Minus escribió:Algunas experiencias que creemos "verdaderas" solo lo son en nuestra imaginación.
Hasta la más sólida roca puede ser disuelta con un buen ácido.
Todo es cuestión del Disolvente Universal: el Tiempo

Hola Minus:
No se trata de creencias. Se trata de experiencias. Tal vez algún dia comprendas el verdadero significado de los símbolos masónicos. Me refiero al significado iniciático, no solamente al filosófico.
Dice Krumm-Heller en una de sus revistas R+:
Si se estudian los Antiguos Misterios, de los cuales, la Masonería es sin duda alguna una continuación, observamos constantemente que su simbolismo está apartado del verdadero valor filosófico real. Si los Misterios daban a conocer un mundo suprafísico, era porque aquel verdaderamente existía y a él vamos después de la muerte, mientras que las pruebas que aún se mantienen en forma aparente, eran reales en cierto y destacado aspecto. No es posible que la Masonería esté divorciada de la fuente de donde ha brotado, que su simbolismo sólo exista de modo metafórico y que la I, por ejemplo, de una de las columnas, sólo sea una vocal tomada al azar cuando pudo haberse tomado otra bien distinta. El Aleph de los Hebreos, que representa al hombre entre los dos mundos, se habría prestado maravillosamente para llenar este simbolismo de un modo más perfecto. ¿Por qué, nos preguntamos, fue tomada la I para una columna y la B para otra? y ¿por qué se encuentran luego palabras que comienzan por esas letras las columnas del Templo de Salomón?
El último de los Aprendices podría darnos un cúmulo de respuestas anulando nuestra ignorancia y tendríamos que escondernos apenados ya que nosotros, grado 33, no supiéramos esas cosas e hiciéramos preguntas tan infantiles.
Pero… nosotros, ignorantes 33 y compañeros de los demás ignorantes 33, sabemos que hay algo más y eso es lo que ignoran nuestros compañeros…
Los símbolos, decimos, no valen nada de por sí si no es lo que ellos significan, pero la I la B son realidades y allí están de modo concreto para quien sabe leer.
Tenemos señas, toques y palabras de paso. Algo que a simple vista parece necio e infantil, pudiendo haber sido inventado de una manera más complicada y, sin embargo, no se hizo. Quedaron respetados esos toques, esas señales y esas palabras… ¿No se piensa que todo esto pueda ser la expresión de algo oculto? Así es, en efecto. Los signos, se ven. Los tocamientos, se sienten. Las palabras, se escuchan… Luego, se necesita indudablemente Ver, Sentir y Oír algo que se ignora y que hay que percibirlo, más tarde, en toda su extensión. La I la vemos, pero no la sentimos ni la escuchamos y es preciso, absolutamente preciso, sentirla y oírla. Para ello, los antiguos Masones, tenían una sección de instrucciones secretas donde enseñaba prácticamente el modo del Sentir una I, una B, es decir, una Vocal y una Consonante. Cada uno de estos sentidos, por separado, es importante para llenar lo que se desea y esta es la causa de que se necesite el concurso de los tres. Hoy podemos tomar, una pieza de madera con la figura que mas interese, la pintamos de bronce y ante nuestra vista no podemos dudar que aquello que vemos no sea una verdadera talla en bronce. Hasta que la tocamos, y el tacto nos acusa que en realidad allí no existe el metal. Tal es la propiedad que puede dársele hoy a una pieza de madera. Pero una vez convencidos de que la obra es de bronce, la tiramos al suelo y entonces el sonido es el que nos demuestra nuestra equivocación. Ved aquí que dos sentidos eran impotentes para percibir la verdad y hubo necesidad de utilizar un tercero.
En cuanto a la señal de Aprendiz. Pudiera cambiarse al uso, por ejemplo, de los Fascistas cuyo saludo es más airoso y arrogante, pero, sin embargo, los Masones han de utilizar el suyo, el que le es peculiar, llevando la mano diestra a la garganta donde radica el órgano de la voz la cual brota con mayor o menor intensidad según se aprieta o se suaviza ese órgano. Esto tiene un significado indudable. La Señal se combina con la voz, pero esto es en nosotros mismos y hemos de observar que no estamos solos, están con nosotros nuestros Hermanos de entre los cuales nuestro YO no es mas que una prolongación y necesitamos el concurso de los demás para llenar con ellos lo que pretende el signo y la palabra…
Pero Ah!, nos decimos entonces… La Masonería no nos sirve de nada estando solo pues necesitamos otro, un compañero, un hermano, el que habrá de ser Tocado con la señal… Y si no tuviéramos a nadie para este fin, ¿dónde hallarlo? Tened en cuenta que siempre hay Otro, otro que no vemos, otro que va encerrado en nosotros mismos y es a ese otro al que hay reconocer… Ese hermano nuestro que va con nosotros por la vida, es nuestro Alter Ego Astral, a quien hay que dar la señal, la palabra y el toque, para lograr ciertos efectos ocultos que nos lleven al otro grado, al otro plano, al Astral mismo.
Pocos saben de ello y es preferible que así sea. Nosotros mismos no lo podemos divulgar.
La clave se conquista mediante la preparación interna o la da el Maestro de la Cámara Superior al elegido. Sólo nos lleva al escribir lo que antecede, un afán de despertar la curiosidad de los que estudian y animan a todos a la meditación.
En Constantinopla fui reconocido en la Masonería Oculta y ví los efectos de nuestras señales apareciendo un Gurú (Maestro) entre columnas y dio instrucciones masónicas. Al concluir la tenida, el espectro astral se disolvió y todos los asistentes tomaron ese fenómeno como natural. En cualquier Logia en España o América unos se habrían asustado, otros habrían ignorado a los centros espiritistas y pocos, muy pocos, habrían tratado de repetirlo pero nosotros en nuestras Logias Rosa Cruz lo haremos.
Krumm-Heller R+
Atentamente,
Miquel