Josep Corominas i Busqueta
He encontrado una entrevista que le hicieron en el 2004 a quien fue Gran Maestro de la Gran Logia de España, Josep Corominas i Busqueta, y que pueden leer aquí:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad ... isoc_8/Tes
En ella, quien fuera Gran Maestre desglosa el estado de la Masonería en ese año. Hoy, cinco años después, se estima que en España habemos un millar más de masones.
A la hora de seleccionar un párrafo, y a modo de centrar la entrevista, remarco el final de la misma escrito por el periodista Juan G. Bedoya, pues centra bastante bien lo que se comenta en ella:
Acusada de todos los males y perseguida con saña, la masonería española ha levantado cabeza con gran dificultad, rodeada de toda clase de prejuicios. Pero hubo un tiempo en que fue numerosa y muy poderosa. Sólo en la primera legislatura de la II República se sentaron en las Cortes 135 diputados del Grande Oriente y 16 de la Gran Logia, o sea, 151 sobre 470 parlamentarios. Con mucho, la minoría más numerosa, la "superminoría masónica" se la llamó entonces.
Con alguna razón se dijo que la República fue en gran medida una operación masónica. Masones fueron seis presidentes del Consejo de Ministros (Azaña, Casares, Martínez Barrio, Portela, Samper y Lerroux), 20 ministros y 14 subsecretarios. Y masones eran 21 generales, entre ellos Cabanellas. Así que el golpe de Estado militar de 1936 pretendió, también, un desnucamiento radical de la masonería, en paralelo con la eliminación de los partidos políticos que la sostuvieron.
Nota:
Las divisas de la Masonería: Libertad, Igualdad y Fraternidad no cuadran bien con los totalitarismos. Por ese motivo a lo largo de la historia la Masonería ha sido perseguida por regímenes dictatoriales tanto de derechas como de izquierdas.
En España se han confiscado bienes, encarcelado, impuesto sanciones económicas y condenado a muerte por el simple hecho de ser masón.
Después de la guerra, en 1940, se dictó la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Los masones no podían tener un empleo o cargo público y eran condenados a penas de cárcel que iban entre veinte a treinta años de prisión (para los grados superiores), y de doce a veinte (para el resto).