe cerciorarse que ahí, bajo el asiento de la silla porfiriana, está todo correcto.
Además, el año 325 el Concilio de Nicea prohibió, pese a que ya estaba dicho en la Biblia, que alguien con defecto en los testículos pudiera ordenarse de sacerdote. Por lo tanto el sanctum sanctorum podría ser una comprobación última.
En estas escuelas, cuando un discípulo iba a ser iniciado, antes debía tomar un baño ritual en presencia del maestro. Tal como me lo contaron, este baño tenía por finalidad comprobar si el futuro discípulo tenía capacidad de excitarse sexualmente, ya que una persona sin capacidad de excitación sexual, no será capaz de despertar su energía interna (kundalini) y despertar plenamente su consciencia.
No tenía por lo tanto ninguna connotación sexual, sino simplemente era una comprobación de que su energía sexual estaba activa.
Dado que las escuelas de yoga (en lo que conozco) han admitido mujeres, esta comprobación no tenía una finalidad discriminatoria en relación al género. Solo que en una mujer la excitación sexual puede no ser tan llamativamente visible.
Es un simple comentario a raiz de la cita del Deuteronomio 23:1 que ha aportado Ricard y que puede dar pie a una investigación en esta otra línea y en otras tradiciones.
un abrazo