Fraternidad Masónica

El templo

Ahí estas como virgen, esperando la consagración;
Pero pariste, en la oscuridad secreta de la noche,
hombres de amoroso y guerrero corazón.
Ahí estas, impávida, soberana, solitaria pero no sola.
Por ti hincaron rodillas a tus pies seres de gran temple
Llevando por doquier tus sagradas formas luminosas
Construyendo templos a tu semejanza y en tu honor,

Ahí estas, ante los impíos egoístas…que pretenden someterte!
Acá estamos ante ti, los de siempre, otros rostros
otros cuerpos, otras vidas, pero las mismas almas…
¡Que en la eternidad juramos defenderte!

Soy el hombre, entre Dios y la Natura,
como un puente de luz, sobre el abismo.
En las profundidades de mi mismo,
la alegre claridad de un Sol fulgura.

Detrás del antifaz el alma pura,
esfuma con amor el egoísmo. Oculta
mi verdad con simbolismo, me siento
Creador y criatura.

Yo soy Él, él es Yo: lo que está encima
a lo que está debajo, igual se rima;
de materia y de Dios Yo soy alado.

Dios-Hombre y Hombre-Dios sin divisorio:
Arriba Soy Espíritu incorpóreo, abajo
Soy Espíritu encarnado.


Fuente: Adoum, J., Poderes: El libro que Diviniza, Ed. Kier

Los Caballeros de Cristo apenas oyen el clarín da la señal de ataque, dejan súbitamente su natural benignidad y parecen gritar con el salmista: ¿No he odiado, Señor, a los que te aborrecían? ¿No me he requemado ante la conducta de tus enemigos? Y así cargan sobre sus adversarios, cual si entrasen en un rebaño de corderos, sin que, a pesar de su escaso número, se intimiden ante la cruelísima barbarie e ingente muchedumbre de las huestes contrarias.

Bernardo de Claraval (LOA A LA NUEVA MILICIA TEMPLARIA)