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La Iglesia Católica Apostólica y Romana y la Masonería.

Publicado: Dom Ago 27, 2006 1:36 am
por ixvilla
A lo largo de la historia la Iglesia católica ha condenado a la masonería, por que son asociaciones ateas y enemigas de la religión. Casi desde su aparición, la masonería generó preocupaciones en la Iglesia.

Clemente XII, en "In eminenti", había condenado a la masonería. León XIII, en su encíclica "Humanum genus", de 20 de abril de 1884, la calificaba de organización secreta, enemigo astuto y calculador, negadora de los principios fundamentales de la doctrina de la Iglesia.

En el canon 2335 del Código de Derecho Canónico de 1917 establecía que "los que dan su nombre a la secta masónica, o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica".

El delito consistía en inscribirse en determinadas asociaciones, y que estas sea alguna asociación que maquinase contra la Iglesia: se entendía que maquinaba "aquella sociedad que, por su propio fin, ejerce una actividad rebelde y subversiva o las favorece, ya por la propia acción de los miembros, ya por la propagación de la doctrina subversiva; que, de forma oral o por escrito, actúa para destruir la Iglesia, esto es, su doctrina, autoridades en cuanto tales, derechos, o la legítima potestad civil" ya habiendo determinado esto, no era difícil de imaginarse que entre las sociedades penalizadas se encontraba la francmasonería. El ingreso en la masonería era castigado automáticamente con la pena de excomunión, la pertenencia a otras asociaciones tenía que ser explícitamente declarada como delictiva por la autoridad eclesiástica en cada caso.

Las razones para condenar a la masonería eran prinicipalmente: el carácter secreto de la organización, el juramento que garantizaba ese carácter oculto de sus actividades y los complots perturbadores que la masonería llevaba a cabo en contra de la Iglesia y los legítimos poderes civiles. La pena establecía directamente la excomunión, estableciéndose además una pena especial para los clérigos y los religiosos en el canon 2336.

También se recordaban las condiciones establecidas para proceder a la absolución de esta excomunión, que consistían en el alejamiento y la separación de la masonería, reparación del escándalo del mejor modo posible, y cumplimiento de la penitencia impuesta. Las consecuencias de la excomunión incluían, por ejemplo, la privación de la sepultura eclesiástica y de cualquier misa exequial, de ser padrinos de bautismo, de confirmación, de no ser admitidos en el noviciado, y el consejo -en este caso a las mujeres-; de no contraer matrimonio con masones, así como la prohibición al párroco de asistir a las nupcias sin consultar con el Ordinario.

A partir de la celebración del Concilio Vaticano II, un incipiente diálogo entre masones y católicos hizo que la situación comenzara a cambiar.

Algunos Episcopados (de Francia, Países Escandinavos, Inglaterra, Brasil o Estados Unidos) empezaron a revisar la actitud ante la masonería; por un lado, revisando desde la historia los motivos que llevaron a adoptar a la Iglesia su actitud condenatoria, tales como su moral racionalista masónica, el sincretismo, las medidas anticlericales promovidas y defendidas por masones; y, por otro lado, se cuestionó que pudiera entenderse a la masonería como un solo bloque, sin tener en cuenta la escisión entre masonería regular, ortodoxa y tradicional, religiosa y apolítica aparentemente, y la segunda, la irregular, irreligiosa, política, heterodoxa.

Estos motivos y las más o menos constantes peticiones llegadas de varias partes del mundo a Roma, diálogos y debates, hicieron que, entre 1974 y 1983, la Congregación para la Doctrina de la Fe retomase los estudios sobre la masonería y publicase tres documentos que supusieron una nueva interpretación del canon 2335. En este ambiente de cambios, no extraña que el cardenal J. Krol, arzobispo de Filadelfia, preguntase a la Congregación para la Doctrina de la Santa Fe si la excomunión para los católicos que se afiliaban a la masonería seguía estando en vigor. La respuesta a su pregunta la dio la Congregación a través de su Prefecto, en una carta de 19 de julio de 1974. En ella se explica que, durante un amplio examen de la situación, se había hallado una gran divergencia en las opiniones, según los países. La Sede Apostólica no creía oportuno, consecuentemente, elaborar una modificación de la legislación vigente hasta que se promulgara el nuevo Código de Derecho Canónico. Se advertía, sin embargo, en la carta, que existían casos particulares, pero que continuaba la misma pena para aquellos católicos que diesen su nombre a asociaciones que realmente maquinasen contra la Iglesia. Mientras que para los clérigos, religiosos y miembros de institutos seculares la prohibición seguía siendo expresa para su afiliación a cualquiera de las asociaciones masónicas. La novedad en esta carta residía en la admisión, por parte de la Iglesia católica, de que podían existir asociaciones masónicas que no conspiraban en ningún sentido contra la Iglesia católica ni contra la fe de sus miembros.

Las dudas no tardaron en plantearse: ¿cuál era el criterio para verificar si una asociación masónica conspiraba o no contra la Iglesia?; y ¿qué sentido y extensión debía darse a la expresión conspirar contra la Iglesia?

El clima generalizado de acercamiento entre las tesis de algunos católicos y masones fue roto por la declaración del 28 de abril de 1980 de la Conferencia Episcopal Alemana sobre la pertenencia de los católicos a la masonería. Como recoge Federico R. Aznar Gil, la declaración explicaba que, durante los años 1974 y 1980, se habían mantenido numerosos coloquios oficiales entre católicos y masones; que por parte católica se habían examinado los rituales masónicos de los tres primeros grados; y que los obispos católicos habían llegado a la conclusión de que había oposiciones fundamentales e insuperables entre ambas partes:

"La masonería -decían los obispos alemanes- no ha cambiado en su esencia. La pertenencia a la misma cuestiona los fundamentos de la existencia cristiana" -Las principales razones alegadas para ello fueron las siguientes: la cosmología o visión del mundo de los masones no es unitaria, sino relativa, subjetiva, y no se puede armonizar con la fe cristiana; el concepto de verdad es, asimismo, relativista, negando la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad, lo que no es compatible con el concepto católico; también el concepto de religión es relativista -y no coincide con la convicción fundamental del cristianismo, el concepto de Dios, simbolizado a través del "Gran Arquitecto del Universo" es de tipo deístico y no hay ningún conocimiento objetivo de Dios en el sentido del concepto personal del Dios del teísmo, y está transido de relativismo, lo cual mina los fundamentos de la concepción de Dios de los católicos-

El 17 de febrero de 1981, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicaba una declaración en la que afirma de nuevo la excomunión para los católicos que den su nombre a la secta masónica y a otras asociaciones del mismo género, con lo cual, la actitud de la Iglesia permanece invariable, e invariable permanece aún en nuestros días.

Actualmente, la legislación se rige por el Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, que, en su canon 1374, señala:

"Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho".

Esta nueva redacción, sin embargo, supuso dos novedades respecto al Código de 1917: la pena no es automática y no se menciona expresamente a la masonería como asociación que conspire contra la Iglesia.

Previendo posibles confusiones, un día antes de que entrara en vigor la nueva ley eclesiástica del año 1983, fue publicada una declaración firmada por el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En ella se señala que el criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto con respecto a las anteriores declaraciones, y la nominación expresa de la masonería se había omitido por incluirla junto a otras asociaciones. Se indica, además, que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión.

Publicado: Dom Ago 27, 2006 12:30 pm
por joaquimvillalta
Q.·. H.·.
Permíteme felicitarte por este trabájo sintético sobre la relación masonería-iglesia que colea ya desde hace demasiado tiempo, y que en muchos paises, se cobró la vida de muchos QQ.·. HH.·. en el pasado. Realmente sigue siendo triste que , desde el respeto que la institución Mas.·. tiene "per se" hacia todo tipo de concepción ideológica o creencia, la iglesia se mantenga en una posición inamovible incapaz de aceptar en su seno , ya no solo los preceptos, sino a fieles masones, que los hay en gran medida. La pertenencia y seguimiento de una doctrina o fe religiosa ha de ser un acto libre y meditado sin medida alguna de presión. De lo contrario el ser humano se revela a este tipo de opresión y conductivismo. Por otra parte, desde la Mas.·. debería actuarse con exquisito respeto hacia todo tipo de creencias con independencia de que pueda pertenecerse a una Ob.·. más o menos regular o liberal. Esa forma de conducta ha sido máxima y divisa masónicas desde sus orígenes y no debemos olvidarlo. Por otro lado, la obligación en la creencia de un Dios revelado en una de estas corrientes de pensamiento sería tema para otro estudio y debate.

Prof. Joaquim Villalta

Publicado: Lun Ago 28, 2006 2:07 am
por ixvilla
Transcribo la declaración sobre la Masonería del 26 de noviembre de 1983, de Joseph RATZINGER, la fuente es la página de internet de la santa sede http://www.vatican.va/roman_curia/congr ... ic_sp.html

"CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
DECLARACIÓN SOBRE LA MASONERÍA

Se ha presentado la pregunta de si ha cambiado el juicio de la Iglesia respecto de la masonería, ya que en el nuevo Código de Derecho Canónico no está mencionada expresamente como lo estaba en el Código anterior.
Esta Sagrada Congregación puede responder que dicha circunstancia es debida a un criterio de redacción, seguido también en el caso de otras asociaciones que tampoco han sido mencionadas por estar comprendidas en categorías más amplias.
Por tanto, no ha cambiado el juicio negativo de la Iglesia respecto de las asociaciones masónicas, porque sus principios siempre han sido considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia; en consecuencia, la afiliación a las mismas sigue prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la santa comunión.
No entra en la competencia de las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas con un juicio que implique derogación de cuanto se ha establecido más arriba, según el sentido de la Declaración de esta Sagrada Congregación del 17 de febrero de 1981 (cf. AAS 73, 1981, págs. 230-241; L’Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 8 de marzo de 1981, pág. 4).

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al cardenal Prefecto abajo firmante, ha aprobado esta Declaración, decidida en la reunión ordinaria de esta Sagrada Congregación, y ha mandado que se publique.

Roma, en la sede de la Sagrada Congregación para la Dotrina de la Fe, 26 de noviembre de 1983.
Cardenal Joseph RATZINGER
Prefecto
+ Fr. Jean Jerôme HAMER, O.P.
Arzobispo titular de Lorium
Secretario."

Publicado: Lun Ago 28, 2006 2:32 am
por ixvilla
No es que quiera parecer jacobino, pero al seguir investigando sobre este tema me encontre que la motivacion utilizada por el vaticano, para canonizar a un sacerdote mexicano es el de "...Ejerció ejemplarmente su ministerio en una región atacada por la masonería, el protestantismo y un grupo de cismáticos..."

Transcribo el texto y cito la fuente:

"...DAVID URIBE VELASCO, Canonizado el 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II.

Nació en Buenavista de Cuéllar, Gro. (Diócesis de Chilapa), el 29 de diciembre de 1889. Párroco de Iguala, Gro. (Diócesis de Chilapa). Ejerció ejemplarmente su ministerio en una región atacada por la masonería, el protestantismo y un grupo de cismáticos. El militar que le apresó le propuso toda clase de garantías y libertad si aceptaba las leyes y el ser obispo de la Iglesia cismática creada por el Gobierno de la República, pero el Padre David reafirmó lo que había escrito un mes antes, y que revela toda la fuerza de su fe y de su fidelidad: «Si fui ungido con el óleo santo que me hace ministro del Altísimo, ¿por qué no ser ungido con mi sangre en defensa de las almas redimidas con la sangre de Cristo? !Qué felicidad morir en defensa de los derechos de Dios! ¡Morir antes que desconocer al Vicario de Cristo!» Ya en la prisión escribió sus últimas palabras: «Declaro que soy inocente de los delitos que se me acusa. Estoy en las manos de Dios y de la Virgen de Guadalupe. Pido perdón a Dios y perdono a mis enemigos; pido perdón a los que haya ofendido». Llegado a un lugar cercano a la estación de San José Vistahermosa, Mor. (Diócesis de Cuernavaca), fue sacrificado con un tiro en la nuca el 12 de abril de 1927..."

http://www.vatican.va/news_services/lit ... co_sp.html

Esto no es tan facil, este sacerdote participó en una guerra civil llamada "Guerra Cristera" (1926 a 1929), que se sucitó entre el Gobierno y milicias apoyadas por la Iglesia católica, en su repudio a las leyes que limitaban los derechos religiosos.

Publicado: Lun Ago 28, 2006 3:07 am
por ixvilla
Nuevamente navegando pude encontrar más propaganda contra la masonería (no es difícil) y entre estas perlas me encontré este artículo por demás inexacto en su entorno histórico, ya que en relación con las opiniones sobre la masonería nada voy a decir.

“…EMPOBRECIMIENTO DE IBEROAMÉRICA Y MASONERIA
http://www.solidaridad.net/articulo3072_enesp.htm

Debido a esta oposición a la Iglesia, vista como aliada de los indígenas (aliada de los indígenas, si eran los mayores explotadores de indígenas en México, salvo sus excepciones Zumarraga, Vasco de Quiroga, pero los Dominicos, obligaron a palos a los indios para que construyeran el convento de Santo Domingo de Guzmán en Oaxaca), la élite criolla que condujo la revolución contra la madre patria estaba profundamente contaminada por el credo masónico que dio a los movimientos de independencia un carácter de duro anticlericalismo -por no decir de anticristianismo-, que se mantuvo hasta nuestros días. Hasta el martirio de los católicos en México, por ejemplo, ocurrido en la primera mitad de nuestro siglo. Los libertadores, los jefes de la insurrección contra España fueron todos altos exponentes de las logias; por lo demás, en aquellas tierras se formó en la ideología francmasónica Giuseppe Garibaldi, destinado a convertirse en Gran Maestro de todas las masonerías. Un análisis de las banderas y los símbolos estatales de América latina permite comprobar la abundancia de estrellas de cinco puntas, triángulos, pirámides, escuadras y todos los elementos de la simbología de los «hermanos».
Resulta innegable el-hecho de que en cuanto se liberaron de las autoridades españolas y de la Iglesia, los criollos invocaron los principios de hermandad universal masónica y de los «derechos del hombre» de jacobina memoria para liberarse de las leyes de tutela de los indios. Casi nadie dice la amarga verdad: pasado el primer período de la colonización ibérica, fatalmente duro por el encuentro-desencuentro de culturas tan distintas, no hubo ningún otro período tan desastroso para los autóctonos sudamericanos como el que se inicia en los albores del siglo xix, cuando sube al poder la burguesía supuestamente «iluminada». (Mentira La Constitución de Apatzingán, del Sacerdote y H:. José María Morelos y Pavón, prohíbe la esclavitud en México, y es muy difícil olvidar como utilizaron los curas a los indios como bestias de carga y como los esclavizaron en las minas y en sus conventos)
Al contrario de lo que quiere hacer creer, la leyenda negra protestante e iluminista, la opresión sin límites y el intento de destrucción de las culturas indígenas comienzan cuando la Iglesia y la Corona abandonan la escena. Desde entonces se inicia una obra sistemática de destrucción de las lenguas locales, para sustituirlas por el castellano, idioma de los nuevos dominadores que proclamaban haber asumido el poder «en nombre del pueblo». Pero era un «pueblo» constituido sólo por la exigua clase de los terratenientes de origen europeo. (En realidad esta eliminación de las lenguas locales la realizó el gobierno virreinal con ayuda de la iglesia, ya que de otra forma no podrían convertir a todos los indios al catolicismo, ni enseñarles los oficios necesarios por los conquistadores, afortunadamente no se logro esta tarea, y en México se siguen hablando lenguas autoctonas)
A partir de entonces aparecen las medidas que nunca se habían implantado en el periodo colonial para impedir el mestizaje, la mezcla racial y cultural. Mientras la Iglesia aprobaba y alentaba los matrimonios mixtos, los gobiernos liberales se opusieron a ellos y, con frecuencia, los prohibieron. (claro que se prohibían los matrimonios interraciales, si no cuando iba a ser bien visto por la iglesia que un indio se casara con un español o un criollo)
Se comenzó así a seguir el ejemplo poco evangélico de las colonias anglosajonas del Norte, donde también, y no por casualidad, fue la masonería la que guió la lucha por la independencia. Se creó entonces un frente común entre las logias de la América septentrional y la meridional, primero para vencer a la Corona de España y después, a la Iglesia católica. De este modo nació la dependencia -que marcará toda la historia y que continúa hasta hoy- del Sur con respecto al Norte. Resulta curioso ver cómo los progresistas que señalan las culpas de la colonización católica española denuncian, al mismo tiempo, la dependencia de Estados Unidos de la América latina; es evidente que no se dan cuenta de que su doble protesta encierra una contradicción: mientras pudieron, los reyes de España y los papas fueron los grandes defensores de la identidad religiosa, social y económica de las zonas «católicas». El «protectorado» norteamericano quedó determinado por los criollos, «los ricos colonos que quisieron deshacerse de las autoridades españolas y religiosas para poder llevar a cabo sin impedimentos sus negocios». Así dice Franco Cardini a propósito de los norteamericanos cuya ayuda, a menudo oculta, solicitaron los «hermanos» en lucha contra la Corona y la Iglesia: «Baste recordar los desmanes que acompañaron la hegemonización de la zona panameña y la guerra de Cuba a finales del siglo xix; baste recordar el constante apoyo norteamericano al gobierno laico mexicano que desde hace décadas mantiene una Constitución que, con su contexto más que anticlerical, anticatólico, humilla y ofende los sentimientos de la mayoría del pueblo mexicano (Aquí es donde demuestran su total ignorancia, la Constitución de 1917, implementa entre su articulado los derechos de los trabajadores, de los campesinos, la educación laica, la libertad de culto, la prohibición de las iglesias de participar en política, y el pueblo no estaba ofendido, en realidad esa carta magna surgió como consecuencia de la revolución de 1910), y cuando se perfilaba la posibilidad de que algo cambiara, EE. UU. apoyó a bandidos como Venustiano Carranza.(Ignorantes, por que bandido el Presidente Carranza, por ser H:.? además la supuesta persecución a la que se refieren, se llevo a cabo años después del asesinato de Carranza y en el gobierno de Plutarco Elías Calles) Y no movieron un solo dedo durante la sanguinaria persecución anticatólica de los años veinte.» Ya se sabe que hoy en día el gobierno norteamericano favorece y financia el proselitismo de sectas protestantes que tiene el efecto de apartar al pueblo de sus tradiciones de casi medio milenio, lo cual constituye una grave violación de la cultura.
Los esfuerzos «racistas» realizados después de la salida de España quedaron plasmados simbólicamente en el arte; mientras que antes las dos culturas se habían entrelazado maravillosamente, dando vida a las obras maestras del barroco mestizo, con la llegada al poder de los iluministas volvieron a separarse. La extraordinaria arquitectura de las ciudades coloniales y de las misiones fue sustituida por la arquitectura de imitación europea de las nuevas ciudades burguesas, en las que ya no había sitio para los pobres indios. (Por eso destacaron en México indios como Benito Juárez García e Ignacio Manuel Altamirano, verdad?)…”

Publicado: Mar Jun 10, 2008 3:37 pm
por Alcalá Galiano
La oposición de la Iglesia y su condena lo atribuyo motivado por aspectos esotéricos,profanos,esto es todo lo relativo a arrogarse el monopolio de la Verdad para ejercer un control social,económico y político como todos sabemos ha hecho durante mucho tiempo,y en cierta forma ejerce aún en ciertos paises de forma más insidiosa.Una institución que es jeráquica,no puede admitir a un rival de la categoria de la Masoneria que hace tambalear las bases de este poder terrenal eclesiástico al demostrar que la Perfección del individuo nace de la absoluta libertad, y no de la ataduras a preceptos y a jerarcas tan alejados del mensaje evangélico;"La Verdad os hará libres" dijo San pablo.
como ironía puedo añadir que si el Canón 1374 dice que condena toda asociación que conspire contra la Iglesia, deberian de empezar por las Cofradías y Hermandades,tema que conozco muy bien, porque éstas sí que "conspiran".
Saludos y pax