MAHA PARAMAMBO SUTRA
Una biografía del Muy Venerable Maestro Mambo
Así he oído:
El muy venerable maestro Mambo nació en un país subdesarrollado del Sur, durante el reinado de la dinastía Men Dez, bajo la influencia del nuevo orden mundial gestado en el Norte.
Su adorada madre le dio a luz en un vetusto sanatorio, en medio de una feroz huelga de médicos.
Al ver la luz de la sala de partos comprendió que era su último renacer y dejando caer su cuerpo y mente se abrió paso con vigor. Era tal su decisión y voluntad que fue a parar directamente al piso, allí se alzó sobre sus dos piernas rollizas, caminó siete pasos al Norte, catorce al Sur, veintiocho al Este, y al dirigirse al Oeste tropezó y cayó al suelo golpeándose muy fuerte. Fue entonces cuando abriendo su boca y usando su poder paranormal de hablar en lenguas dijo: “¡Ohh God! ¡I have a little body!
Este fue su Primer Hecho
A la edad de veintinueve años era soltero y sin mujer. Trabajaba en una oficina quince horas por día y alquilaba un pequeño cuarto donde dormía y compartía el baño con otros inquilinos. Día y noche su mente se mantenía enfocada en la única cuestión que le daba motivación para vivir, un profundo recuerdo fijado en el inconsciente a través de vidas y vidas de práctica, búsqueda, profundización, un mensaje grabado a fuego por su maestro.
En la oficina, ensobrando cartas, en la pizzería Ninja, en su cama, día y noche, minuto a minuto, solo había lugar para el Gran Koan que acaparaba su atención:
- el maestro había dicho: “¿Cómo cuernos saldrás de esto?”
En ese tiempo cuatro sucesos ocurrieron y transformaron su vida puliendo su karma y disparándole hacia su destino:
* Le aumentaron el alquiler y ya no pudo pagar.
* Su TV se descompuso definitivamente.
* La vecina del 4to. piso se mudó.
* El portero le miraba siempre muy mal.
Mambo comprendió entonces: La vida es sufrimiento
Este fue su Segundo Hecho
Pleno de deseo de realización partió en busca de maestros que le guiaran a través del Gran Camino. Entrenó y estudió en las más variadas disciplinas espirituales de la época: Aerobic, Streching, Fisicoculturismo, Paddle, Marketing, Zapateo Americano, y hasta Secretariado Ejecutivo. Mas no halló consuelo para su inquietud espiritual y se sentía estancado en su Koan.
Cansado de todo, deprimido, entregado al fin, tomó su mochila y se fue a Río. Acomodó una bolsa con cascotes que estaba por allí, y se sentó bajo un árbol con la firme determinación de alcanzar la Iluminación Suprema. Luego de siete días sentado sin comer ni beber ni dormir, fue rescatado semimuerto por un indigente ebrio que andaba por allí.
Este fue su Tercer Hecho

(del blog de Andreu Buenafuente)
Años pasaron de intensos peregrinajes, búsquedas sin fin.
Un día paseando por el mercado, oyó hablar en susurros de un extraño y exótico lugar prohibido llamado “El Dragón Rojo”. Pleno de excitación, intuyendo íntimamente que eso era, armó su mochila y partió a pie. Tardó ciento ocho días en llegar. Cruzó rutas, avenidas, la pampa, la sierra, ríos y montañas. Al fin llegó semimuerto de cansancio. Contempló el río correr danzante, las flores azules, los dientes de león, y comprendió que si no comía algo iba a morir sin alcanzar su objetivo. Decidió cruzar la ruta, apenas tres metros lo separaban de su sueño esencial, pero las piernas no le respondieron, agotadas por el esfuerzo se detuvieron en la mitad de la ruta y ya no pudo avanzar. En ese momento venía a toda velocidad una moto antigua conducida por un extraño hombre de barba y atropelló a Mambo que se encontraba paralizado en medio de la ruta. Malherido y agotado Mambo se halló en el piso y abriendo sus ojos se encontró con el rostro extraño del hombre de barba que lo miraba con curiosidad. Con su último aliento y deseoso de morir en paz Mambo preguntó: “¿Es este el famoso Dragón Rojo?”. El hombre de barba dijo: “¡Huummmm!”. Al oír este sonido Mambo experimentó como si un inmenso bloque de hielo se hubiera derretido en su interior y con él se hubiesen disuelto todas sus dudas. Sudando y en lágrimas hizo Sampai ante la moto antigua, y ante el extraño hombre de barba y escribió en el asfalto con un tarro de pintura que estaba por allí:
Si no lo ves, la vida es un bloque sólido, sufrimiento sin fin.
Si lo ves, la vida es como una burbuja, como un sueño,
y no puedes sino balbucear acerca de ello.
Ahora dime: Si no lo ves y no no lo ves, ¿Qué es?
Este fue su Cuarto Hecho
Luego de alcanzada su iluminación Mambo se quedó junto al extraño hombre de barba durante cincuenta años, profundizando la Visión Sin Fin.
Unos meses antes de morir escribió el Mambokan, La Barrera Sin Mambos, para el beneficio de los diez mil seres en los tres tiempos y en las diez direcciones. Luego de saludar a sus discípulos y compañeros subió a la moto, símbolo de la transmisión, y partió a la eternidad.

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