Masones y rotarios
Publicado: Dom Sep 14, 2008 6:29 pm
Me he reído a carcajadas al leer este "trabajo" sobre masones y rotarios.
De rotarios no tengo ni idea y no puedo valorar el comentario, pero en lo referente a la masonería desbarra de lo lindo
Juzguen ustedes. Copiaré solo la parte de la Masonería: http://www.etnografo.com/masones_y_rotarios.htm
¡Se me parte la caja!!!

De rotarios no tengo ni idea y no puedo valorar el comentario, pero en lo referente a la masonería desbarra de lo lindo



Juzguen ustedes. Copiaré solo la parte de la Masonería: http://www.etnografo.com/masones_y_rotarios.htm
No haré comentarios sobre lo referente a ceremonias masónicas, pero esa imagen de masones borrachines, las esposas felices de estrenar vestido en la cena solsticial mientras los maridos "hablan de sus cosas" y el aplomador metiéndose en la casa del candidato
Ricardo Gutiérrez acaba de cumplir 43 años. Pertenece a la Masonería desde hace nueve. Su logia celebra dos tenidas -reuniones- dos viernes al mes, de 8 a 10 de la noche, y regresa a casa a medianoche, tras el ágape o cena-. Su esposa no está invitada -sólo puede asistir a las tenidas blancas -asambleas o ágapes abiertos a los familiares y amigos íntimos-. En los países nórdicos y anglosajones es normal que se consuma bastante alcohol; al fin y al cabo es como estar en una peña de amigos y además hay que cumplir con los brindis obligatorios.
Para Ricardo, la cultura y la conciencia política -no tanto el dinero- son absolutamente necesarias, sobre todo en los países latinos. Las tenidas de instrucción, cuando tienen lugar, pueden acabar con su paciencia, ya que ha de memorizar su papel. Las otras tenidas -en especial las que acogen una ceremonia de iniciación o de elevación a un grado superior (en esta última se le sube el salario al que ya fue iniciado en su día)- son más entretenidas: hay que vestirse formalmente, portar un mandil de su propio grado, cubrirse las manos con guantes blancos y seguir atentamente y en silencio las diversas fases del ritual. Hoy le toca a un fontanero, mañana a un economista, otro día a un funcionario de justicia.
En los países anglosajones y latinoamericanos, pertenecer a una logia masónica o a un club rotario, o a ambos, es imprescindible para quien desea progresar en su profesión. En España, ser rotario es un privilegio; ser masón, en cambio, más bien una inconveniencia: la represión franquista, la iglesia católica y la ignorancia general le han creado muy mala fama.
En la Masonería, a diferencia de un club rotario, hay ceremonias rituales con esqueletos y tremendos juramentos. Todo está cerrado al escrutinio público. A la esposa de Ricardo no le hace ninguna gracia que su marido se reúna en secreto con no se sabe quién y vuelva a casa con los ojos saltarines. En la tenida del solsticio de verano o del invierno ella puede lucir su vestido nuevo, pero el ambiente es un poco raro; los hombres hablan entre sí de sus cosas y las mujeres tratan de seguir como pueden los brindis de ritual: al Jefe del Estado, a todos los Jefes de Estado que protegen a la Masonería (o Rotary Internacional), al Gran Maestro (o al Gobernador del Distrito), a los masones y rotarios ausentes.
Ricardo recibió una invitación para integrarse en un club rotario, en virtud de su cualificación personal y profesional; pero no así para entrar en el templo masónico: él mismo tuvo que cursar una solicitud de iniciación a la Gran Logia Provincial, cuya dirección le ha proporcionado un amigo. Tras dos meses de espera, sin que nadie se haya puesto en contacto con él, recibe una llamada telefónica anunciándole la visita de un miembro de la logia local. Ricardo está un poco nervioso, ¿Qué podrían preguntarle? Por si acaso improvisa un cuestionario sobre su opinión acerca de la Masonería, la Iglesia Católica, la familia, el trabajo, la nación. Cuando suena el timbre de la puerta de su casa, a Ricardo se le acelera un poco el pulso. Delante de él aparece un hombre trajeado, moreno, con entradas prominentes, y una sonrisa cortés. La conversación es cualquier cosa menos un interrogatorio; Ricardo esperaba mayor agresividad por parte de aquel hombre, que se presenta como Juan Orts. ¿Por qué quiere ser masón? ¿Cree en Dios? ¿Tiene un trabajo estable? El intercambio es suave, informal, sin dirección por parte del visitante. “Ha sido un placer conocerte; pronto recibirás la visita de otro miembro de la logia.” “¿Algún problema? ¿He dicho algo que no debiera?” “No, de ningún modo. Tú tranquilo.” De nuevo el silencio durante otras cuatro o cinco semanas, o varios meses, y hasta años. Ricardo está pasando la etapa conocida como aplomación, es decir, va a ser entrevistado por tres miembros designados por el Venerable -el presidente- para informar a la logia sobre el candidato. Transcurrido el tiempo de costumbre, su nombre es sometido a una votación. Si las bolas salen blancas, se procederá inmediatamente a su iniciación. Ricardo acudirá a un lugar fijado de antemano, vestido con traje oscuro, camisa blanca, zapatos negros y corbata negra y se le invitará a entrar en la logia.
Ricardo recordará esa noche el resto de su vida. Alguien le hará pasar a una cámara de reflexión, donde se le pedirá que elabore su testamento. Más adelante sabrá que en el rito de emulación no hay cámara de reflexión, pero sí en el rito escocés, que es el que se practica en la logia a cuyas puertas ha llamado.
A continuación se le despojará de todo objeto de metal, de sus gafas doradas, de su chaqueta y del zapato de su pie derecho, donde le será colocada una zapatilla. Por último le pedirán que se suba la pernera del pantalón izquierdo hasta la rodilla, que se desabroche la camisa mostrando el pecho por el lado izquierdo, y le cubrirán los ojos con un pañuelo rojo. “¿Ves algo?” “No.” “Bien, dame la mano y, a partir de ahora, sigue las instrucciones que te den. No sueltes mi mano hasta que lo haga yo." Ricardo ha leído algo sobre las pruebas a las que va a ser sometido. Pero estar a ciegas en un lugar desconocido, guiado por una persona que le habla con voz firme y le oprime la mano y el antebrazo, cambia un poco su actitud abierta y amigable y le transforma en un ser indefenso.
Ricardo Gutiérrez ha solicitado, pues, la iniciación en la logia local, que acaba de ser instalada. No hay aquí un "principio de clasificaciones", como entre los rotarios, que impide el predominio de un grupo profesional en particular; por el contrario, la logia acoge prácticamente a todas las ocupaciones laborales provechosas y Ricardo, que trabaja para la industria del aluminio, es el único empresario del grupo y se tendrá que codear con un médico pediatra, un cirujano, dos abogados (un laboralista y un penalista), varios funcionarios, un fotógrafo y un economista. Estando obligado a asistir a todas las tenidas, su falta injustificada a cuatro consecutivas puede significar, al menos teóricamente, la pérdida de su condición de miembro, aunque la norma no es muy estricta. Cuando tenga que realizar un viaje, podrá consultar el directorio oficial, que le informará de la fecha, hora y lugar de reunión de todas las logias del mundo. Basta presentar la tarjeta de miembro (denominado pasaporte), el último recibo de afiliación, y someterse a un breve examen de reconocimiento para asistir a la reunión de cualquier logia que se encuentre a su paso.






