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Hermetismo y Masoneria

Publicado: Jue Nov 13, 2008 1:03 pm
por gfrancus
HERMETISMO Y MASONERÍA Doctrina, Historia, Actualidad
Autor: Federico González (Gran Logia Operativa Latina e Ibero Americana)
Resumen de algunos capítulos y comentarios por Ismael Berroeta.
- septiembre 2005 -
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HERMETISMO Y MASONERÍA
Doctrina, Historia, Actualidad
Autor: Federico González
(Gran Logia Operativa Latina e Ibero Americana)
Resumen de algunos capítulos y comentarios por Ismael Berroeta.
INTRODUCCIÓN
Se califica a Hermes como una deidad versátil y adaptativa, mensajero
divino y vehículo de comunicación y enseñanza. Se insinúa que el
Hermetismo, sería una “doctrina” que podría contribuir a desempantanar a
las ciencias humanas actuales del lugar en que se encuentran.
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Comentario.- El Hermetismo tendría una cualidad o mirada holística o
“totalizante” lo que podría dar miradas más amplias al enfoque estrecho
de las ciencias sociales. Se califica a Hermes como una entidad
inspiradora o psicopompos, aquél que es capaz de guiar la psiquis en un
sentido determinado.
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La figura de Hermes recorre toda la historia de Occidente hasta el
presente, ya que su nombre y figura abstracta abarca al Trismegisto
alejandrino, al Hermes griego, al Mercurio romano, al Thot egipcio.
Incluso podrían asimilársele entidades de la cultura nórdica, bíblicohebrea,
iraní, e indo americana. Además, hasta en el islamismo es
reconocido bajo la denominación de profeta Idris en el propio Corán. En
resumen, la deidad o figura divina aparece de muchísimos modos
conduciendo diversas revelaciones a través de la historia.
Se reconoce la íntima relación del personaje mítico o divino con la
masonería, en la calidad de heraldo del Gran Arquitecto del Universo.
El autor advierte que el texto seguirá como eje gráfico la imagen del
Hermes greco-romano. En esta iconografía el elemento principal es el
caduceo o vara. Aunque es de resaltar que esos elementos o símbolos se
hallan presentes en las más diversas tradiciones. Las serpientes
enroscadas representan la dualidad cósmica. La vara es un eje universal
en el cual las circunvoluciones de las sierpes indican tres niveles y la
conjunción de opuestos en todos los mundos. En síntesis, la contradicción
o unión de contarios es una dualidad que es superada de nivel en nivel
por la vía que representa el eje mismo que trasciende los opuestos.
Se considera a la Hermética una tradición compleja que induce a atreverse
a pensar y actuar con luz propia, estimulando el dominio de sí mismo y
del intelecto, rompiendo las cadenas de la programación o mecanicidad y
de los totalitarismos ideológicos. Hermes representa el maestro interno
que incita a descubrir por sí mismo la libertad, la cual no es heredada
ni recibida sino conquistada por cada ser humano.
El medio por excelencia del hermetismo es el libro. Por este medio se
transmiten conocimientos y doctrina. Estos contenidos tienen un doble
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propósito o papel pues favorecen la conciencia individual o íntima así
como el ser en el mundo. Mediante el instrumento de la analogía pueden
establecerse las correspondencias entre el macro y microcosmos.
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Comentario.- Recordar el método de sustitución analógica de la masonería
y las leyes enunciadas en la Tabla de Esmeralda.
La tradición de escritos más emblemática del Hermetismo es el Corpus
Hermeticum atribuido a Hermes Trismegisto.
CAPÍTULO I
LOS LIBROS HERMÉTICOS. PARTE I.
El Corpus Hermeticum es un conjunto de libros sagrados emanados de una
corriente de pensamiento tradicional, que se coloca bajo la advocación
del Dios Hermes o Hermes Tres Veces Grande. Si bien esta corriente tiene
su núcleo de irradiación en Alejandría, es de antiguo linaje, pues Hermes
es el dios egipcio Thot y los Hermética son los libros sagrados de Thot.
Este pensamiento recorrió la Edad Media europea hasta que adquirió su
mayor significado en el Renacimiento. En este último período fue
traducido por Marcilio Ficino y completado por F. Patrizzi y luego
editados los escritos por la Academia Platónica de Florencia.
El Corpus fue mencionado profusamente en los primeros siglos del
cristianismo por autores esotéricos en sus dos vertientes: la filosófica
y la astrológica-mágica.
Se señala que el Renacimiento tuvo una fuente inspiradora no sólo en el
Corpus, sino en Pitágoras, los neoplatónicos, la cábala hebrea y la
antigüedad egipcia, griega y romana. Estas fuentes moldearon ese período
y, de alguna forma, han influido en la época contemporánea, pues se trata
de un pensamiento que continúa vivo – incluida la Alquimia. Y aunque los
contenidos varíen, Hermes es considerado como el inspirador y transmisor
de una sabiduría oculta o influencia espiritual y nunca como el nombre de
una persona.
Algunos estudiosos como A. J. Festugière (La Rèvélation d’Hermès
Trismégiste, 4 tomos) señalan que una doctrina inserta en el Corpus
admite que el mundo está penetrado por la divinidad y por lo tanto es
bueno y bello y, la contemplación de ese mundo, obra divina, es un
acercamiento a su Creador. Por otro lado, observa que el mundo creado
aparece como malo, no siendo la obra del Primer Dios, sino del Demiurgo,
su hijo, la segunda Persona de la Divinidad, un dios terrible como la
creación, sujeta a destrucción, enfermedad y muerte. Aunque Festugière
encuentra esto una contradicción, González tiene una mirada de
aceptación, en el sentido de que en las corrientes de pensamiento de
todos los pueblos se menciona una doble naturaleza del ser humano, quien
es el intermediario entre cielo y tierra. Dicho de otra forma – incluso
para un cristiano – una parte sutil, asociada al espíritu, y otra densa,
vinculada a la materia. Esta imagen se reconoce por tanto a nivel del
microcosmos humano y para el macrocosmos universal.
Para González estas contradicciones son aparentes, concebidas como una
arbitrariedad por la lógica formal pero como natural en un enfoque
dialéctico. El propio Corpus señala que “todo debe resultar de la
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oposición y de la contrariedad y es imposible que sea de otro modo”. Y
eso, nacería de la propia naturaleza o sustancia de la fuerza o entidad
original (Deus-Nous o soplo divino), la cual carece de nombre, es
incognoscible y no puede aplicársele ninguna determinación, pareciendo o
siendo concebido en forma racional en términos negativos, lo que hace al
Conocimiento Divino una paradoja infinita y majestuosa.
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Comentario.- No aplicar ninguna determinación es estar fuera de toda
definición y calificación, por ejemplo, no es ni bueno ni malo. No puede
ser definido, sino señalar lo que no es o no puede ser.
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El denominado Conocimiento – en términos herméticos – o Realización
Espiritual está lejos de la religión y de la magia. Estas formas de fe
son generalmente enemigas de un proceso iniciático. El hombre de
Conocimiento sería un teúrgo (mago por influencia divina), puede no ser
un erudito, puede no saber leer ni escribir, pero habitualmente no calza
con un monje.
El Corpus nace en un medio y en un tiempo en que la teurgia y la
filosofía iban de la mano y donde la figura del mago y el sabio se
confundían. Esto lo prueba una gran cantidad de literatura contemporánea
a estos textos.
CAPÍTULO I
LOS LIBROS HERMÉTICOS. PARTE II.
La influencia del Corpus y de los Hermética se extendió a muchos
autores romanos y del Mediterráneo. Además, estaría clara su influencia
en el Islam entre cuyos intelectuales son frecuentemente citados y
comentados. A tal punto ha sido esto último que existen textos árabes
directamente atribuidos a Hermes. Tenemos El Libro del Secreto de la
Creación (825 d.e.c.). Este contiene el relato del descubrimiento de La
Tabla de Esmeralda. Se puede mencionar a Turba Philosophorum, con un
relato que pretende ser narración de una reunión de grandes filósofos de
la antigüedad, presidido por Pitágoras, presentado como discípulo de
Hermes. Con respecto al descubrimiento de La Tabla de Esmeralda,
Burckhardt (1994) en su libro Alquimia señala que “la más antigua
referencia a él ha sido hallada en un escrito de Dyabir Ibn Hayyan, del
siglo VIII y su versión latina era conocida por Alberto Magno (siglo
XIII).
Una diferencia notoria entre el cristianismo de su tiempo y el Corpus es
que éste sostiene que entre el Nous y el ser humano no hay intermediarios
puesto que es el Nous del hombre el que se revela a sí mismo. La única
mediación es la de la Inteligencia que ilumina esta relación establecida
desde siempre, posibilidad que todo hombre porta en sí. Por esta razón,
la Tradición Hermética no constituye ni ha constituido una religión, con
autoridades por un lado y con fervores por otro (lo que no quita que
considere una jerarquía divina por encima del ser humano).
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Comentario.- Esta postura del hermetismo lo acerca notablemente al
gnosticismo del cual fue contemporáneo. Lo gnósticos no reconocían una
jerarquía permanente, sus obispos eran elegidos y revocables, la comunión
del creyente era directa con la divinidad y no requería intermediación de
un representante del aparato eclesiástico.
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Por tanto, para el Hermetismo, la iniciación es un camino individual en
búsqueda de Conocimiento y Sabiduría. El Hermetismo tiene más puntos en
común con el Taoísmo que con los movimientos religiosos denominados
religiones del libro. El Hermetismo reconoce la figura del Maestro
Interno, instrumento psicológico que sería proporcionado por Dios mismo,
para que el recipiendario inicie la construcción del Anthropos. En
definitiva, los hermetistas nunca han utilizado los textos del Corpus
como una “biblia”, sino como una fuente de inspiración y un compendio de
sabiduría.
Los libros que forman el Corpus serían Poimandres, Asclepios y Extractos
de Estobeo, y tendrían una unidad entre sí. A pesar de esto se ha
pretendido ver una excepción en el Capítulo X (La Clave) del Libro
Primero. Se señala allí que el hombre es hijo del Cosmos y no de Dios, es
decir nieto del Nous y no su hijo, como se dice en el Capítulo I
(Poimandres). El Capítulo I se refiere al arquetipo del Hombre, Anthropos
u Hombre Universal. Sin embargo, en el Capítulo X se haría referencia al
ser humano individual, que es hijo del Cosmos ya que su materia ha sido
extraída de él. Lo mismo pasa con la Naturaleza. En el Capítulo I es
vista como arquetípica o increada (Sustancia Universal), pero en el
Capítulo III es tomada de manera material. La secuencia sería que Nous-
Deus sería la primera hipóstasis (manifestación), el Nous-Cosmos-Demiurgo
la segunda y el Hombre la tercera.
CAPÍTULO I
LOS LIBROS HERMÉTICOS. PARTE III.
El autor cita algunas ideas de la tradición hermética, sintetizadas a
partir del Corpus, por M. Vacherot:
Dios (Noûs = Intelecto Divino) es un principio superior a la
inteligencia, al alma, a todo aquello de lo que es causa. El bien no es
uno de sus atributos, es su naturaleza misma. Es el no-ser, en tanto que
él es superior al ser. Dios produce todo lo que es y contiene todo lo que
todavía no es. Es invisible pero es principio de toda luz. La
inteligencia es distinta e inseparable de Dios como la luz de su hoguera.
Al igual que el alma, es el acto de Dios, su esencia, si es que tiene
una. Nada que pueda ser atribuido a otros puede serle atribuido, pues es
la sustancia de todos sin ser cosa alguna. Dios es la vía universal, el
todo del cual los seres individuales son sólo partes. Es principio y fin,
centro y circunferencia. Todos los nombres le convienen pero ningún
nombre es su nombre propio. El todo es el uno, el uno es todo. Sinónimos
de Dios son unidad y totalidad.
Se considera que las partes o libros fundamentales del Corpus
(Poimandres, Asclepios, Extractos de Estobeo) constituyen una Revelación.
O sea, eso son para quienes los han transmitido y para los discípulos que
son sus destinatarios. Este enfoque hace que su rico discurso sea un
despertador de imágenes e intuiciones y, de alguna forma, una vía de
acceso al Conocimiento. Se considera a estos libros una de las teogonías
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y cosmogonías más transparentes e iluminadoras del mundo entero y más
sencilla que otras gnosis, con las cuales comparte elementos idénticos.
El autor agrega el análisis de un tema que generalmente es poco
comprendido, referido a la idea del Demiurgo. La idea de la existencia de
un Dios creador o arquitecto (Noûs-Demiurgo) paralelo al Noûs-Zeus, no
sería que se está planteando la existencia de dos dioses, sino un solo
Ser, el cual emana de las intimidades de sí mismo y va dando forma al
Universo y al ser humano, comenzando por las Ideas Arquetípicas Increadas
(mente divina). Otra interpretación válida sería que el Primer Dios o,
simplemente Dios, es el motor inmóvil y el dios creacional o Noûs-
Demiurgo sería una forma menor del Ser, por lo tanto creada y relativa,
con nombres que identifican virtudes y atributos opuestos - porque es
dual, sexuado – tales como Gloria, Conocimiento, Belleza, Tiempo, etc.
por oposición a fealdad, ignorancia, envejecimiento, etc. que se
manifiestan en el hombre y en todo lo que es creado.
Una de las notas del capítulo es destacable, en el sentido de su
explicación de la relación del hermetismo con otras gnosis, por ejemplo,
la Cábala.
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Comentario.- Se tratará la Cábala en forma separada y, luego, por razón
didáctica se presentarán los paralelismos entre hermetismo y cábala.
CAPÍTULO I
LOS LIBROS HERMÉTICOS. PARTE IV.
El Renacimiento parece ser no tanto innovador sino mas bien un heredero
de culturas y tradiciones anteriores, donde se mezclan los elementos
greco-romanos con los cristianos, judaicos e islámicos. Un ejemplo
específico de la continuidad cultural entre Renacimiento y Medioevo
podría ser el edificio-símbolo de la Catedral de Siena, en cuyo interior
comparten las figuras de Jesús Cristo, La Virgen, profetas y santos, las
Sibilas, las Tres Gracias, Sócrates, etc., junto a la de Hermes
Trismegisto acompañado de Moisés.
Se hace notar la prolongación del Renacimiento Italiano en el francés y,
más tarde, en la Inglaterra Isabelina, la cual se torna en un foco de
difusión de pensamiento hermético.
Se menciona a personalidades como Nicolás de Cusa (cardenal católico,
administrador de los estados pontificios en siglo XV), famoso por sus
relaciones intelectuales con los bizantinos y la iglesia ortodoxa griega,
así como con la Academia Florentina (neoplatónica).
Se destaca la actividad de Marcilio Ficino (siglo XV), director de la
Academia de Florencia por 30 años. Tradujo y publicó no sólo las obras de
Hermes sino también a Platón, Proclo y otros, sin contar su propia vasta
obra filosófica, teológica y hermética.
También se destaca un cristiano, el conde de la Concordia, Giovanni Pico
de la Mirándola (siglo XV) contemporáneo de los anteriores y autor de
obras mágico-cabalísticas, teológicas, filosóficas, etc. La tradición
esotérica judía tuvo su desarrollo entre los siglos I al X y los maestros
de este origen que tuvo Pico le influyeron para que éste los difundiera
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en su medio. Él mismo lo dice explícitamente: “Creo ser el primero en
haber mencionado en forma explícita la Cábala”. La tradición cabalística
no se había diseminado no sólo por el secretismo que caracteriza a todo
esoterismo sino. Además, por las precauciones que tenían que mantener los
judíos, perseguidos en los medios cristianos.
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Breve síntesis del sistema cabalístico:
Las afinidades de la cosmogonía y la teogonía (Comentario.- así como la
implicancia psicológica para el desarrollo espiritual del esoterista)
tienen profundas relaciones con el pensamiento pitagórico y
neopitagórico, platónico y neoplatónico, hermético y cristiano. El
elemento a través del cual pueden analizarse estos cruzamientos es el
Diagrama o Árbol Sephirótico o de las Numeraciones o Árbol de la Vida..
El árbol es un esquema Cosmogónico y Teogónico que representa las vías
por las cuales los seres ascienden y descienden desde su origen increado
a la manifestación.( Comentario.- Es decir, desde lo más sutil o energía
pura a lo más concreto o expresión física densa). Esta evolución o
involución tiene también connotaciones alquímicas, y está ligada a la
serie de los 4 elementos. Fuego, Aire, Agua, Tierra son condensaciones
sucesivas así como Tierra, Agua, Aire, Fuego son sublimaciones sucesivas.
El árbol comprende 10 numeraciones o esferas cuyo desencadenamiento
comienza en el 1 y termina en el 10 para posteriormente reintegrase a la
unidad. Esto la vincula con el denario pitagórico (10 = 1 + 0 = 1).
Las esferas son:
1 Kether Corona
2 Hokhmah Sabiduría
3 Binah Inteligencia
Estas 3 pertenecen a la primera división en el recorrido hacia la
densificación, denominado Atsiluth (Emanaciones), plano de los principios
universales. Este plano es invisible e increado. Por encima de él se
advierte el Ain Soph (el No Ser), verdad suprema sólo enunciable
racionalmente por conceptos negativos (similitud con el hermetismo).
Asimilable al Espíritu (cristianismo, alquimia). Este plano se asimilaría
al elemento arquetípico Fuego.
4 Hesed Gracia
5 Gueburah Rigor
6 Tiphereth Belleza
Estas 3 pertenecen a la segunda división en el recorrido hacia la
densificación, denominado Beriyah (Creación), (recordemos el hermetismo
que considera la creación-demiurgo en un segundo nivel) plano que
constituye la parte más alta del alma (psiqué), la supraformal, la cual
se encuentra por sobre la superficie de las aguas (Comentario.- podría
ser la supraconciencia). Este plano se asimilaría al elemento arquetípico
Aire.
7 Netsah Victoria
8 Hod Gloria
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9 Yesod Fundamento
Estas 3 pertenecen a la tercera división en el recorrido hacia la
densificación, denominado Yetsirah (Formación), mundo de las formaciones
(sutiles e informales). Este plano se asimilaría al elemento arquetípico
Agua.
Los planos Beriyah (Creación) y Yetsirah (Concreción) en conjunto
constituyen el plano intermediario o del alma cuyo centro es el sol
alrededor del cual se ensamblan los demás planetas que conjuntamente con
él conforman la estructura cósmica (a los que el Corpus llama “regentes”)
y que la cábala designa como las sephirot de “construcción” al referirse
a la construcción cósmica. Entre estas seis numeraciones y las tres
primeras existe un profundo abismo, signado por el paso del número 3 al 4
(misterio de la Creación) ya que el número 4 simboliza toda manifestación
pues se reduce a la unidad (4 = 1 + 2 + 3 + 4 = 10 = 1 +0 = 1), hecho que
vuelve a repetirse en el 7 (7 = 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 = 28 = 2 + 8 =
10 = 1 + 0 = 1). Se hace notar que el 7 marca el otro componente del
plano intermediario, el alma inferior, que se encuentra debajo de la
superficie de las aguas, manifestación que algunos llaman plano astral, o
psiquismo inferior, y que tiene a la luna como su centro.
10 Malkhuth Reino
Está última numeración o esfera se encuentra en el plano de Asiyah
(Concreción), de las solidificaciones que dan lugar a la “realidad” que
perciben los sentidos y que se asocian con el cuerpo y toda manifestación
grosera. Es el mundo de lo impermanente. Este plano se asimilaría al
elemento arquetípico Tierra.
Como se ha indicado el Árbol de la Vida es un modelo del universo y, como
tal, coincidiendo con el hermetismo, un macrocosmos, que tiene su exacta
réplica en el individuo o microcosmos. De hecho el Árbol es llamado Adam
Kadmon u Hombre Universal en la cábala y correspondería al Anthropos
greco-hermético.
Comentario.- El modelo del Árbol Sephirótico puede constituir un sistema
aún mucho más complejo que la grosera descripción aquí realizada pues
podría concebirse no como en un simple plano vertical sino, además, como
un volumen, cuya proyección en el tercer eje o eje de profundidad estaría
incluyendo otros tres planos verticales, cada uno representativo de los
4 elementos arquetípicos.
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CAPÍTULO I
LOS LIBROS HERMÉTICOS. PARTE V.
Al nombre de Pico de la Mirándola pueden agregarse los de numerosos
hermetistas con una profusa obra sea propia, sean comentarios y
traducciones. Puede mencionarse a los más destacados, algunos de los
cuales llevaron una vida difícil, plena de incomprensiones y
persecuciones.
F. Giorgi, veneciano, cuya obra principal fue De Harmonia Mundi.
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Guillaume Postel. Además de ser autor de numerosas obras sobre filosofía,
teología, etc. llevó la cábala y el hermetismo a Francia. Traductor del
Zohar, el Bahir y el Protoevangelio de Santiago.
Lefévre d’Étaples, amigo del anterior, tradujo el Poimandres.
Cornelio Agrippa, nacido en Alemania. Reconocido por ser el autor de
Oculta Philosophia, primer tratado sistemático sobre el hermetismo que, a
la vez, liga la filosofía hermética contenida en los textos del Corpus
con el hermetismo popular (magia natural, astrología, talismanes e
invocaciones, simpatías y correspondencias) y con la Cábala. Es un
tratado claro y bien estructurado, con amplia erudición sobre filosofía y
teosofía, en el que se incluyen recetarios astrológicos y mágicos que un
espíritu instruido pudiera tomar hoy como vulgarización o superstición.
Teofrasto Bombasto de Hohenheim, Paracelso. Médico y filósofo que
recorrió Europa exponiendo sus ideas sobre el arte de curar, la
farmacopea (antecesor de la homeopatía) y la alquimia. Respecto de esta
última se lo considera como uno de sus pilares.
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Breve síntesis de los principios alquímicos:
De Serge Hutin, La Alquimia, 1973.
Los alquimistas distinguen dos principios opuestos: el Azufre y la Sal, a
los cuales asocian un término medio: la Sal. A ellos se agregan los
cuatro elementos: Fuego, Aire, Agua, Tierra y los siete planetas, que,
con el título de regentes juegan su papel en la cosmogonía hermética
De Serge Hutin, Historia de La Alquimia.
Los tres colores principales de la Obra (negro de la putrefacción y las
tinieblas, blanco del cisne y rojo del éxito glorioso) figuran en las
etapas del desarrollo de las operaciones de laboratorio y en los estados
psíquicos que jalonan el ascenso interior, gracias a los cuales el
alquimista progresa hacia su iluminación.
Los alquimistas buscaban a través de su ciencia y arte una trasmutación
espiritual que involucraba una regeneración psíquica, conducente a que el
ser, libre de prejuicios e identificaciones se encuentre a sí mismo en sí
mismo.
Paso a paso, color a color, grado a grado, el alma se va purgando por
medio del sacrificio (del fuego), de sus más gruesas cortezas a través de
una serie de muertes-renacimientos, donde su densidad va poco a poco
sutilizándose, refinándose la percepción y “aprendiendo el oficio”, como
sería el caso del aprendiz masón cuya labor es desbastar la piedra bruta.
En la alquimia, se busca la Piedra Filosofal, equiparada a un brillante.
Previamente hay que llegar al oro, equiparado al sol o Jardín del
Paraíso.
Se advierte en algunos tratados alquímicos la presencia de “sopladores”,
es decir, falsos alquimistas que sólo veían un concepto literal de las
operaciones, en una gama que va desde simples estafadores o buscadores
del oro material hasta simples imitadores deslumbrados por la posibilidad
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de algo que les excedía y que traducían en ilusiones infantiles puestas
fuera de sí mismos.
Los alquimistas se identificaron expresamente con Hermes, poniéndose bajo
su patronazgo o invocándolo o nombrándolo de una u otra manera.
CAPÍTULO I
LOS LIBROS HERMÉTICOS. PARTE VI.
Entre los que precedieron a Paracelso se cita Petrus Bonus, quien
escribió Pretiosa Margarita Novella en el s. XIV, pero que no fue impresa
sino hasta el s. XVI. Además, a Nicolás Flamel, autor del Libro de las
Figuras Jeroglíficas. Se destaca que en los siglos XVI y XVII el listado
de autores y obras es inmenso.
Se señala que en forma contemporánea hay una corriente de estudiosos que
se preocupan de reproducir, comentar y elaborar textos alquímicos. El
trabajo de estos autores es posible encontrarlo en INTERNET.
Es mencionado Michel Maier (s. XVI-XVII) como autor de la Fuga de
Atlanta, obra curiosa que contiene un texto, un grabado y una partitura
musical en cada página. Al parecer Maier sería uno de los fundadores de
la Hermandad Secreta de los Rosacruces. Igualmente se cita a John Dee, el
famoso esoterista amigo de Isabel I de Inglaterra autor de La Mónada
Jeroglífica y alguno de sus discípulos.
Giordano Bruno (s. XVI). Hermetista autor de diversas obras, muchas no
publicadas hasta el s. XIX, católico, pero perseguido y quemado por la
Iglesia de Roma. Cultivador del Arte de la Memoria (disciplina
mnemotécnica que permite trabajar con los símbolos y así despertar o
conectar con otros planos de la psiquis. Este tema ha sido investigado y
presentado por Frances Yates.
Elías Ashmole (s. XVII). Anticuario, arqueólogo y antropólogo inglés,
fundador de un museo de ciencias naturales base del posterior Ashmolean
Museam de Oxford. Fue masón en una época algo anterior que Anderson.
Finalmente, se destacan algunas conclusiones:
La importancia de la masonería, como transmisora de la Iniciación y de
las ideas de la Tradición Hermética ha sido fundamental tanto en forma
contemporánea como en el pasado. El Hermetismo se prolonga en la
masonería tanto en grupos como en individualidades.
La transmisión mediante el libro juega un papel fundamental en a
tradición hermética.
La Revelación (realización) Hermética se da en lo individual, en cada uno
de los Adeptos en los que se revela el Noûs. Dicho de otra forma, se
trata del influjo espiritual de Hermes o del pensamiento Hermético.
Las enseñanzas no tienen que ser necesariamente orales, como en la
tradición oriental, no hay ashrams.
No se trata de una religión, no hay normas, ni dogmas, ni compromisos
especiales, salvo con el Conocimiento. No hay templos (excepto en la
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masonería), ni imágenes, es a cielo descubierto. Se destacan las
coincidencias con el Taoísmo.
Esta tradición es cruda, acaso a la intemperie, sin la búsqueda de un
refugio (Comentario.- pues su refugio es el Cosmos entero).
CAPÍTULO II
TRADICIÓN HERMÉTICA Y MASONERÍA I.
En el manuscrito masónico Cooke (circa 1.400) de la Biblioteca Británica,
se lee que en los párrafos 281-326 que toda la sabiduría antediluviana
fue escrita en dos grandes columnas. Después del diluvio una de ellas fue
descubierta por Pitágoras y la otra por Hermes, quienes se dedicaron a
enseñar los textos allí grabados.
El autor interpreta que esas columnas (u obeliscos) pueden asimilarse a
los pilares J y B, que sostienen el templo masónico, permiten el acceso
al mismo y representan las fuentes sapienciales que nutrirán a la Orden:
por un lado, el hermetismo que asegurará la protección del dios a través
de la Filosofía o Conocimiento. Por otro lado, el pitagorismo, que
proporcionará los elementos aritméticos y geométricos propios del
simbolismo constructivo. Ambas corrientes son directa o indirectamente de
origen egipcio. Otra interpretación es que las dos columnas son las
piernas de la madre logia, por entre las cuales es parido el neófito (la
sabiduría de Hermes el Iniciador y la de Pitágoras el instructor
gnóstico).
Se agrega que la más antigua constitución masónica editada, la de Roberts
(1722), anterior a la de Anderson, se menciona a Hermes en la parte
denominada “Historia de los Francmasones”.
Se menciona que diversos historiadores vinculan la historia de la
francmasonería con las corporaciones de masones ligados al arte de
construir en la Edad Media. Además concluye que los Antiguos Usos y
Costumbres, los símbolos y los ritos y los secretos del oficio, se han
transmitido sin solución de continuidad desde fechas muy remotas. Con el
tiempo se dio el paso de lo operativo (Comentario.- en sentido de
constructivo) a lo especulativo, por la adaptación de las verdades
trascendentes a las nuevas circunstancias. En definitiva, tanto la
masonería operativa o constructiva como la posterior especulativa son
ramas de un tronco común que posee a los Old Charges (Antiguos Deberes)
como modelo.
Hermes y su figura particular el Hermes Trismegisto, son familiares a la
masonería de los más distintos ritos y obediencias, tal como lo es para
los alquimistas. El Hermetismo es un tema eterno de abundantes planchas y
libros masónicos. Además innumerables logias se llaman Hermes, así como
diversos ritos y grados llevan su nombre.
La denominada Ciencia Sagrada o conocimiento hermético es aprendida y
enseñada en la logia por los ritos y símbolos, verdadero libro que los
maestros masones decodifican hoy, pues la masonería no otorga el
Conocimiento en sí sino que muestra los símbolos e indica las vías para
acceder a él. (Comentario.- los símbolos del ritual son los transmisores
mediáticos de ese Conocimiento).
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Los conceptos del hermetismo, como la actualización de la posibilidad (el
Ser), la comprobación de que todo está vivo, de que el Presente es
Eterno, la simultaneidad del Tiempo, la idea de la Tri unidad del Único y
Solo, sería un Conocimiento al cual los masones arriban en forma personal
e individual a través de su experiencia en forma gradual.
Se reconoce que el Maestro Constructor lleva su logia a todas partes pues
él mismo es eso, una miniatura del Cosmos.
Cabe recordar que el Hermetismo y su tradición ha sufrido innumerables
adaptaciones a través del tiempo. Se lo considera anterior al
cristianismo y sus antecedentes son claramente paganos, relacionados con
las escuelas de misterios o religiones mistéricas. Por tanto, el
hermetismo cuenta con una vertiente pagana y otra cristiana.
Respecto a la relación entre los francmasones y las corporaciones de
constructores y artesanos existen tres grandes testimonios citados como
fuentes documentales. Nicolá Coldstream (1991) rechaza la idea de la
filiación fantasmal entre unos y otros. Estos testimonios son: a) el
documento del Abad Suger sobre la construcción de la abadía de Saint
Denis, b) el manuscrito (circa 1.200) del monje Gervais de Canterbury
sobre la reparación de la Catedral de Canterbury, c) el Álbum de Villard
de Honnecourt. Este último documento está redactado de tal manera que
parece indicar tratarse de un documento de gabinete y no de obra, por
tanto como un planteo de filosofía hermética para uso de maestros de
obras, cuya característica accesoria sería ser una versión cristiana del
lenguaje hermético en el siglo XIII.
Ahora, retomando la vinculación de la Alquimia con la masonería, se
señala que un rasgo común a ambas es el desarrollo interior, tendiente a
la perfección, pues la Naturaleza no ha finalizado su Obra y el Adepto
debe finalizarla. Ambas incluyen la muerte y consecuente resurrección o
regeneración a otro nivel o estado de conciencia.
En ambos simbolismos (Masónico y alquímico), el sol y la luna juegan un
papel fundamental y se los encuentra en la decoración de las logias (en
el Oriente). Se trata de los principios activo y pasivo, que se
corresponden con las columnas Jaquim y Boaz, al tiempo que su conjunción
en un eje invisible proyectado sobre la Plomada del Gran Arquitecto.
Además, cabe recordar la importancia de esos astros en el calendario
masónico, cuyos puntos extremos están presentes en casi todas las
tradiciones. Nos referimos a los solsticios de verano e invierno, que se
corresponden con las festividades cristianas de los dos San Juan.
CAPÍTULO II
TRADICIÓN HERMÉTICA Y MASONERÍA II.
En efecto, las corporaciones de constructores medioevales le han dado la
estructura a la Masonería, incluso los tres grados iniciáticos, y su
simbólica fundamental vinculada con el Arte de Construir. Esta influencia
deriva, o al menos tiene antecedentes en los Collegia o Scholae romanos,
vinculados a las Religiones de Misterios, las que a su vez lo hacen con
Egipto, como ya se ha dicho. Por otra parte, en la Alejandría grecoegipcia,
de los primeros siglos anteriores y posteriores al cristianismo,
vuelve a producirse un resurgimiento tanto de las religiones mistéricas,
que aún subsistían, como de los estudios neoplatónicos, pitagóricos y
teúrgicos-gnósticos, que desembocan en una corriente donde la Tradición
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Hermética vehiculará estas energías hasta el Renacimiento –en que
volverán a florecer–, pasando por la Edad Media, donde revistieron formas
cristianas, lo que no fue difícil dada la identidad de ambas tradiciones
en cuanto a sus orígenes y fines. Es precisamente en la Edad Media –
cuando se construyeron en toda Europa miles de templos, castillos, y
ciudades enteras, tanto en estilo románico como gótico, por medio de
estas asociaciones gremiales, incorporadas a la ciudad medieval como
elementos constitutivos de su orden– donde se asienta la gnosis
Hermética, por intermedio de Pitágoras y la Aritmosofía, es decir el
sentido verdadero de los números, las proporciones, la orientación, los
ciclos, etc., o sea: los misterios de la Cosmogonía, los secretos del
oficio, manifestados por la Filosofía de los Padres de la Iglesia y
Dionisio Areopagita, entre otros, y sobre todo, sin duda, por el
Evangelio Cristiano, San Pablo, y el fondo tradicional mitológico,
religioso y agrícola de las culturas anteriores al cristianismo.
Todas estas influencias espirituales, o intelectuales, pasan directamente
a la Masonería como se encuentra documentado en manuscritos alemanes e
ingleses y es sobre esta estructura que se van agregando los otros
elementos que hemos mencionado. Así la Alquimia se integra a este
pensamiento puesto que ella no es sino una expresión o adaptación más de
este saber tradicional y los mismos Adeptos se cobijan bajo la filiación
Hermética y su patronazgo. Lo mismo vale decir de los Rosacruces,
herederos del pensamiento hermético e históricamente relacionados con
ellos y la Masonería. También por sus raíces medioevales ha de buscarse
la asociación de la Orden con otras Ordenes constructoras y de
caballería.
En cuanto al elemento judío, el autor se asombraría que no estuviera
presente en una Orden iniciática nacida en Europa, pues junto con el
cristianismo, que deriva de él, éste ha vehiculado los elementos diversos
que hoy llamamos Occidente, en donde se destaca la figura del sabio, rey
y constructor, encarnada por Salomón. En efecto, el simbolismo del templo
masónico es fundamental en masonería y se lo reconoce como el modelo y el
depósito de toda ciencia, opinión compartida por los sabios; así en el
manuscrito de Isaac Newton titulado "The original of religions" se dice:
"De manera que era propósito de la primera institución de la religión
verdadera en Egipto poner a la humanidad, mediante la estructura de los
antiguos templos, el estudio de la estructura del mundo como el verdadero
Templo del gran Dios al que adoraban…".
La Masonería es, según todo esto, el resultado feliz de la relación y
síntesis entre distintas formas de acceder al Conocimiento, y la unicidad
que esas formas proclaman. Pero está claro que tamaña empresa no ha sido
la obra de algunas personas, o el conjunto de acciones individuales
encaminadas a lograr esa síntesis, pese al agradecimiento que merecen
variadas personalidades en ese sentido. La Masonería es –y seguirá
siendo– un depósito de Sabiduría Tradicional que otorga el Conocimiento a
aquellos que son capaces de recibirlo, y al que generosamente ha
expandido de modo espiritual –la logia es un condensador de energías–, y
divulgado culturalmente mediante los escritos y la participación de sus
miembros en distintas instituciones, sin hablar de leyes públicas, obras
sociales, o de beneficencia. A esto debe sumarse la perenne dignificación
del trabajo, verdadero objeto de culto de su disciplina y el instrumento
de conocimiento de un Masón y por lo tanto actividad humana por
naturaleza.
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Se señala que cualesquiera sean los orígenes masónicos ellos apuntan una
y otra vez hacia los artesanos y constructores medioevales y no a los
sacerdotes y nobles de la época. Se sabe que los rangos eran muy fijos en
la Edad Media y que incluían básicamente cuatro categorías de decreciente
importancia: a) la Iglesia, el Papado y el clero como sabiduría, b) la
reyecía y la nobleza, particularmente en su aspecto militar, c) los
administrativos, comerciantes y profesionales (artistas y artesanos), y
d) el campesinado, dedicado al servicio y la producción.
La Masonería debe considerarse como originada en este tercer estamento de
acuerdo a las leyes cíclicas, aunque sus historias míticas incluyan reyes
constructores y sabios arquitectos, y en el siglo XVIII estuviera
constituida por la nobleza y en el XIX gozara decididamente del apoyo de
una burguesía que ya era el poder; también es significativa la
incorporación de la Alquimia (Via Regia), junto con la inclusión de la
Filosofía Hermética como componente de la sabiduría sacerdotal.
Desde el punto de vista histórico nace la Masonería en una época donde
las corporaciones de artesanos pasaban a ser instituciones de poder y el
profesionalismo de sus integrantes ocupaba una función en el encuadre del
Estado. Esta influencia es pareja a la pérdida de importancia de la
Iglesia, y de la Monarquía, y se corresponde con la creciente
preponderancia de la burguesía formada por profesionales, mercaderes y
administrativos, en siglos posteriores. Y esta determinación que hace a
los ciclos históricos y a las castas marcará de algún modo a los masones
(pese a las pretensiones mundanas de algunos), que en líneas generales
pertenecen a estos estamentos sociales profesionales y comerciales, a los
que también protege el dios Mercurio.
Y si bien la Masonería tiene sus orígenes en los canteros de piedras
medioevales, y por lo tanto en las rigideces religiosas de las
concepciones de ese tiempo, no debe olvidarse que desde esa época hasta
el siglo XVIII, donde toma su forma especulativa, estos constructores han
vivido inmersos en un nuevo mundo, el del Renacimiento, inspirado en el
Corpus Hermeticum, el Pitagorismo (también los Himnos Órficos y los
Oráculos Caldeos) y sobre todo en Platón, los neoplatónicos y Proclo, lo
cual se ve reflejado en sus palacios, iglesias, jardines y torres,
arquitectura interior, ingenios mecánicos y otras maravillas de magia
natural y experimentación científicas y artísticas (pinturas, esculturas,
orfebrería y mueblería) que tuvieron su origen en la Academia de los
Médicis, dirigida por Marsilio Ficino, cuya influencia se extendió en
toda Europa por casi tres siglos, y que por cierto estuvo presente en la
Inglaterra Isabelina y sus sucesores, y que desemboca no casualmente, y
sólo para nombrar un ejemplo, en la traducción del Corpus Hermeticum por
Sir Walter Scott, maestro masón, en la misma época que las logias
inglesas irrumpen con fuerza en la Historia moderna.
Los distintos Ritos y Obediencias, pese a su heterogeneidad, tienen en
común al Gran Arquitecto del Universo, y un oficio compartido: el Arte y
la Ciencia de Construir, que reconocen en el Símbolo su expresión más
cabal. En cierta forma esta diversidad podría compararse a las distintas
"gnosis" de los primeros siglos de nuestra era, incluso la cristiana,
cuyo fin último era obviamente el mismo, pese a las distintas
malversaciones en las que puede verse involucrada cualquier asociación.
Poniendo punto final a este somero panorama el autor quiere destacar la
importancia que ha tenido la Masonería –y por su intermedio la Tradición
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Hermética– en la independencia y organización de las repúblicas
americanas (de Norte, Centro y Sur), donde pueden destacarse entre otras
las figuras de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Jorge Washington,
José de San Martín, Antonio José de Sucre, José Martí, Miguel Hidalgo,
etc., no sólo fundadores de países, constituciones, legislaciones e
instituciones sino de ciudades, tal el caso de la ciudad de Washington
DC., capital de Estados Unidos que lleva el nombre de su fundador y de la
Ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, fundada por el maestro
masón Dardo Rocha. Debe señalarse que lo anteriormente mencionado se hizo
sobre la base del ordenamiento de esos pueblos promoviendo la cultura, la
educación, el arte y las buenas maneras en países donde primaban la
desorganización y la violencia, cumpliendo desde luego la Masonería una
función civilizadora que subsiste de distinta forma hasta nuestros días,
ya que América, sus instituciones y forma de vida, ha nacido
históricamente bajo su signo.



un taf a tados