Orígenes de la festividad del 2 de Febrero
Publicado: Jue Feb 03, 2011 12:39 am
El día 2 de febrero de cada año se celebra, en varios países hispánicos, la fiesta de La Candelaria. Ésta fiesta, en apariencia tiene orígenes cristianos, se lleva a efecto rememorando a la Virgen de la Candelaria, aunque también se le conoce como la Presentación del Señor, la Purificación de María, la Fiesta de la Luz o la Fiesta de las Candelas. Inicialmente, ésta festividad se originó en Oriente, con el nombre de “encuentro”, extendiéndose a occidente a partir del siglo VI. De acuerdo al santoral católico, ésta fiesta recuerda el pasaje bíblico de la presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen María tras el parto, la famosa “cuarentena” que aún hace algunos años acostumbraban realizar las mujeres de reposar y permanecer encerradas 40 días tras dar a luz.
Y es que, en efecto, desde la Navidad han transcurrido 40 días hasta el 2 de febrero. No obstante, antaño se celebraba el día 15 de febrero, toda vez que el natalicio de Jesús, se creía, había tenido lugar el 6 de enero, o día de La Epifanía. El santoral católico ortodoxo aún mantiene ésta costumbre.
Fue tras la aparición de la virgen en las islas Canarias cuando la fiesta obtuvo un carácter mariano en el año de 1497, cuando el conquistador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo, celebró la primera Fiesta de las Candelas, coincidiendo con la fiesta de la Purificación. Más adelante, tras la conquista de América hispana, muchos inmigrantes canarios introdujeron la fiesta en el nuevo continente.
Sin embargo, en el México Prehispánico ya existía una fiesta de origen muy similar que, a la postre, se sincretizó con la festividad cristiana. Varias culturas de los alrededores del Valle de México veneraban a un Niño-Dios llamado Piltzintecuhtli, “Señor de las 7 flores”, deidad solar nacido de la unión entre Oxomoco y Cipactonal, el primer hombre y la primera mujer del mundo, de acuerdo a la mitología mexica. De acuerdo a algunos estudiosos, se trata del planeta Mercurio, el pequeño hermano del Sol, planeta visible antes de la aurora y después del atardecer. Pitzintecuhtli era representado como un Niño-Dios (al tratarse de una deidad joven) y en cada casa mexica había un lugar especial para venerarlo. Se le representaba por medio de una imagen tallada en madera que se heredaba de abuelas a nietas.
Con la llegada del cristianismo a tierras mexicanas, se hizo una fusión entre Pitzintecuhtli y el Niño Jesús, pasando la original figura mariana a segundo plano (de hecho, en México la festividad de La Candelaria, aunque lleva el nombre de la Virgen, en realidad se venera al Niño Jesús). Llevándose a cabo una fusión entre las costumbres aztecas y la religión católica, Pitzintecuhtli pasó a ocupar su lugar en el nacimiento (o pesebre) de los hogares en la época navideña. El 2 de febrero se levanta al dios-niño del Nacimiento y se le viste con ropas nuevas confeccionadas con fina tela blanca, se le lleva a la iglesia más cercana para ser bendecido y por la noche se festeja familiar y tradicionalmente con tamales y atole. Por cierto, Pitzintecuhtli, de su unión con Tlazoltéotl, es padre de la diosa Centéotl, diosa del maíz… y es el maíz el ingrediente principal tanto del atole como de los tamales…
Finalmente, cabe hacer la observación que el 2 de Febrero es exactamente la mitad del tiempo que media entre el Solsticio de Invierno y el Equinoccio de Primavera.
Espero que les haya agradado esta aportación. Un TAF.
Y es que, en efecto, desde la Navidad han transcurrido 40 días hasta el 2 de febrero. No obstante, antaño se celebraba el día 15 de febrero, toda vez que el natalicio de Jesús, se creía, había tenido lugar el 6 de enero, o día de La Epifanía. El santoral católico ortodoxo aún mantiene ésta costumbre.
Fue tras la aparición de la virgen en las islas Canarias cuando la fiesta obtuvo un carácter mariano en el año de 1497, cuando el conquistador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo, celebró la primera Fiesta de las Candelas, coincidiendo con la fiesta de la Purificación. Más adelante, tras la conquista de América hispana, muchos inmigrantes canarios introdujeron la fiesta en el nuevo continente.
Sin embargo, en el México Prehispánico ya existía una fiesta de origen muy similar que, a la postre, se sincretizó con la festividad cristiana. Varias culturas de los alrededores del Valle de México veneraban a un Niño-Dios llamado Piltzintecuhtli, “Señor de las 7 flores”, deidad solar nacido de la unión entre Oxomoco y Cipactonal, el primer hombre y la primera mujer del mundo, de acuerdo a la mitología mexica. De acuerdo a algunos estudiosos, se trata del planeta Mercurio, el pequeño hermano del Sol, planeta visible antes de la aurora y después del atardecer. Pitzintecuhtli era representado como un Niño-Dios (al tratarse de una deidad joven) y en cada casa mexica había un lugar especial para venerarlo. Se le representaba por medio de una imagen tallada en madera que se heredaba de abuelas a nietas.
Con la llegada del cristianismo a tierras mexicanas, se hizo una fusión entre Pitzintecuhtli y el Niño Jesús, pasando la original figura mariana a segundo plano (de hecho, en México la festividad de La Candelaria, aunque lleva el nombre de la Virgen, en realidad se venera al Niño Jesús). Llevándose a cabo una fusión entre las costumbres aztecas y la religión católica, Pitzintecuhtli pasó a ocupar su lugar en el nacimiento (o pesebre) de los hogares en la época navideña. El 2 de febrero se levanta al dios-niño del Nacimiento y se le viste con ropas nuevas confeccionadas con fina tela blanca, se le lleva a la iglesia más cercana para ser bendecido y por la noche se festeja familiar y tradicionalmente con tamales y atole. Por cierto, Pitzintecuhtli, de su unión con Tlazoltéotl, es padre de la diosa Centéotl, diosa del maíz… y es el maíz el ingrediente principal tanto del atole como de los tamales…
Finalmente, cabe hacer la observación que el 2 de Febrero es exactamente la mitad del tiempo que media entre el Solsticio de Invierno y el Equinoccio de Primavera.
Espero que les haya agradado esta aportación. Un TAF.