El papel pastoral de la mujer en el cristianismo
Publicado: Mar Jul 24, 2007 11:57 am
QQ.·.HH/nas.·.
Una vez más nuestro H.·. Franz abre un tema extraordinario, un tema que es necesario comentar y estudiar para intentar ser justos, equidativos y cumplir con esa misión que libremente hemos asumido.
Al citar el papel pastoral de la mujer en el cristianismo me ciño a esa corriente religiosa específica de la época, donde podríamos destacar según la Aciprensa del Vaticano, lo que allí Benedicto destaca acerca del papel de Maria, madre de Jesús, donde los propios cristianos refieren que con su fe y obra maternal colaboró en modo único para nuestra redención, amen. Maria, convertida en discípulo de su hijo manifestó en Cana y demostró su total confianza en él y lo siguió hasta los pies de la cruz, aunque yo creo que eso, cualquier madre lo hubiera hecho.
Por otro lado se dice en los evangelios que las mujeres, a diferencia de los doce, no abandonaron a Jesús en el camino de la pasión, y a su vez citan a magdalena como la primera presente y testimonio de su resurrección, agradeciendo la santidad femenina que, a mi modo de ver, queda un tanto patético.
Las escrituras reseñan a otras muchas mujeres como Marta y Maria, hermanas de Lázaro, claro está, hasta el propio Santo Tomás se refiere a Magdalena como el apóstol de los apóstoles, y ahí ya la tenemos liada, solo faltaba que el autor de The Códice nos lea y nos haga una segunda parte, que dicen que ya esta en marcha.
Ante todo creo que será licito atender a lo que citan las escrituras, pues en ellas se advierte que en ese principio, cuando es el momento de la Creación, que es narrado en el Libro del Génesis en dos relatos. En el primero de ellos, que sin embargo es cronológicamente posterior, se describe la creación del varón y la mujer en un solo acto (Génesis 1, 27): “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le creó, los creó varón y hembra”, asi pues más igualdad impossible no ?
Pero...... En el otro (Génesis 2, 7-25), se describe la creación por separado, primero del varón y luego de la mujer: “Y se dijo Yavhé Dios: No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda semejante a él (compañera) (…). Entonces el señor Dios dejó caer sobre el hombre en letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor trabajó la costilla, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre”. Ahí, a mi, mis queridos amigos, ya me cuesta un poco, pero sigo…
Para el difunto Juan Pablo II el “mito” del Génesis no tenia nada que ver con el mito platónico de Aristófanes, donde el ser humano primitivo es dividido en dos. Aunque muchas veces se ha interpretado así, como si Adán hubiera sido dividido en dos y, en consecuencia, varón y mujer fueran cada uno la mitad de la humanidad, el Papa lo interpreta de una forma radicalmente opuesta. Dios no hace de uno dos, sino de dos uno, que ya tiene tela, y al final el misterio de la creación humana consiste en que Dios hizo la unidad de dos seres, cada uno de los cuales era persona en sí mismo, es decir “igualmente relacionado con la situación de soledad originaria”. Su unidad denota, sobre todo, la identidad de la naturaleza humana; en cambio, la dualidad manifiesta lo que, a base de tal identidad, constituye la masculinidad y la feminidad del hombre creado.
Pero al final el texto bíblico revela algo esencial que atiende a ese papel dado o relegado a la mujer que conviene recordar, varón y mujer tienen la misma naturaleza humana (Eva –Ishá- sale de Adán –Ish-), pero la tienen de modos distintos. En cierto sentido, se complementan. Por esto, el varón tiende “constitutivamente” a la mujer, y la mujer al varón. La mujer es dada como “ayuda” al varón y viceversa, lo que no equivale a “siervo” ni expresa ningún desprecio.
La mujer es compañera. También en la relación marido-mujer la “sumisión” no es unilateral, sino recíproca.
Que lastima que, no solo esta religión, sino otras no atiendan sus escrituras originales, hayan mancillado, vejado y acotado sus derechos, y ahora, se releguen al mero manifiesto papal de agradecimiento, cuando las escrituras les otorgaron el mismo derecho y la misma responsabilidad en la procreación y expansión de vida.
Un saludo
Sòcrates
Una vez más nuestro H.·. Franz abre un tema extraordinario, un tema que es necesario comentar y estudiar para intentar ser justos, equidativos y cumplir con esa misión que libremente hemos asumido.
Al citar el papel pastoral de la mujer en el cristianismo me ciño a esa corriente religiosa específica de la época, donde podríamos destacar según la Aciprensa del Vaticano, lo que allí Benedicto destaca acerca del papel de Maria, madre de Jesús, donde los propios cristianos refieren que con su fe y obra maternal colaboró en modo único para nuestra redención, amen. Maria, convertida en discípulo de su hijo manifestó en Cana y demostró su total confianza en él y lo siguió hasta los pies de la cruz, aunque yo creo que eso, cualquier madre lo hubiera hecho.
Por otro lado se dice en los evangelios que las mujeres, a diferencia de los doce, no abandonaron a Jesús en el camino de la pasión, y a su vez citan a magdalena como la primera presente y testimonio de su resurrección, agradeciendo la santidad femenina que, a mi modo de ver, queda un tanto patético.
Las escrituras reseñan a otras muchas mujeres como Marta y Maria, hermanas de Lázaro, claro está, hasta el propio Santo Tomás se refiere a Magdalena como el apóstol de los apóstoles, y ahí ya la tenemos liada, solo faltaba que el autor de The Códice nos lea y nos haga una segunda parte, que dicen que ya esta en marcha.
Ante todo creo que será licito atender a lo que citan las escrituras, pues en ellas se advierte que en ese principio, cuando es el momento de la Creación, que es narrado en el Libro del Génesis en dos relatos. En el primero de ellos, que sin embargo es cronológicamente posterior, se describe la creación del varón y la mujer en un solo acto (Génesis 1, 27): “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le creó, los creó varón y hembra”, asi pues más igualdad impossible no ?
Pero...... En el otro (Génesis 2, 7-25), se describe la creación por separado, primero del varón y luego de la mujer: “Y se dijo Yavhé Dios: No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda semejante a él (compañera) (…). Entonces el señor Dios dejó caer sobre el hombre en letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor trabajó la costilla, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre”. Ahí, a mi, mis queridos amigos, ya me cuesta un poco, pero sigo…
Para el difunto Juan Pablo II el “mito” del Génesis no tenia nada que ver con el mito platónico de Aristófanes, donde el ser humano primitivo es dividido en dos. Aunque muchas veces se ha interpretado así, como si Adán hubiera sido dividido en dos y, en consecuencia, varón y mujer fueran cada uno la mitad de la humanidad, el Papa lo interpreta de una forma radicalmente opuesta. Dios no hace de uno dos, sino de dos uno, que ya tiene tela, y al final el misterio de la creación humana consiste en que Dios hizo la unidad de dos seres, cada uno de los cuales era persona en sí mismo, es decir “igualmente relacionado con la situación de soledad originaria”. Su unidad denota, sobre todo, la identidad de la naturaleza humana; en cambio, la dualidad manifiesta lo que, a base de tal identidad, constituye la masculinidad y la feminidad del hombre creado.
Pero al final el texto bíblico revela algo esencial que atiende a ese papel dado o relegado a la mujer que conviene recordar, varón y mujer tienen la misma naturaleza humana (Eva –Ishá- sale de Adán –Ish-), pero la tienen de modos distintos. En cierto sentido, se complementan. Por esto, el varón tiende “constitutivamente” a la mujer, y la mujer al varón. La mujer es dada como “ayuda” al varón y viceversa, lo que no equivale a “siervo” ni expresa ningún desprecio.
La mujer es compañera. También en la relación marido-mujer la “sumisión” no es unilateral, sino recíproca.
Que lastima que, no solo esta religión, sino otras no atiendan sus escrituras originales, hayan mancillado, vejado y acotado sus derechos, y ahora, se releguen al mero manifiesto papal de agradecimiento, cuando las escrituras les otorgaron el mismo derecho y la misma responsabilidad en la procreación y expansión de vida.
Un saludo
Sòcrates